Tengo que ir a Venecia porque, digan lo que digan, hagan lo que hagan, un día se va a hundir. Estoy tan segura como de que la torre de Pisa acabará cayéndose y las dos torres de la Plaza de Castilla de Madrid abrazándose. Como una diosa que se remoja plácidamente en la laguna, Venecia se deja contemplar por millones de visitantes que la miran extasiados cada año.

   Tengo que ir a Venecia porque, cada vez que se abandona Venecia, el visitante deja en ella un trocito de cada uno de sus cinco sentidos: la vista, para recordar sus calles, sus edificios, sus barcas, sus vaporetos, sus góndolas, su agua de color sospechoso y sus gentes, que parecen no darse cuenta de que viven en un trozo del planeta que no se asemeja a ningún otro; el oído, para escuchar cantos de gondoleros, el batir del agua contra los viejos muros empapados, los gritos de los  pájaros que se elevan para ver el panorama desde lo alto; el olfato, para percibir un olor que sorprende, mezcla de podredumbre y flores, perfume de entierro de lujo, de góndolas negras con motivos dorados que cruzan con sigiloso cuidado bajo los puentes; el tacto para acariciar las piedras, para colocar ambas manos en la balaustrada contemplando el Puente de los Suspiros, para acariciar las máscaras de carnaval en los puestos de Rialto, para pasar la mano, incrédula, por el martirizado pavimento de San Marcos; y el gusto para saborear una copa en Harri’s, un desayuno en el Danieli, un capuchino en el Florian o un plato de pasta que haría resucitar a la mismísima Peggy Guggenheim (una norteamericana coleccionista de arte que compró una casa en Venecia, al otro lado del Puente de la Academia, ahora convertida en Museo, un personaje muy importante en la sociedad veneciana).

   Tengo que ir a Venecia antes de que se hunda para recorrer sus  calles estrechas y sinuosas, para introducirme en un pasadizo con la esperanza de descubrir algo maravilloso al otro lado, no importa el qué, para respirar el olor del incienso en una vieja iglesia que aparece de repente en una ubicación inesperada, para mirar durante horas las flores descolgadas de un balcón, para tocar la piedra teñida de negro por el agua y los siglos, para soñar observando los palazzos desde una góndola…

   Es Mi Petit Propósito, mi pequeño gran propósito para el 2014: ir a Venecia antes de que se hunda.

PD nº1: Se está intentando salvar Venecia con el Proyecto muy bien denominado “Moisés” (ya que en cuestión de agua, el profeta demostró su sabiduría). Se trata de un sistema de diques, situado en el fondo, en las bocas de la laguna, con compuertas que pueden elevarse, de manera que, cuando hay riesgo de agua alta forman una barrera y defienden la laguna de tal avalancha de agua.

PD nº2: Resulta imprescindible recorrer la ciudad a pie y desde el agua en el Gran Canal (el más grande e importante de todos los canales de Venecia):

- Empieza tu visita por la Plaza de San Marcos y la Basílica.

- Prueba las olive ascolane, la mozzarella in carroza y un buen spritz (aperitivo típico Veneciano) en la Rosticcería Gislon, un restaurante popular situado a tiro de piedra del puente de Rialto.

- Entra en el Palacio Ducal y dentro de él, quédate con la boca abierta en la Sala del Maggior Consiglio con la impresionante, inmensa pintura de “El paraíso”, de Tiziano.

- No pases por alto la Scuola Grande di San Rocco, decorada con las pinturas en techo y paredes de Tintoretto, ni la Basílica de Santi Giovanni e Paolo, con las tumbas de los veintisiete dogos que gobernaron la ciudad.

- Prueba un helado en la Suso Gelatoteca, una de las mejores heladerías de Venecia. Pídete el de Quella, una praliné de chocolate con Nutella encima, la especialidad de la casa… Lo encontrarás en San Marco 5453, Campo San Bartolomeo.

- No puedes marcharte de Venecia sin acercarte a la Basílica de Santa María de la Salute, cuya fiesta, que conmemora el fin de la peste se celebra ahora, el 21 de noviembre, a la Academia, a la Fenice, al Museo Correr, a Santa Maria de la Salute y al Museo de Peggy Guggenheim… ¡Son tantas cosas las que se pueden ver! Definitivamente, tienes que ir a Venecia...

                                                       [De Carla, el 09 de diciembre de 2013]

Referencias útiles:
Si decides visitar Venecia durante las Fiestas del Carnaval, no te olvides de que, al estar vinculadas a las de la cuaresma, las fechas van cambiando. Te dejamos las fechas de los 3 próximos años:
- Carnaval de Venecia 2014: desde el Sábado 22 de febrero hasta el Martes 04 de marzo de 2014.
- Carnaval de Venecia 2015: desde el Sábado 07 de hasta el Martes 17 de febrero de 2015.
- Carnaval de Venecia 2016: desde el Sábado 30 de enero hasta el Martes 09 de febrero de 2016.

PD: ¡Muchas gracias a Joaquín González Dorao por dejarnos utilizar una de las acuarelas de su Cuaderno de Viaje sobre Venecia para ilustrar esta reseña!

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