Mi PETiT VERANO - Mi Petit Madrid * - A LA SOMBRA DE...LA ViRGEN DE LA PALOMA

A LA SOMBRA DE...
LA ViRGEN DE LA PALOMA

Como cada año, durante el mes de agosto, tienen lugar las principales fiestas tradicionales de Madrid a pesar de que sus orígenes, características y festividad sean diferentes. Como siempre la Verbena de San Cayetano marcó el inicio de las festividades, el pasado 03 de agosto, por la zona del Rastro, seguido de muy cerca por las fiestas de San Lorenzo por Lavapiés, el pasado 07 de agosto, antes de acabar por lo alto con las Fiestas de La Paloma antes, durante y después del 15, por La Latina. Tercera y última entrega de nuestra Petit Trilogía Sentimental: las Fiestas de La Paloma.

Si todos sabemos que la Virgen de La Paloma no es la patrona oficial de la Villa, se la considera tradicionalmente como la “patrona popular de los madrileños”, en general, y de los bomberos, en particular, que llevan celebrando fiestas muy castizas en su honor desde finales del siglo XVIII. Festividad de la Asunción de María en nuestro calendario gregoriano, la Virgen recibió el mote de “La Paloma” en España, como en los demás casos de advocaciones marianas (que no son pocos), al adoptar el nombre del lugar en el que se la veneró por vez primera: en la castiza calle de la Paloma.

Según cuenta la tradición, en 1787, Andrea Isabel Tintero compró un lienzo de la Virgen de la Soledad a unos niños, que estaban jugando con él en la calle. Lo restauró, lo enmarcó, lo colgó en el portal de su casa de la calle de la Paloma, y lo alumbró con dos farolitos para que la gente pudiera rezar a cualquier hora. Poco a poco fue creciendo el número de fieles, hasta tal punto que Isabel tuvo que habilitar una parte de su casa para alojar a los hombres y a las mujeres, que acudían de todas partes. Y en 1795, gracias a las aportaciones de los fieles, se pudo construir una pequeña capilla en honor a la Virgen definitivamente llamada de La Paloma.

Sin embargo, según varios historiadores, dicho lienzo no representaba a la Virgen María sino a una monja burgalesa del siglo XVII, cuyo retrato había sido encargado por su familia antes de su ingreso en el convento. Cuando se descubrió el percal en el siglo XX, la Virgen ya se había convertido, desde hacía tiempo, en la patrona del cuerpo de bomberos de Madrid, después de ayudarles a sofocar uno de los múltiples incendios que sufrió la Plaza Mayor a lo largo de su historia. Pero, a diferencia de los anteriores, los madrileños -al ver que los bomberos no podían hacerse con las llamas devastadoras- empezaron a traer a todas las vírgenes de la Villa, bueno, mejor dicho, a sacar de las iglesias los retablos y cuadros de las Vírgenes veneradas en la ciudad, y el fuego cesó nada más entrar en la plaza el cuadro de la Virgen (burgalesa o no) de (la calle de) la Paloma.

Y ahora os preguntaréis ¿y por qué la calle de la Paloma tiene este pacífico nombre? Pues, nos viene simplemente de las palomas que, siglos atrás, nacían y vivían en los corrales pertenecientes a las monjas de San Juan de la Penitencia, ubicados en esa calle sin nombre en aquella época. Un buen día, una de ellas sobrevoló de manera insistente la imagen de la Virgen de las Maravillas durante una procesión hasta la calle de la Palma y los vecinos que vieron en su revuelo una señal divina decidieron darle cobijo; pero la paloma siempre volvía a su corral natal. Después de varios intentos en vano, la dejaron en paz, y los corrales y, por rebote, la calle pasaron a llamarse “de la Paloma”.

A modo de conclusión, no hay nada mejor que una canción:

                  “¡De un lado la cabeza,
                  del otro el corazón!
                  Este dice que sí,

Ésta dice que no:

¿cuál es el que más habla?” (de la Zarzuela La Virgen de la Paloma (1894), con los textos de Ricardo de la Vega y la música de Tomás Bretón)

¡Felices fiestas palomeras!

PD: ¡Descubre la Programación de las Fiestas de San Cayetano, de San Lorenzo y de la Virgen de la Paloma aquí!

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