Hace 41 años, el 22 de mayo cayó en lunes. En los kioscos las portadas tradicionales se estremecían para hacer hueco a la llegada de una revista nueva. Se llamaba Interviú, y en su portada, una desconocida mujer morena, con aires de española aunque parece que la modelo era británica, posaba con un top humedecido y translúcido color “segunda piel” y unos botines. Nada más. Adiós a los tiempos de las sutiles sugerencias. Aquellos pechos, por cierto naturales, ya no precisaban subterfugios. La revista costaba 40 pesetas.

   En aquel primer número, se escribía sobre corrupción, Montejurra, el doble crimen del Aconcagua, y la bailaora Sara Lezana, entrevistada, hablaba de política. Eran tiempos, todavía, más de tardofranquismo que de transición, y ni mucho menos democracia, pero su director y fundador, Antonio Asensio (en la ilustración), dio con los mimbres de una revista fresca por fuera y contundente por dentro: “A los españoles les faltaba sexo, les dimos sexo. Faltaba claridad, les dimos la libre expresión de los columnistas. Era un traje a la medida. Era un cóctel. Pero no molotov”, declaraba en el 86, cuando Interviú y su empresa editorial, Grupo Z, ya estaban consolidados.

   Hasta su nº16, Interviú vendía 150.000 ejemplares. ¿Qué portada provocó que la tirada llegara hasta el millón? Pepa Flores desnuda. Sí, Marisol, la musa del franquismo. El platónico amor de varias generaciones de españoles, luciendo la turgencia de un cuerpo a medio camino todavía entre la niña y la mujer, a pesar de sus 22 años. El autor fue César Lucas, y aquel alarde de descaro y profesionalidad le costó un proceso por escándalo público y atentado a la moral, resuelto en los 80, gracias a una sentencia determinantes: “Si bien la actriz aparecía desnuda, era en posturas de serena y estética naturalidad (…) Pasé de procesado a felicitado por el juez”, recuerda Lucas. Las fotos eran de 1970, cuando Marisol estaba casada todavía con el productor Carlos Goyanes, presente en la sesión. Aquel trabajo se hizo para un posible lanzamiento internacional de Pepa Flores como actriz, “y terminó siendo, como alguien escribió, “el más bello camino hacia la democracia”, recuerda el fotógrafo. 

   Muchas portadas hubo luego, más de 2.000, pero pocas como aquella. Interviú ha sido en muchas ocasiones, la revista de las primeras veces. Primeras mujeres en topless. Primeras fotos de Adolfo Suárez, Presidente, en bañador, y de Luis Roldán en calzoncillos. Desnuda posó por vez primera Marta Sánchez, la portada más cara de la historia de la revista, 45.000 pesetas, que no habrían servido para pagar la paciencia de César Lucas, maestro una vez más. Para Interviú se dejaban ver sin ropa por vez primera, una mujer militar, una policía municipal y el primer transexual, una preciosa señora que dejaba oficialmente atrás el nombre de Manolo para llamarse Bibi Andersen. Desnudos iniciáticos de políticos conservadores y concejalas mediáticas. Carne y carnaza, como la fotografía de Mar Flores y Alexandro Lequio, inmortalizando el más flagrante adulterio. 

   Nos familiarizamos con los bustos, más o menos explícitos, de Cayetana de Alba, Elsa Pataky, Isabel Pantoja, Sara Montiel, Alaska, Terelu Campos, Helena Sofonora, musa de la Perestroika, Maribel Verdú, Tita Cervera, Rocío Jurado o Ana Obregón, sobre un lecho de pétalos de rosa roja, españoleando el cartel de la película “American Beauty”, en 2001, cuando Interviú cumplió 25 años. Jesús Vázquez fue el primer hombre que se dejó ver como  su madre lo trajo al mundo. Le imitaron luego Rafael Amargo y Álvaro Muñoz Escassi.

   Entre la quincena de directores que ha tenido la revista en estos 40 años, solo una mujer, Teresa Viejo, de 2002 a 2004, a la que una lectora reprochaba la falta de mujeres feas en portada: “El problema es que con los fotógrafos que tenemos todas salen guapas. Lo siento”, declaraba. Teresa Viejo fue la portada del nº200 de la revista, en el 2014. Y, de Marisol, la Flores, Pepa, que fue Lolita nacional, a otra Flores, Lola de España sin sostén, que inventaba un género, el del posado robado.

   Los contenidos de Interviú en todos estos años no se han quedado a la zaga. En el 80, aparecían las fotografías de Manuel de la Sierra y Lourdes Urquijo, crimen cuyos misterios no arrasaron del todo tantos ríos de tinta como han corrido sobre ellos. En otra ocasión, el semanario Times, escogía como una de las imágenes del año, la del linchamiento y muerte de dos cabos británicos, en manos de miembros del IRA. Interviú, lo mismo que tocaba el corazón, traía de cabeza. En 1979, el periodista catalán Xavier Vinader, investigador de impunes trapos sucios y terrorismo de estado, publicó tres reportajes sobre la extrema derecha armada en el País Vasco. ETA asesinó a dos de los mencionados, y Vinader fue acusado de autoría por inducción, de los asesinatos. La Audiencia Nacional le condenó a 7 años de prisión. Huyendo a Francia se zafó de las rejas, pero a su vuelta, en el 84, pasó dos meses en prisión hasta que llegó el indulto del gobierno.

   Al -hasta hace dos días- director adjunto Alberto Gayo le gusta decir que esta revista es “historia viva de la España democrática. Para nacer justo después de morir Franco, cuando la sociedad española lo quería todo tras 40 años de oscurantismo, hubo que ser muy oportuno, pero consciente también del riesgo que se corría”. La apuesta funcionó gracias a reportajes de actualidad, denuncias, mujeres sexys y famosas y firmas que con su opinión, influyeron en la pública.

                                            (De Sol Alonso, el 10 de enero de 2018)

Referencias útiles:
Antes del cierre definitivo de su redacción, anunciado por el Grupo Z el pasado lunes, puedes seguir los pasos (re)creativos de iNTERViÚ en su web, su Facebook y su Twitter.

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