Vivimos inmersos en la vorágine de nuestra ciudad, una ciudad maravillosa, pero también contaminada. Respiramos el vértigo del día a día, la prisa de la rutina, los tubos de escape de los vehículos y el humo de nuestras cabezas sin descanso. A veces, es bueno pararse y llenar los pulmones de aire fresco, de bocanadas de verde y naturaleza. Esta es, precisamente, la promesa que cada año me hago a mi misma: “Voy a salir a disfrutar del verde (y no me refiero a la verdura)”. Nunca la cumplo porque termino por convencerme de que la ciudad no es el campo. Pues bien, para no poder poner esa excusa nunca más, he recopilado unas cuantas excursiones accesibles a cualquier urbanita, porque a pesar de que Madrid es cemento y ladrillo, también tiene escapadas maravillosas esperándonos:

1. Un paseo por El Pardo
   El caudal del río Manzanares nos encauza hacia el monte. Ni en su comienzo, ni en su final, sino en su medianía. Ahí es donde comienza nuestra excursión. Acostumbrados a ver cómo envejece y va muriendo, entre colores gris asfalto, este río capitalino; descubrir su lozanía al atravesar el Pardo es una sorpresa imperdible. Arrancamos a la altura del Puente de los Capuchinos (diseñado por el arquitecto Francesco Sabatini en el último tercio del s.XVIII) y desde ahí nos dirigimos a conquistar la presa de El Pardo. Por el camino, siguiendo el sendero llegamos hasta la Ermita del Cristo de Pardo, cuya imagen merece que hagamos un parón en el texto.

   El Cristo yaciente de El Pardo fue concebido por el escultor vallisoletano Gregorio Hernández, en respuesta al encargo de Felipe III para conmemorar el nacimiento de su primogénito. La imagen llegó a Madrid en 1615, cuando el rey la donó al convento de Capuchinos de El Pardo, donde permanece. Por su capilla han pasado a venerarla todos los reyes de España y las más altas personalidades, además de los plebeyos.

   Dicho esto, volvemos a nuestra excursión. Por el margen izquierdo del rio: álamos, sauces, patos, garzas, gamos, aire puro y agua fresca. Si elegimos el margen derecho, más abrupto y salvaje, Tras una caminata de una hora ¡Hemos llegado a la presa! ¡A disfrutar!
PD nº1: La imagen del Cristo de El Pardo ha salido dos veces de su capilla: durante la invasión francesa, para ser escondida, y en 1936, para ser llevada a lugar seguro durante la guerra civil española. La imagen regresó a la capilla en octubre de 1939.

2. Ruta de la Fuente de la Campanilla (en la ilustración)
   No me refiero a la amiguita pequeña de Peter Pan sino a la fuente situada en pleno Navacerrada. Este excursión funciona tanto en verano (verde) como en invierno (blanca) eso sí, ¡bien abrigaditos y equipados!

   El Bosque de la Barraca, es un bosque de pinos de la cuenca alta del Manzanares, a los pies de La Bola del Mundo y La Maliciosa, en la Sierra de Guadarrama. El recorrido se inicia, desde el aparcamiento del Valle de la Barraca a 1.400 mts. de altura, a través de una pista que pasa junto al Embalse del mismo nombre. En 15 minutos de marcha habremos llegado a un área acondicionada con mesas, bancos y merenderos. Nos tomamos un bocata de tortilla (u otra cosa) y reanudamos camino. Tan sólo 40 minutos después, un cartel nos desvelará la dirección correcta hacia la Fuente de la Campanilla. Si lo seguimos atentos, en 10 minutos habremos llegado. Una vez allí, los más deportistas podrán escalar las paredes de los murallones de la Cuerda de las Buitreras… no os asustéis por el nombre, que ¡de carroña no tienen nada!
PD nº2: Duración: 50 minutos, solo ida.
Distancia: 2 km.
Desnivel: 200 metros.
Dificultad: baja 
Edad recomendada: a partir de 8 años. Se aconseja llevar ropa y calzado cómodos de acorde a la época del año. Hay agua en todo el recorrido.

3. Ruta de la Laguna Grande de Peñalara
   ¿Qué no tienes tiempo? Pues esta rutita sólo ocupa una hora, son 3 kilómetros que nos conducirán hasta la Laguna de Peñalara, una de las joyas naturales de Madrid.

   Salimos del Puerto de Cotos, hacia el Mirador de la Gitana donde observaremos la Cordillera de Cuerda larga. El Mirador tiene zona de descanso y una curiosa estructura de piedra octogonal que indica los diferentes picos y alturas de las montañas de la zona. Con todos esos datos, reanudamos la marcha hasta el Circo de Peñalara. No esperéis encontrar leones, tigres y elefantes, tampoco domadores o trapecistas; el Circo constituye el mejor ejemplo de relieve glaciar de la Región. Hace unos 18.000 años, los hielos cubrían esta zona de la Comunidad de Madrid, con capas que llegaban a tener hasta 300mts. de espesor. Cuando los hielos se fueron (mucho antes del desafortunado cambio climático que estamos viviendo), dejó como recuerdo un molde glaciar para la posteridad. Así que, tenemos que aprovecharlo.

   Seguimos caminando, todo recto, pasando junto a un chozo de vigilancia del parque, guiando nuestros pasos a través de pasarelas de madera alcanzamos nuestra meta: La Laguna Grande de Peñalara.

   En el camino habremos disfrutado de su variada flora y fauna (en Peñalara conviven más de 100 especies de anfibios, aves, reptiles y mamíferos) al igual que lo hacen los más de 100.000 visitantes que tiene el Parque natural cada año. ¿Vas a perdértelo?

                                                         [De Noemí, el 18 de diciembre de 2013]

Referencias útiles:
EL PARDO
Salida: Puente de los Capuchinos
Acceso:
- en bus: 601 (desde Moncloa)
- en coche: desde la M-30 o la M-40, desvío a la M-605 dirección El Pardo

FUENTE DE LA CAMPANiLLA
Salida: a los pies de la Bola del Mundo
Acceso: en coche, A-6 hasta Villalba, desvío hacia el Puerto de Navacerrada, desvío por la M-607 (dirección Colmenar Viejo) hasta el área recreativa y el aparcamiento del Valle de La Barranca.

LAGUNA GRANDE DE PEÑALARA
Salida: Puerto de Cotos
Acceso:  en coche, por la M-601, desvío dirección Rascafría por la M-604 hasta el aparcamiento del Puerto de Cotos.

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