Es el mejor ejemplo de cómo los estados, las ciudades y sus ciudadanos pueden llegar a ser desagradecidos con personas que han dedicado su vida a hacer su existencia más cómoda y agradable.

   Nacido en Italia, pero afincado en la Corte española por invitación de Carlos I de España y V de Alemania, Juanelo Turriano (1500-1585) fue un importante ingeniero y relojero, que creó instrumentos de gran precisión y obras públicas de las que disfrutaron muchas regiones españolas, pero fue una de esas obras, un ingenio hidráulico para llevar agua desde el Tajo hasta la ciudad de Toledo, la que acabaría arruinándole por la mezquindad de las autoridades españolas, que no quisieron abonarle los gastos de construcción y, además, le exigían que se ocupase de los costes de mantenimiento.

   Con motivo de la inauguración, casi cinco siglos después de su muerte, de la muestra en su homenaje, organizada por la Biblioteca Nacional, he aquí (Mi Petit) Diccionario sobre la vida y obra de un inventor que llegó a ser comparado con Leonardo Da Vinci o Arquímedes.

ARRUiNADO A pesar de ser un brillante ingeniero, admirado por los reyes españoles y responsable de obras de gran importancia para la Corte, Juanelo Turriano (en la ilustración) murió completamente arruinado. Sus problemas económicos comenzaron cuando el Ayuntamiento de Toledo le encargó hacer una obra para llevar agua al Alcázar, fortaleza militar de la ciudad. Una vez finalizado el proyecto, el Ejército no quiso compartir el agua con el resto de la ciudad y, en consecuencia, el Ayuntamiento no quiso abonar el dinero de los costes. Cuando Turriano reclamó el dinero al Ejército, sus responsables dijeron que ellos no habían encargado la obra y que, por tanto, no iban a pagarla. Al final, los unos por los otros, la casa sin barrer y Juanelo, en la ruina.

BERRUGUETE, ALONSO Hijo del pintor Pedro Berruguete, Alonso fue una de las figuras destacadas de la escultura renacentista en España. Estudió en Italia, donde conoció a artistas como Miguel Ángel o Bramante, y llegó a ser citado por Vasari en su Vidas de artistas. A su regreso a España, se instaló en Valladolid, donde realizó numerosas tallas religiosas, pero también pasó largas temporadas en Toledo para hacer la sillería de la catedral de la ciudad. Su presencia en Toledo en la misma época en la que estaba allí Juanelo Turriano hizo que, durante mucho tiempo, se atribuyera a Berruguete el único retrato escultórico que existe del ingeniero. Sin embargo, estudios posteriores afirmaron que el busto había sido hecho por Pompeo Leoni. Dicho busto, que forma parte de la colección del Museo de Santa Cruz de Toledo, ha sido cedido temporalmente para la exposición “Juanelo Turriano, genio del Renacimiento” de la Biblioteca Nacional.

CONVENTO DEL CARMEN El 13 de junio de 1585, Juanelo Turriano falleció en Toledo completamente arruinado. Su cuerpo fue enterrado, casi como obra de misericordia, en el Convento del Carmen Calzado. Situado en los terrenos adyacentes a la Iglesia de Santa María de Alfizén, este convento fue en el que estuvo encarcelado San Juan de la Cruz y del que se fugó en 1577. Durante la Guerra de la independencia, las tropas napoleónicas quemaron y destrozaron el lugar que, años después, fue completamente demolido haciendo desaparecer definitivamente los restos del inventor.

DRAGADORA Algunos de los primeros proyectos, que cimentaron la fama de Juanelo Turriano como ingeniero, fueron la construcción de una grúa para uso militar que permitía elevar rápida y fácilmente cañones, así como una dragadora destinada a achicar el agua de la laguna de Venecia.

ESCORiAL, EL Cuando Juan de Herrera estaba construyendo El Escorial, propuso a su amigo a Juanelo Turriano que diseñase las campanas del monasterio. Se cree que el ingeniero, además de llevar a cabo ese encargo, ayudó a Herrera en el diseño y construcción de las grúas con las que se levantó el edificio y asesoró en la fabricación de los relojes.

FERRERO, JESÚS El escritor zamorano, conocido por libros como “Bélver Yin (), Opium () o Las trece rosas (), publicó en 2000 el libro Juanelo o el hombre nuevo, una novela histórica, ambientada en el Toledo del siglo XVI, con elementos de ciencia ficción, ocultismo y alquimia, en los que tiene un papel destacado el Hombre de palo, el famoso autómata de Turriano.

