A Paco se le llena la boca cuando habla de su abuelo: “Era el dependiente más veterano de la pastelería La Mallorquina” cuando, a sus 31 años, decidió independizarse y montar un negocio por su cuenta. Después de recorrer locales y locales, encontró este comercio-vivienda, le puso su apellido y, en 1931, fundó Casa González, la maravillosa tienda-restaurante, situada en el corazón del Barrio de las Letras de Madrid.

   El emprendedor manchego, nacido en Alcubillas (Ciudad Real) a principios del siglo XX, “era un líder nato, él fundó la Asociación de Comerciantes de la época y también se hizo con la clientela más adinerada de Madrid, como el Marqués de Cubas y otros nobles de la época”. Sin embargo, cuando se corrió la voz de que en la trastienda de Casa González se reunían socialistas y que se pasaban consignas, de nada le sirvieron sus conocimientos ni sus amistades para evitar la cárcel durante la guerra y la postguerra y pasó ocho años entre rejas. Fue casi una década en la que su mujer y sus hijas sacaron la tienda adelante con ayuda del padre de Paco, el actual propietario: “El escaparate de la tienda se adornaba con ficticios, que en realidad eran paquetes de escayola. No había nada de nada, mi padre era funcionario de Telefónica y, al terminar sus horas de trabajo, subía a la sierra en su OSSA 250 y compraba lo que pillaba: lentejas, judías, patatas... Después, mi madre y mis tías las vendían en Casa González”.

   A su salida de la cárcel, poco a poco, el abuelo de Paco se fue especializando en quesos, embutidos y vinos y, hoy, esta tienda-taberna de toda la vida tiene la oferta más amplia de la capital de productos gourmet y 150 vinos nacionales para tomar o llevar a casa. En Casa González se puede comprar 150 gramos de fondant de pato al oporto o 300 de Parmesano Grana Padano; o sentarse, a ser posible, en la mesita que hay más próxima al escaparate y observar el ir y venir de trabajadores, amas de casa o estudiantes en bicicleta, mientras devoras una tosta de jamón braseado con queso gallego fundido y pimentón, acompañado por un buen vino. “Aquí no se pide un chato de vino, se pide el vino con nombres y apellidos”, aclara rápidamente Paco, gran defensor de las bodegas “que se lo curran, tanto la cosecha como la etiqueta de sus botellas. Bodegas que lo tienen más difícil para destacar y sin embargo, logran unos caldos excelentes. Tenemos hasta 45 botellas abiertas de vinos riquísimos que se pueden degustar copa a copa,” asegura el tabernero.

   La crisis ha afectado a Casa González como a muchos otros negocios del barrio, pero Paco, su propietario, tiene muy claro cómo salir adelante: “La idea es que la gente pueda seguir comprando y consumiendo, no doblamos los precios, el margen de beneficio cada vez es más pequeño, pero preferimos ganar menos y que la gente entre y consuma”.

   El 50% del público que visita Casa González es extranjero ya que, tanto en todas las ediciones del Lonely Planet como en el Guide du routard, es calificado como lugar imprescindible: “Habrán pasado por aquí sus guías, pero nunca dijeron nada, nosotros nos enteramos de que nos recomendaban por casualidad”, afirma orgulloso. Su cliente preferido es el anglosajón: “El inglés, el alemán o el australiano está más informado y acepta sugerencias sin miedo. Los rusos desconfían de todo y mojan una tosta de queso de cabrales en el café con leche sin despeinarse”, ríe Paco, que se maneja con fluidez en inglés y francés.

   Define al español como un consumidor con miedo: “Vendemos muchas medias raciones, mucho vino en copas. A mí, ahora, me piden lo que nunca me han pedido. Viene una pareja y pide dos vasos de agua y una tosta para compartir, cuatro amigos que toman dos tostas y un vino por cabeza… Lo que no hace nunca el español es quedarse en casa, necesitamos salir e interactuar”. El tabernero tiene especial cariño a los vecinos del barrio, el Barrio de las Letras, “un barrio muy barrio, de toda la vida”. Guarda a sus vecinos los huesos del caldo y hay quien le acerca una tacita, que admite encantado.

   Paco recuerda cuando, a la vuelta del colegio, pasaba por la tienda y robaba bombones si su abuelo no le veía y cuando, en su adolescencia, se ganaba unas perrillas trabajando como chico de las recados y repartiendo cestas en Navidad. Estudió Ingeniería Técnica Agrícola en la Complutense y emigró a Latinoamérica, donde trabajó durante 15 años en Construcciones y Contratas. “Nunca me desvinculé del negocio, era marchante de vinos y seguía en contacto con mis tías. Cuando se jubilaron mis tías, mis hermanos y yo nos quedamos con el negocio”, cuenta quien no deja ni un solo día de investigar nuevos productos. Morteruelo de Cuenca, Jabalí guisado de Ciudad Real, Queso Brie de Meaux, Pollo de la Abuela… Dice que muchas veces se pregunta qué pensaría su abuelo del presente de Casa González… No cabe ninguna duda de que estaría muy orgulloso de él.

PD: Por segundo año consecutivo, la Unión Española de Catadores pone en marcha la II Gastro Bacchus , una ruta gastronómica única de Tapas y Vinos, en la que participa, junto a 14 locales más, la Casa González:

¿CUÁNDO? Desde el Miércoles 12 hasta el Martes 18 de marzo de 2014.

¿QUÉ Y CUÁNTO? Tapa + 1 Vino: 4 euros. En Casa González: una tosta de sobrasada con miel y un vino de Madrid.

¿DÓNDE? En Casa González y en 14 locales más del Barrio de Las Letras. Consulta la lista de los establecimientos participantes en el Facebook de GASTRO BACCHUS.

                                                                   (De Carla, el 12 de marzo de 2014)

Referencias útiles:
CASA GONZÁLEZ
Calle de León, 12
28014 Madrid
914 295 618
M Antón Martín

Horario:
De Lunes a Jueves: de 9h30 hasta medianoche.
Los Viernes y Sábados: de 9h30 hasta la 1h de la madrugada.
Los Domingos: de 11h a 18 h.
PD: Abierto todos los días del año.

Para seguir los pasos gastronómicos de CASA GONZÁLEZ, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

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