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A LA SOMBRA DE...
EL CiNE DORÉ

Entonces los cines, no se llamaban cines. Pero ahí estaba el Doré. Pequeño y elegante. Moderno y modernista. Y, un siglo después, cuando parece que solo tienes ojos para el carnicero del puesto del vecino Mercado de Antón Martín, te topas con esa esencia guardada en un frasco pequeño y precioso.

Allá por 1900, en Madrid, a los cines se les decía salones o barracas. Y el salón (de ocio) Doré, el más antiguo de la Villa, abrió sus puertas el 19 de diciembre de 1912. ¡Las vidas que ha tenido ese local! Hasta su nombre esconde un acertijo. ¿Es Doré por el gran ilustrador Gustave Doré? ¿Es DO-RE en homenaje a las dos primeras notas musicales? Dicen que así se escribió su nombre en tiempos. Lo que no ha cambiado es su extraordinaria ubicación, junto a la Plaza de Antón Martín y al mercado de puestos abiertos a la calle de Santa Isabel, y a la sombra de la iglesia de San Nicolás.

En 1922, el arquitecto de moda, Críspulo Moro Cabeza (1878-1935), firmó los planos de la primera gran reforma, por encargo de su promotor, Arturo Carballo Alemany, director de la película “Frivolinas” (1927), que naturalmente se proyectó en una de sus salas. El edificio modernista, estilo respetado hasta la actualidad, seguía las tendencias del momento, y aunque el interior pasó por varias rehabilitaciones, la puerta de la actual filmoteca, esa maravilla encastrada en un mercado que podría ser persa, ha sido sensatamente respetada.

El DO-RE fue un exitoso cine de barrio. El público disfrutaba con éxitos como “Gloria que mata” (1925), de Rafael Salvador, y nombres como María Caballé, o Miguel Ligero formaban parte de la orquesta y coros que amenizaban la proyección. Pro, cuando los tiempos cambiaron y el barrio sufrió cierto deterioro, a partir de la década de los 30, la sala descendió a segunda división. Con los reestrenos, el programa doble, y una elevada ingesta de semillas de girasol por parte de los cinéfilos, pasó a llamarse vulgarmente El Palacio de las Pipas hasta su cierre en 1963.

Con el tiempo, fue adquirido por una empresa privada que planeó, sin suerte, la construcción de un bloque de apartamentos. El edificio sobrevivió a su suerte, perdiendo parte del techo, ganando escombros, y enterrando en el olvido las frases lapidarias de las películas allí exhibidas. Por suerte, en julio de 1989, el Ayuntamiento de Madrid se hizo con él (500 millones de pesetas) y lo cedió al Ministerio de Cultura como sede de la Filmoteca Nacional. El edificio de interés arquitectónico y ambiental fue nuevamente restaurado por Javier Feduchi, que respetó su fachada y sus muros exteriores originales.

Actualmente, además de las 2 salas de proyecciones, abiertas durante todo el año, el Doré cuenta con una acogedora sala de verano, llamada Luis García Berlanga como delicioso homenaje al director y guionista español (1921-2010) -que también fue presidente de la Filmoteca de 1977 a 1983-. Se trata de un patio para 80 espectadores, que solo se abre de julio a mediados de septiembre, donde un piano en directo pone voz a las películas mudas, y una barra discreta tienta a los asistentes, conscientes de que deben engullir sin hacer ruido. La pantalla de tela de barco, que se ajustó hace 25 años para proyecciones en 16 mm como “Novio a la vista” -naturalmente de Berlanga- que la estrenó, sigue tan blanca y radiante como el primer día.

Antonio Santamarina, su gerente desde hace 15 años, no solo busca divulgar el gran patrimonio del cine español sino también el amor al séptimo arte porque “clásicos de los 80 como “Superman”, “Los Goonies” o “E.T.” llenan las salas un sábado por la tarde igual que el ciclo Woodie Allen. Recuerdo que “El Mago de Oz” dejó a 70 personas en la calle”, cuenta Santamarina, mientras desde su despacho, se escucha la radial de las obras vecinas, e incluso el taconeo de los alumnos de la cercana escuela de baile Amor de Dios.

Puede que el Doré quede para unos pocos, pero siempre será necesario. Como los vinilos. Entre los barrios de Lavapiés y Letras, sobrevivirá a salvo de franquicias, gracias a los cancerberos como el carnicero de al lado, la floristería, una excelente pescadería, y el mejor menú para nuestra imaginación. La vida en varias pantallas.

(De Sol Alonso, el 28 de julio de 2017)

Referencias útiles:
CiNE DORE - FiLMOTECA ESPAÑOLA
Calle de Santa Isabel, 3
28012 Madrid
913 691 125 (Taquilla)
M Antón Martín

Precio: 2,50 euros por sesión y sala; Abono 10 sesiones: 20 euros).

Horarios:
- Proyecciones: de Martes a Domingo, de 17h30 hasta medianoche.
- Cafetería: de Martes a Domingo, de 17h hasta 0h45.
- Librería: de Martes a Domingo, de 17h30 a 22h.

Para seguir los pasos cinematográficos del CiNE DORE, conéctate a la web de la FiLMOTECA ESPAÑOLA (también en Facebook y Twitter).

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