GRECO, EL El pintor Domenikos Theotokopoulos, más conocido como El Greco, por haber nacido en Grecia, se afincó en la ciudad de Toledo, donde estaba la Corte española en el siglo XVI. Entre 1598 y 1599, el Greco pintó dos cuadros titulados “Vista de Toledo” que, en la actualidad, se conservan en el Metropolitan Museum de Nueva York y en el Museo de El Greco de Toledo. En ambos cuadros, se puede ver la construcción de piedra en cuyo interior estaba el mecanismo del llamado “Artificio de Juanelo”, una obra de ingeniería hidráulica...

HiDRÁULiCA Juanelo Turriano pasó a la historia por ser el inventor y desarrollador del “Artificio de Juanelo”, una asombrosa obra de ingeniería hidráulica pensada para subir agua desde el cauce del Tajo hasta el Alcázar de Toledo. Más de 100 metros de altura entre el lecho del río y la fortaleza, que el inventor italiano salvó con un complejo sistema de cucharas que iban haciendo ascender el agua poco a poco hasta conseguir mover más de 15.000 litros de agua al día. Ese invento, que lo convirtió en una celebridad de su tiempo, fue justamente el que acabó arruinándolo por no poder cobrar nunca el coste de las obras. A pesar de todo, el invento de Juanelo fue de tal importancia que varios poetas lo citaron en sus versos. Lope de Vega hace referencia a él en su obra “El amante agradecido”, cuyos versos dicen: “A Toledo volveremos. / Veré la Iglesia mayor, / de Juanelo el artificio”. Góngora lo recuerda cuando dice: “¿Y aquél, quién es, que con osado vuelo / A la casa del Rey le pone escalas? / El Tajo, que hecho Ícaro, a Juanelo, / Dédalo cremonés, le pidió alas. / Y temiendo después al Sol el Tajo / Tiende sus alas por allí debajo”.

iTALiA Juanelo Turriano nació en Cremona en el año 1500. Su nombre verdadero era Janello Torriani, pero lo cambió cuando llegó a España en 1556 reclamado por Carlos I para que se ocupase de sus relojes y de algunas obras de ingeniería de la Corte.

JUVENTUD La biografía de Juanelo Turriano es confusa. Unos autores afirman que procedía de una familia de molineros y que apenas tenía formación. Otros sostienen que su padre tenía una situación económica más o menos desahogada y pudo costearle unos estudios. En lo que casi todos coinciden es que, en su juventud, Turriano entró a trabajar en un taller de herrería en el que se fabricaban piezas para relojes. Interesado por su funcionamiento, pronto se convirtió en aprendiz de relojero, demostrando una gran capacidad para diseñar mecanismos. Posteriormente, se estableció de forma autónoma, y comenzó a recibir encargos de importancia, como la renovación de los relojes del Torrazzo (la torre-campanario de la catedral) de Cremona, antes de ser contratado por Carlos I.

KiLÓMETROS Para poder llevar el agua desde el cauce del Tajo hasta el Alcázar de Toledo, el Artificio de Juanelo tenía una longitud de casi 3 kilómetros. Una dificultad que se añadía a la de tener que salvar el desnivel de 100 metros, que existía entre el lecho del río y la parte más alta de la ciudad.

LEONARDO DA ViNCi Juanelo Turriano ha sido comparado en muchas ocasiones con el genio florentino, hasta el punto de ser llamado “el Leonardo da Vinci de Toledo”. Si bien Turriano no pintaba ni esculpía, lo cierto es que, al igual que Da Vinci, realizó obras de ingeniería, autómatas, relojes, obras hidráulicas, ingenios para poder volar y un invento que se asemeja bastante a una ametralladora.

MOSQUiTOS A petición de Carlos I, Juanelo Turriano emprendió una serie de obras en el recinto del Monasterio de Yuste, donde el monarca decidió retirarse a pasar sus últimos años de vida. Ente esas intervenciones, se encontraba una serie de estanques que, debido a un fallo de diseño, provocaron que las aguas se estancasen, proliferasen los mosquitos y la zona se tornase un poco insalubre. Quiso el azar que uno de esos mosquitos picase al monarca, lo contagiase de paludismo y le acabase provocando la muerte después de un mes con fiebre, dolores y agonía. Hay que señalar que, independientemente de los mosquitos, el monarca, que no llevaba precisamente una vida frugal y estaba afectado de gota y otras enfermedades, tampoco tenía un futuro muy halagüeño.

