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CAPRiCORNiO

Con la llegada de la astrología dentro de nuestras vidas, hace más de cuatro milenios, y sus intensos esfuerzos en relacionar las características de las personas con su signo zodiacal, los Capricornio serán los protagonistas, durante los 30 próximos días, tanto en las revistas (¿femeninas?) como en nuestras ajetreadas agendas. Pero, antes de buscar el regalo perfecto para vuestr@s amig@s y/o familiares, nacidos entre el 22/23 de diciembre y el 19/20 de enero, o de organizar vuestra esperada fiesta de cumpleaños, ¿quién se esconde detrás del Capricornio en la mitología antigua?

Signo cardinal por definición en el horóscopo y por su ubicación en el cielo (al coincidir con los solsticios de invierno o de verano según el hemisferio), el Capricornio se asocia tradicionalmente a la conjunción de una cabra y de un pez como, por lo visto y ya dicho, parábola de la lucha por encontrar su lugar en la vida. He aquí la historia existencial de un signo que, a pesar de las apariencias, no está entre dos aguas ni como una cabra.

En la (esquizofrénica) mitología griega, Amaltea -con su cuerpo de cabra de cintura para arriba y su cola de pez en lugar de piernas y cuyo nombre significa “ternura”- fue la nodriza de Zeus, el supuesto padre de los dioses y de los hombres, y, por consiguiente, también la primera de la Historia escrita de la Humanidad. Cuando la madre del peque, la titánide Rea, se enteró de que estaba de nuevo embarazada, se escondió en la isla de Creta porque temía por la vida de su bebé... con mucha razón, la verdad, ya que su marido, el veloz y feroz Crono, ya había devorado a sus 5 primeros hijos para impedir que se cumpliera el oráculo: uno de sus hijos le destronaría (como el propio interesado lo había hecho a su padre, dicho sea de paso).

Nada más nacer el niño, Rea eligió a Amaltea para que amamantara con su leche (de cabra) al futuro pater familias del Olimpo, volvió raudo y veloz a casita y le entregó a su querido esposo una piedra envuelta en pañales que se tragó sin sospechar de su mujer. Y, por supuesto, pasó lo que tenía que pasar. Zeus se hizo adulto y Crono más viejo. El primero le obligó al segundo a regurgitar a sus hermanos y hermanas o, según otra versión, le abrió el estómago con el mismo resultado. Y la family, por vez primera reunida, puso fin a la sangrienta guerra de la Titanomaquia y los hermanos se repartieron el botín, es decir, el mundo: a Poseidón le tocaron las Aguas y a Hades el mundo de los muertos. En cuanto a Zeus se quedó con el trono de los dioses, el aire y el cielo.

Entonces, claro, cuando murió Amaltea (de vejez), el nuevo rey del mambo quiso rendirle homenaje a su madre de sustitución y le concedió una constelación popularmente llamada Capricornio y científicamente Capricornus de “cabra cornuda” en latín. ¿Por qué? En memoria de un episodio de su infancia: un día, Zeus le rompió -sin querer- un cuerno al jugar con uno de sus rayos y, aunque, en compensación, le regalara un cuerno suelto que le proporcionaría en abundancia todo lo que deseara, la cabra se quedó con un solo cuerno en la cabeza para el resto de sus días.

A todos los Capricornio, ¡muy feliz cumpleaños!

PD (nº1): ¡Feliz cumpleaños a Julio T., Joaquina V., Lucile H., Juan Carlos, Mario, Isabel y Claudia, de parte de todo el equipo de Mi Petit Madrid. Si tú también quieres mandar una felicitación virtual via Mi Petit redes sociales, mándala ya a Charo & Flo y la añadirán al momento en la PD siguiente...

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PD (nº4): Ilustración by Marta Colomer aka Tutticonfetti.

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A todos los Capricornio, ¡muy feliz cumpleaños!

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