“Recorrer la ciudad es un modo de enfrentar la realidad, de crecer, de encontrar nuevas vías, tanto físicas como conceptuales gracias al factor sorpresa”. Son palabras de Laura Flores y Andrés Montes (retratados aquí), dos artistas que han puesto en marcha una galería de arte rodante, que cumple al pie de la letra esa premisa, principalmente porque no es otra cosa que una bicicleta (en la ilustración) con la que recorren diferentes puntos de Madrid.

   Según sus impulsores -nunca mejor dicho-, Sala Nómada es “una respuesta a la institucionalización de la producción artística”. Gracias a este dispositivo móvil, “cualquier persona puede ver el trabajo de nuestros artistas cuando nos encuentra por la calle”. De esta forma, a la sorpresa antes mencionada, Sala Nómada suma la inmediatez y la espontaneidad. Dos factores que consiguen que el arte no sea algo inaccesible o hermético sino que esté al alcance de todos.

   Para hacerlo posible, además de la parte más espectacular o inusual del proyecto, es imprescindible la rigurosa labor de curaduría y selección que llevan a cabo los responsables de Sala Nómada. Están siempre abiertos a candidaturas y propuestas, tanto en lo que se refiere a obra como a proyectos conjuntos o colaboraciones: “Nuestros artistas empezaron siendo gente que conocemos, pero hemos ido ampliando las filas con otros que han contactado con nosotros. En todo caso, la selección se determina finalmente por la calidad del trabajo, por el acuerdo con la gestión del proyecto”... y por el formato...

   En Sala Nómada no hay cabida para el gigantismo, para el mural o para la escultura de rotonda por muy buenos que sean. No es una cuestión de calidad sino de espacio. Algo que tampoco es visto como un inconveniente: “No es algo que nos haga plantearnos cambiar. Ni siquiera en un futuro. La bicicleta nos parece la mejor manera de movernos. Además, tenemos en camino una nueva para tener un poco más de capacidad expositiva. Asimismo, hemos creado una plataforma digital a través de la cual poder mostrar obras con otro formato y lograr una mayor visibilidad gracias a las redes”.

   En efecto, Internet permite que Sala Nómada llegue a lugares a los que sería imposible acceder a golpe de pedal. Un hecho nada desdeñable para un proyecto cuya vocación es principalmente local: “Madrid es nuestro ámbito de actuación en primera instancia. Incluso los artistas que son parte de Sala Nómada son artistas locales porque, independientemente de su nacionalidad, están produciendo su obra en Madrid”. A pesar de ello, Laura y Andrés tienen planeadas varias visitas a otras localidades a lo largo de los próximos meses y no descartan moverse fuera del territorio nacional a corto plazo. Entre otros planes se encuentra, por ejemplo, la asistencia a Documenta, que este año se celebra en Atenas, o incluso alguna colaboración con países como Argentina, donde se está poniendo en marcha un proyecto parecido: “Nuestra intención es unir fuerzas e intercambiar artistas realizando conexiones para que la creación y difusión sea expansiva”.

   Para Laura y Andrés, el futuro de su espacio de arte pasa por “participar en festivales culturales, entablar diálogos sobre la creación, generar la mayor difusión artística posible…”, pero dejando clara una cosa: “Sala Nómada no tiene sucursales”.

                                           (De Eduardo Bravo, el 23 de febrero de 2017)

Referencias útiles:
Sala Nómada suele moverse por el centro de Madrid (delante de Caixa Forum y el Museo Reina Sofía). Los Domingos, como buena madrileña, está por el Rastro (cerca de Tirso de Molina). También se para a menudo en la calle del Doctor Fourquet. Y, excepcionalmente, el Sábado 25 de febrero, a partir de 11h, participará como artista en Acciones Hybridas de la feria de arte Hybrid (en el Hotel Petit Palace Santa Bárbara; M Alonso Martínez).

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