NACiONAL, BiBLiOTECA “Juanelo Turriano, genio del Renacimiento” es el título de la exposición que hoy se inaugura en la Biblioteca Nacional. La muestra, comisariada por Cinzia Galli y Gema Hernández Carralón, está organizada con la colaboración del Comune de Cremona, ciudad en la que nació Turriano, e incluye piezas procedentes de museos italianos, toledanos y de los fondos de la propia biblioteca, que atesora libros y manuscritos del cremonense.

ORGAZ Es conocido que El Greco aprovechaba sus cuadros para incluir en ellos mensajes ocultos por diversión o para burlar a las autoridades políticas y religiosas de la época. Algunos autores han encontrado figuras de perros escondidas entre sus nubes; otros afirman que, en su famoso cuadro “El entierro del Conde de Orgaz”, el pintor griego incluyó al Hombre de palo, el famoso autómata creado por Juanelo Turriano. Se encontraría a los pies del niño, que aparece en primer plano en la parte izquierda del lienzo.

PALO, HOMBRE DE Se cuenta que, asolado por la pobreza, Juanelo Turriano creó un autómata al que se conoció popularmente como “El hombre de palo”. Según diferentes fuentes, no del todo probadas, el muñeco con aspecto antropomorfo y ataviado con ropa semejante a la de un monje, recorría las calles de Toledo pidiendo limosna a los transeúntes, daba las gracias cuando la recibía, y después, regresaba a la casa de su amo. Otras versiones afirman que el muñeco existió, pero que no caminaba, que se quedaba pidiendo en una de las calles de la ciudad, pero que sí agradecía las limosnas. Independientemente de las exageraciones, el autómata existió, y en su recuerdo, hay en Toledo una calle y un instituto público que llevan por nombre El hombre de palo.

QUEMADO Los inventos de Turriano eran tan innovadores para su época que muchos pensaron que eran fruto de la magia y el ocultismo. Por esa razón, la Inquisición inició un proceso contra él del que fue finalmente absuelto gracias a la intervención de El Greco. Lo que ni Turriano ni el Greco consiguieron salvar fue El hombre de palo que, se supone, fue destruido, aunque las versiones difieren: unos dicen que fue quemado y otros que fue lapidado.

RELOJERO Carlos V nombró a Juanelo Turriano Relojero de la Corte. El italiano construyó, entre otras obras, el Mocrocosmo y el Cristalino, dos piezas que eran capaces de indicar la posición de los astros en cada momento del día. Según escritos de la época, el Cristalino “era una esfera de metal armilar, cubierta por un cristal, en el cual un zodiaco tiene su propio movimiento”. Tras la muerte de Carlos V, Juanelo Turriano continuó siendo Relojero de la Corte, pero a diferencia de su padre, Felipe II no era tan aficionado a esos ingenios. Por esta razón, el italiano se limitó a labores de mantenimiento y reparación de los modelos existentes sin crear nuevas piezas. Cuando Turriano falleció, algunos de sus relojes fueron desmontados para conocer el secreto de su funcionamiento. Ninguno de los que corrieron esa suerte pudo ser montado de nuevo posteriormente, y se acabaron perdiendo.

SMiTHSONiAN iNSTiTUTiON El Smithsonian Institute es un centro de educación e investigación dependiente del Gobierno de los Estados Unidos cuya sede principal está en Washington. En sus fondos, se encuentra un autómata fechado hacia 1560 y procedente de Alemania o España. Algunos expertos creen que podría tratarse del Hombre de palo de Juanelo Turriano que, en contra de lo que se creía, se habría salvado de ser destruido. En este vídeo, es posible ver el funcionamiento del autómata que, si fuera del de Turriano, es asombroso que funcione con semejante exactitud después de casi cinco siglos.

TiBi A finales del siglo XVI, Felipe II atendió las peticiones de los habitantes y agricultores de la zona de Alicante, y construyó un pantano en la zona de Tibi. La obra le fue encargada a Juanelo Turriano, que tardó 14 años en concluirla. El resultado fue un embalse con un muro de más de 60 metros de largo y más de 40 de alto que, durante tres siglos, fue la obra de ingeniería civil más alta de Europa. En la actualidad, ya no es la obra más alta, pero sí el pantano más antiguo del Continente.

URGENCiAS Existen testimonios escritos que describen a Juanelo Turriano como una persona hosca, de difícil humor y con una peculiar forma de trabajar. Al italiano no le gustaban las urgencias, las presiones ni las prisas. Trabajaba a su aire y solo daba las obras por acabadas cuando él lo consideraba oportuno.

