Hasta hace bien poco, el Jazz -definido como “el hermano mayor del blues”, por BB King; “el tipo de hombre que no te gustaría para tu hija”, por Duke Ellington; y “una palabra blanca para definir a la gente negra”, por Nina Simone; no tenía Día propio en nuestro calendario. Nuestra Organización internacional de referencia en celebraciones universales remedió este imperdonable olvido, en 2001, declarando el 30 de abril como Día internacional del Jazz. Después de una primera y exitosa edición en 2012 y de una segunda más discreta en 2013, el jazz vuelve hoy, Miércoles 30 de abril de 2014, con más ritmo, si cabe (menos en Madrid), gracias al prometedor mensaje inaugural de la Directora General de la UNESCO, irina Bokova: “El jazz, que fue una de las mayores expresiones culturales del siglo XX, está cautivando ya el espíritu del siglo XXI. En tiempos de cambio e incertidumbre, necesitamos más que nunca el poder del jazz para reunir a las personas y reforzar por los valores comunes”. Pero, exactamente, ¿qué es el “poder del jazz”?

   Dios me libre contestar yo solita a esta pregunta cuando numerosos cantantes músicos, musicólogos y entendidos han intentado definirlo, durante más de un siglo. Por ejemplo, para el pintor francés Henri Matisse (1869-1954): “El Jazz es ritmo y significado”; para nuestro poeta universal Federico García Lorca (1898-1936): “Las únicas cosas que Estados Unidos ha dado al mundo son los rascacielos, el jazz y los cocktails”; para el compositor John Philip Sousa (1854-1932): “El Jazz durará mientras la gente lo escuche a través de los pies y no del celebro”; para el pianista y compositor estadounidense Herbie Hancock (1940): “El Jazz trata acerca de estar en el momento presente”; para el saxofonista estadounidense Steve Lacy (1934-2004): “El Jazz es como el vino. Cuando es nuevo, es solo para expertos; pero cuando envejece, todo el mundo lo quiere”; y para el guitarrista mexicano Carlos Santana (1947): “El Rock es una piscina, el jazz es todo un océano”. Entonces, claro, después de todas estas definiciones y declaraciones de intenciones, cualquiera se atreve a añadir algo... al menos que queramos saber de dónde nos viene la palabra “Jazz”.

   Nada más entrar esta pregunta en cualquier motor de búsqueda, multitudes de opciones desfilan ante nuestros ojos sedientos de encontrar la verdad. Todos los expertos (y no solo blogueros) están de acuerdo en que la mismísima palabra “Jazz” es fruto, como su esencia, de la improvisación y que se convirtió, con el tiempo, en una convención para que todos supiéramos de lo que estábamos hablando. Sin entrar en el debate sobre “la cuestión racial, colonial y opresora de la etiqueta ‘Jazz’”, abierto por el trompetista estadounidense de jazz Nicholas Payton, entre otros, se barajan las siguientes hipótesis sobre el origen etimológico de la palabra universal “Jazz”: podría venir del nombre de pila masculino de un esclavo llamado “Jas” que “trabajaba” en una plantación de algodón, en el sur de los EE.UU., en 1820; del apodo “Jasbo”, utilizado para designar a los músicos de Nueva Orleans, el siglo XIX; del verbo francés “jaser” [cotorrear] para describir la conversación que mantienen los instrumentos entre ellos; del verbo coloquial “to jazz” [copular, como traducción muy fina], utilizado en los bajos fondos de Chicago, a principios del siglo XX; o de la expresión “Jazz-Belles”, pronunciado “Jezabel” por los francófonos de Nueva Orleans para hablar educadamente de las prostitutas.

   En cuanto a su origen práctico y practicado, existe una anécdota que pone a todo el mundo de acuerdo. Un noche de 1916, en el Schiller’s Café de Chicago, “un grupo de músicos, The Original Dixieland Band, tocaba una música heredada del ragtime, del blues, de las marchas militares europeas que desfilan en New Orleans... De pronto, un cliente ebrio se puso de pie y gritó a modo de provocación (con connotación claramente sexual): “Jass it up, boys!”. Aquel cliente borracho acababa de ponerle, sin saberlo, el nombre perfecto a esa música endiablada” (y al blog que nos cuenta esta historia). Según Rafael (del blog Jazz Net), a partir de aquella noche, el club nocturno contrató a aquel fiel parroquiano “para que gritara, en el momento adecuado, noche tras noche, su “jass it up, boys!”. Pronto la banda fue denominada “Stein’s Jass Band” pero, por una errata de imprenta, apareció, más tarde, como Original Jasz Band, de ahí cambió a Jaz y, por fin, adoptó la definitiva ortografía de Jazz”.

   Finalmente, el compositor estadounidense George Gershwin (1898-1937) nos ofrece hoy la conclusión perfecta: “En cierto modo, la vida es como el jazz... es mejor cuando improvisas”... y, hoy en día, la verdad, es lo que toca... ¡Feliz vida, perdón, Día del Jazz!

PD: Ah y, si te preguntas porqué se celebra el Día internacional del Jazz el 30 de abril, ¡nosotras también! Una posible explicación es que se descartó la fecha de nacimiento de los más famosos músicos o cantantes de jazz para no ofender a nadie. Otra opción que se baraja es que el 30 de abril de 1957, entró en vigor la Convención suplementaria sobre la abolición de la esclavitud y la trata de esclavos, en plena euforia “klukluxiana” y debates sobre los derechos civiles, en EE.UU. ¿Who knows?

Referencias útiles:
DíA iNTERNACiONAL DEL JAZZ 2014 en Madrid:

¿CUÁNDO? El Miércoles 30 de abril de 2014.

¿QUÉ Y DÓNDE? Oficialmente y hasta prueba de lo contrario, no hay nada programado. Entonces, si te gusta el Jazz, ¡improvisa tu propio homenaje!

Para saberlo todo sobre el DíA iNTERNACiONAL DEL JAZZ, conéctate a la web en español de la UNESCO (también en Facebook y Twitter).

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