Sheila Blanco creció rodeada de música gracias a sus padres, auténticos melómanos, que hicieron de los vinilos su ocio, con tardes enteras cantando en familia. Su madre (de voz privilegiada que no llegó a explotar) alentó a sus tres hijas a que cursaran estudios de piano y canto en el conservatorio, y Sheila, la menor, tras varias vueltas de vida, acabó dedicándose a estas disciplinas, rindiendo así homenaje a las mujeres de su estirpe y hoy, Jueves 5 de abril de 2018, a las injustamente olvidadas poetas de la Generación del 27, en el Instituto Cervantes de Nueva York, con un repertorio de sus poemas cantados y musicados con piano para darles, más que nunca, la voz que merecen.

   La salmantina de 36 años aún recuerda las sesiones hogareñas de The Beatles, Simon and Garfunkel o The Animals, un estilo que contrastaba con su formación clásica y con el sonido, que luego escucharía en el instituto, de grupos como Radiohead, pero también Joni Mitchell. ¿A pesar de o gracias a? esta mezcla explosiva, llegado el momento de elegir, Sheila (en la ilustración) optó por estudiar Comunicación Audiovisual, y antes de terminar la carrera, se vino a Madrid para realizar unas prácticas en la Cadena Ser y no regresó.

   Aunque en Salamanca había hecho sus pinitos con algunos conciertos en bares, en la capital Sheila se centró en su carrera como periodista hasta que sus amigos y músicos Andrés Sudón y Javi Montes, conscientes de que no podían perderla, le hablaron del proyecto Cantautores de Lavapiés, y lograron que Sheila retomara la música en su tiempo de ocio y volviera a componer.

   Fueron varios años compaginando el trabajo que le daba de comer con la pasión que saciaba sus inquietudes, y en 2009, tras un tiempo trabajando en televisión, un parón se convirtió en su oportunidad cuando Sheila decidió hacer la transición y apostar por fin por la música. Por primera vez creía que podía vivir de su voz, se atrevió a dejar aparcados los medios de comunicación (a los que curiosamente volvería como coach vocal en La Voz Kids) y se hizo acompañar de la formación argentina Toch.

   Sheila siguió creando y aprendiendo, se metió en un coro góspel, perfeccionó técnica de canto y armonía moderna, trabajó para estudios de publicidad, y a finales de 2010, tras escuchar que su admirada Larry Martin Band buscaba cantante, se presentó, lo logró y pasó a formar parte de la escena del jazz, aprendiendo y curtiéndose como nunca sobre el escenario.

   Llegó así otra etapa movida en su carrera, en especial en 2012, cuando Sheila editó su primer álbum de estudio, titulado “Sheila Down”; viajó a Eurovisión como corista de Pastora Soler; empezó a dar clases como profesora; participó en programas de radio; e incluso fue protagonista de una flashmob con los chicos de Carne Cruda, que se convirtió en viral, hasta que hace un par de años una amiga la llevó a la presentación de Las Sinsombrero, un documental basado en el libro de Tania Balló.

   Las Sinsombrero recoge la historia de ocho mujeres pensadoras y artistas españolas, desde pintoras a escritoras, diseñadoras o ilustradoras de la Generación del 27, para dar visibilidad a unas mujeres que en los años 20 empezaron a reivindicarse como tal. De hecho, el nombre viene dado por un acto simbólico de Federico García Lorca, Salvador Dalí, Margarita Manso y Maruja Mallo, que en plena dictadura de Primo de Rivera retaron al pensamiento encorsetado de una época en la que las damas solo podían ser madres y amantes esposas, quitándose el sombrero en plena Puerta del Sol para liberar así sus ideas e inquietudes. Algo hoy en día inocente, pero que entonces fue considerado todo un acto trasgresor y, para sus protagonistas, un espejismo que duró poco, pues el estallido de la Guerra (in)Civil y el franquismo posterior borraron de un plumazo a estas mujeres y su lucha.

   Aquel documental removió a Sheila, en cuya cabeza aún retumbaban las palabras de Ouka Leele con motivo de su instalación “Un cruel banquete. PourQuoi?”, en la que la fotógrafa denunciaba el feminicidio en República del Congo: lo importante es aportar algo propio, por pequeño que fuera, para cambiar las cosas. Entonces, cuando unos meses más tarde cayó en manos de Sheila Peces en la tierra, la antología de mujeres poetas en torno a la Generación del 27de Pepa Merlo, ya no hubo marcha atrás.

   Sheila empezó a leer, a investigar y a buscar poemas descatalogados con ansia para olerlos y saborearlos. Sentía una gran responsabilidad y pensó que si era capaz de encontrar una música que sumar a aquellas palabras, una melodía que acompañara aquellos poemas para llegar así a más gente, lo habría logrado.

   El resultado de este proceso son ocho temas musicados de ocho mujeres poetas del 27, aunque entre todas hubo una que, reconoce Sheila, le tocó en especial. Fue Ernestina de Champourcín (1905-1999), la poetisa de Vitoria que huyó con su marido republicano por la costa del Levante, y pasó por Barcelona y Toulouse hasta llegar a París. Allí un diplomático mexicano les invitó a vivir en su país, y tras 40 años en el exilio y viuda, regresó a España en el más absoluto anonimato y plasmó en un poemario, llamado Primer exilio, sus recuerdos, su viaje y sobre todo los pensamientos que se agolparon en su cabeza al pisar de nuevo una España aún franquista y que nada sabía de ella.

   Ahora es Sheila la que le da voz, la mejor de sus armas para recordarnos la lucha, la creación y la vida de estas mujeres extraordinarias.

                                           (De Lidia Martín, el 05 de abril de 2018)

Referencias útiles:
SHEiLA BLANCO en NY

¿CUÁNDO? El Jueves 05 de abril de 2018, de 18h a 21h.

¿QUÉ? Presentación de ocho poemas de poetas de la Generación del 27, cantados y musicados con piano por Sheila Blanco, dentro del III Kerouac Festival de NYC, en el que también participan Raúl de Nieves (con una performance artística sobre el arte en el mundo de la moda), The Haiku Guys (con escritura de haikus ad hoc), Bob Holman (y su poesía beat en inglés), Marcos de la Fuente (y su poesía beat con instrumentales de música electrónica), Bonafide Rojas (y su poesía nuyorican en inglés), José Luis Landaeta (con una performance pictórica de poesía sobre lienzo), Francisco Castro (y su poesía en gallego), Lupita Hard (con un video performance), y Vanesa Álvarez (con una acción poética).

¿DÓNDE? En el Instituto Cervantes de Nueva York (ver la ilustración)
211-215 East 49th Street
10017 Nueva York

¿CUÁNTO? Entrada libre.

Para seguir los pasos (re)creativos de SHEiLA BLANCO, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

PD: Ah y los próximos 20 y 21 de abril de 2018, a las 21h, Sheila Blanco presentará el disco “Puro Gershwin”, junto al guitarrista Chema Saiz y el pianista Federico Lechner, en la sala Bogui (Calle Barquillo, 29) de Madrid.

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