VEiNTiÚN Los veintiún libros de los ingenios y máquinas es una obra atribuida a Juanelo Turriano, aunque algunos expertos discuten dicha autoría. Sea como fuera, la Fundación Juanelo Turriano publicó por primera vez este libro en formato facsímil, según el manuscrito, que se conserva en los archivos de la Biblioteca Nacional. El libro, profusamente ilustrado con más de 500 dibujos, consta en la edición de la Fundación de 5 volúmenes. Uno de ellos contiene el texto de Turriano y los otros cuatro las transcripciones y traducciones al castellano y al inglés. La edición, extremadamente cuidada para satisfacer los estándares de calidad de los coleccionistas, cuesta 1.000 euros.

WORMS El rey Carlos I de España era también el V de Alemania. En 1518, el monarca llegó a Barcelona pero, durante varios años, estuvo viajando entre España y Alemania para gobernar el Sacro Imperio Romano Germánico. Una de las ciudades claves del imperio fue Worms, donde en 1521 se reunió la Dieta que declaró proscrito a Martin Lutero. Juanelo Turriano realizó numerosos viajes a Worms, Augusta o Innsbruck para entrevistarse con el rey e informarle de los avances de los encargos que el italiano estaba llevando a cabo en España.

XIII, GREGORiO Aunque fue un papa opuesto a cualquier modernización en el seno de la Iglesia y un defensor a ultranza del Concilio de Trento, Gregorio XIII pasó a la historia por haber realizado una innovación que dura hasta el presente: la creación del calendario gregoriano, que es el que rige actualmente en Occidente. Gregorio XIII consideró que era necesario crear un calendario más exacto que sustituyera al juliano, que databa desde el año 46 antes de Cristo y había sido implantado por Julio César. Para llevar a cabo esa labor con éxito, Gregorio XIII llamó a expertos como el astrónomo jesuita Christopher Clavius y a Juanelo Turriano. Finalmente, el 24 de febrero de 1582 el papa promulgó una bula que establecía que, después del 04 de octubre de 1582, seguiría el viernes 15 de octubre de 1582.

YUSTE En 1556, Carlos I de España y V de Alemania decidió retirarse a Yuste, un pequeño monasterio de la provincia de Plasencia construido en 1402. Para adaptar el lugar a las necesidades del monarca, Carlos I pidió a Juanelo Turriano que acometiera unas obras de ampliación, entre ellas los fatídicos estanques (mencionados en “Mosquitos”). En la actualidad, las estancias del monasterio, donde residió el monarca, se expone un lienzo de Miguel Jadraque que representa a Carlos I atendiendo asombrado a las explicaciones de Turriano sobre un par de pequeños autómatas que el italiano ha colocado sobre una mesa. Estos autómatas eran unos de los muchos juguetes que el Turriano creó para el monarca, al que también hizo unos pájaros mecánicos que imitaban el vuelo subiendo y bajando por unos cables.

ZURBANO En la primera planta del nº41 de la calle Zurbano de Madrid, se encuentra la Fundación Juanelo Turriano, una institución fundada en 1987 por José Antonio García-Diego, cuyo objeto fundacional es “la promoción y difusión del estudio histórico de la Técnica y de la Ciencia especialmente todo lo relacionado con la Historia de la Ingeniería”. Esa labor se realiza a través de, entre otras actividades, la organización de exposiciones, la edición de libros, la concesión de becas y la organización de cursos.

                                      (De Eduardo Bravo, el 06 de febrero de 2018)

Referencias útiles:
JUANELO TURRiANO, GENiO DEL RENACiMiENTO

¿CUÁNDO? Del Jueves 08 de febrero al Domingo 06 de mayo de 2018, de Martes a Sábado, de 10h a 20h, y los Domingos y Festivos, de 10h a 14h.

¿QUÉ? La exposición “Juanelo Turriano, genio del Renacimiento” sitúa el inicio de una de las trayectorias profesionales más fascinantes de la mecánica renacentista en su contexto histórico. La historia de un individuo que hoy puede comprenderse mejor gracias a una serie de descubrimientos documentales que permiten además describir toda una época. De este modo, Juanelo será el guía que nos conduzca a través de un momento crucial en la narración de los orígenes de la Modernidad: el momento histórico que algunos, dejándose llevar por la retórica de la época, denominaron “Edad de lo Nuevo”, situada entre el Renacimiento y la Revolución científica.

¿DÓNDE? En el Museo de la BNE (ver la ilustración)
Paseo de Recoletos, 20-22
28001 Madrid
915 807 800
M Colón / Serrano

¿CUÁNTO? Actividad gratuita.

Para saber más de la muestra, conéctate a la web de la BNE (también en Facebook y Twitter).

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