Pasear por la Plaza Mayor es dar probablemente con la calle Postas y acabar con la nariz pegada al escaparate de La Camerana. Sin saberlo, estaremos contemplando casi dos siglos de historia. La que se cuenta con lo que escondemos. Con la ropa interior que ha dado calor y ha vestido a diario a cinco generaciones de españoles.

   La Camerana es casi un monumento más del centro. Una parada obligada para turistas y un negocio que ocupa el decimocuarto puesto entre los más antiguos de la capital. Todo, gracias a cinco generaciones de una familia que, año tras año, ha mantenido viva una tienda que arrancó en 1850, en la calle Montera. Un negocio familiar especializado en ropa interior, prendas térmicas y tallas grandes. Y, más de siglo y medio después y ubicada ahora en la calle Postas, su secreto -según Carlos Sánchez, el actual propietario- es el milagro del trabajo diario. Eso, y un local de 200 metros con una situación privilegiada y un sótano gigante que esconde mucho material e historias por contar.

   Han pasado guerras, repúblicas y todos los bandos y partidos políticos. En sus paredes figuran recuerdos de épocas pasadas que si pudieran hablar nos contarían la evolución del gusto nacional en esto de los paños menores. Porque sus prendas bien podrían ser el mejor resumen de la ropa blanca, de casa o interior. Desde los calzoncillos de tela hasta los tobillos, al último modelo de tanga. Todo se vende en La Camerana. Y muchos de sus fieles clientes lo son porque sólo aquí encuentran esa camiseta que usaban de jóvenes o los únicos guantes que mantienen sus manos en calor.

   Aquí se visten abuelos y nietos, e igual que los dueños pasan el testigo a sus hijos, los clientes heredan el hábito de comprar en este establecimiento. Monjas, universitarios, extranjeros despistados que piensan que España es todo sol hasta en diciembre, gentes de provincia y nombres ilustres. Aquí se han vestido por dentro el presidente del Consejo de Ministros en la República, Claudio Sánchez Albornoz, del que recuerdan hasta su talla de cuello: una 50. También el premio Nobel de medicina, Santiago Ramón y Cajal, el dramaturgo Alfonso Paso, la cantante Maria Dolores Pradera o el actor José Luis López Vázquez. A todos los han atendido los mismos empleados, algunos unidos al negocio más de cinco décadas y otros, como uno de sus cajeros, cobrando a los clientes durante cuarenta y ocho años después de sustituir a su padre cuando murió.

   Empleados y clientes fueron conquistados por los mismos principios de servicio, calidad y precio que, Don Basilio Sánchez, abuelo de Carlos, supo transmitir. Un hombre pionero que apostó e innovó al usar materiales y tejidos desconocidos hasta entonces en España. Fue él quien consiguió, a principios del siglo pasado, la distribución en exclusiva del Doctor Rassurel, una ropa interior francesa equivalente a las camisetas térmicas de ahora. Lo recuerda el diploma que luce en la tienda y que concedió la casa real a esta marca por sus tejidos higiénicos. Junto a él, el título de Empresario Ejemplar que, en 1950, le otorgó el Sindicato Provincial Textil a Don Basilio o el documento que acredita a La Camerana como la empresa número 140 en España en solicitar el registro de marca comercial.

   El abuelo de Carlos daba mucha importancia a la publicidad y sabía que estar conectado de manera inmediata le podía salvar más de una venta. Fue de los primeros en tener número de teléfono, el 1423 y también dirección telegráfica, lo más avanzado entonces ya que era lo único que llegaba al momento. Su buen hacer hizo crecer este imperio y durante un tiempo contó con tres locales en Madrid. Uno en Arenal -especializado en señora y caballero-, otro en Mayor -para niños- y otro en Postas -centrado en el hogar. Todos bajo el nombre de La Camerana, el mejor homenaje a la tierra, pues así llaman a las mujeres de la Sierra de Cameros, en la Rioja, de donde proviene esta familia de empresarios. Un gentilicio, como muchos de los que, por entonces, daban nombre a los negocios en Madrid: la Asturiana, la Zamorana o la Camerana… tiendas con las que familias de provincia probaban suerte en la capital y querían dejar constancia de sus raíces.

   Su público era real, igual que lo es ahora, y no quisieron quedarse en lo que imponían las marcas. Su propósito era satisfacer a todos, sin distinción corporal y por eso se especializaron también en tallas grandes. Su mejor representante y ya símbolo de La Camerana, es un maniquí panzudo que preside desde hace décadas su escaparate con gesto de recién levantado o de caer rendido. “Panzudo” ha sido protagonista de innumerables fotos de curiosos y turistas, pero también de programas de tele, películas y videoclips.

   Ahora, como entonces, el negocio continúa y han sabido adaptarse. Los proveedores, en su mayoría artesanos de Cataluña o Valencia, han sido engullidos por las grandes fábricas de India o China. Y el futuro es complicado por falta de relevo generacional. Pero La Camerana sigue vendiendo y sonando. Porque todo vuelve, las modas, las prendas, los materiales y las necesidades. Si en su momento esta tienda notó el auge de las calefacciones al ver descender sus ventas. Ahora, el precio de la luz y la crisis han provocado un aumento en la compra de batas y prendas de abrigo.

   Porque algunas cosas no cambian. Y lo que abriga, abriga. Y su maniquí panzudo seguirá reinando en la calle Postas y de vez en cuando algún cliente, antiguo o heredado, soltará en tono cantarín aquello de: Para camisetas de lana, la Camerana.

PD: Su maniquí panzudo protagonizó en 1970 un capítulo del programa de televisión Especial Pop de Valerio Lazarov para TVE. Nunca estuvo tan bien acompañado como aquel día, rodeado de conejitas Play Boy que bailaban a su alrededor al ritmo del tema "Incredible George", de The Pebbles.

                                                      (De Lidia Martín, el 28 de febrero de 2014)

Referencias útiles
LA CAMERANA
Calle Postas, 16
28012 Madrid
913 664 470
M Sol

Horario:
De Lunes a Viernes: de 9h30 a 13h30 y de 16h30 a 20h.
Los Sábados por la mañana: de 9h45 a 13h30.
Los Sábados por la tarde: cerrado de febrero a septiembre y de 16h30 a 20h, de octubre a enero.

Para saber más sobre LA CAMERANA, conéctate a su web y a su Facebook (aunque reconoce que no lo actualizan mucho).

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