Sí, es posible hacer un donut artesanal y delicioso sin usar ni una sola gota de leche o mantequilla animal, y ni tan siquiera huevos. Lo ha logrado Joanna Espinel (retratada aquí), una joven inquieta de 33 años, nacida en Holanda, de madre caribeña y padre portugués, y criada entre Alemania y España. Con esta mezcla y una cabecita cargada de experiencias, cinco idiomas y poco miedo a los cambios, Joanna, vegana desde hace más de una década, se dejó llevar un día por un antojo de este dulce, y el gesto de elaborar uno vegano que pudiera comer, se transformó con los años en un negocio en pleno barrio de Conde Duque que agota todos los días existencias y reúne a una comunidad de fieles, sanos y golosos seguidores. 

   Contra todo pronóstico, Joanna estudió diseño industrial y ejerció como tal en empresas como Nike. Le costó poco tiempo darse cuenta de que aquello no era lo suyo, y se volcó en la música, un hobby que llevó a más componiendo y cantando de forma autodidacta. No le fue mal ya que, bajo el nombre de Sumera (se llama Sumera Joanna), sacó un disco con Warner, de un estilo que ella misma define como pop electrónico oscuro y underground.

   Lo de los donuts, en cambio, fue otro cantar. Joanna aún recuerda sus tardes ayudando a su madre, propietaria de una empresa de catering, intentando entre fogones y masas ‘veganizar’ sus recetas. Al veganismo llegó por puro convencimiento, y aunque sabía que serlo al 100% sería complicado, lo intentó en todos los aspectos de su vida más allá de rechazar lo que proviniera de animales. Toda una filosofía que incluye también no contaminar, no vestir con ropa de marcas que escondan explotación laboral tras sus precios o no usar cosméticos testados por animales. Pero el donut llegó por un capricho.

   En efecto, ante la ausencia de oferta para saborear un donut de los que tomaba cuando era pequeña, Joanna cocinó el suyo propio y, orgullosa del resultado, lo compartió con sus padres y hermano. Luego, llegaron algunas celebraciones de familiares y amigos donde sus roscas triunfaron, y así, con la satisfacción de cierto éxito, Joanna decidió probar suerte y ponerlas a la venta en la plataforma online Etsy, especializada en productos hechos a mano. ¡Arrasó! Aquel mismo día de mayo de 2017 tuvo varios pedidos y, desde entonces, los donuts invadieron su vida.

   Los pedidos fueron aumentando, y Joanna, sin carnet de conducir, se dio cuenta de que no podía seguir tirando de su gente para realizar las entregas. Además, se negaba a hacerlo con algunas empresas de servicio a domicilio por no compartir sus condiciones de trabajo, y así, sin muchas más opciones, montar su propio local se le presentó como la única solución.

   Nada más empezar su búsqueda por el centro de Madrid, tuvo un flechazo con una tienda de decoración y muebles del barrio de Conde Duque. Enamorada de su ubicación y estética, en agosto de 2017, Joanna hizo el traspaso, y en octubre, abrió sin saber muy bien cuántos donuts hacer. Se fijó 100 para el estreno, y ¡cuál fue su sorpresa cuando el primer día se encontró, al llegar, una larga cola de gente esperando! Su única convocatoria había sido anunciarlo en su Facebook personal, pero acostumbrada a la música, donde la gente dice que acude y luego no va, nunca pensó que aquella respuesta positiva fuera a ser tan real, y aún más, superarla. En 40 minutos, agotó lo que había cocinado, y tuvo que capear con decenas de clientes enfadados que, espera, con el tiempo hayan sabido perdonar su falta de previsión (o su exceso de humildad).

   Joanna usa leche vegetal, mantequilla vegana, prescinde del huevo, y por supuesto, de conservantes, colorantes o aditivos. Elabora sus delicias junto a su madre en un obrador de Alcobendas, a mano, con paciencia y mimo, y en la medida de lo posible, usando ingredientes ecológicos y de temporada. Entre sus sabores, hay clásicos como el peanut butter choc, es decir, de chocolate con un toque de cacahuete y topping casero también de cacahuete; el relleno de manzana, que es de los más demandados; de plátano y cubierto de cacahuete; de chocolate intenso con pistacho y sal ahumada; o de arce con coco ahumado, uno de los que más sorprende.

   En la actualidad, sigue innovando en sabores, y ahora quiere probar con cabello de ángel y agua de rosas mezclado con pistacho y chocolate, una novedad que testará con unos clientes de lo más variados, desde la comunidad vegana fiel a vecinos del barrio, gente de paso, turistas y algún que otro despistado que simplemente quiere un dulce, pero no tiene idea de que la delicia que está tomando es vegana.

   Cree Joanna que Deslish es el único local de este tipo en Madrid, donde también ofrece cafés, tés y zumos, que claro está, siguen la misma línea vegana. Y mientras agota los 500 donuts, que puede llegar a vender un sábado cualquiera, trabaja para tener la reserva online para recoger en tienda, y crear sus propio sistema, acorde con su filosofía, para la entrega a domicilio.

PD: Ah y ¡no te pierdas el concierto de Sumara de la mano de Joanna, el Viernes 16 de febrero de 2018, a las 10h, en el programa La Corrala (de Cristina S. Barbarroja) en Radio M21.

                                                 (De Lidia Martín, el 06 de febrero de 2018)

Referencias útiles:
DELiSH VEGAN DOUGHNUTS (en la ilustración)
Calle del Cristo, 3
28015 Madrid
M Plaza de España / Noviciado / San Bernardo

Precios:
- Unidad: 2,50 euros;
- Caja de 4 donuts: 9,50 euros;
- Caja de 6 donuts: 14 euros.

Horario:
- De Miércoles a Viernes: de 11h a 14h y de 15h30 a 20h;
- Los Sábados: de 10h30 a 18h;
- Los Domingos: de 10h30 a 16h.

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