Tuercas, tornillos, tijeras oxidadas, restos de telas, un vinilo rayado, coladores viejos, cristales rotos, troncos, chapas, ladrillos, clavos antiguos, ganchos de cremallera, quemadores de cocina, cimientos de un edificio demolido, hasta un viejo bebedero de vacas de una finca extremeña son algunos de los objetos que han pasado por el taller de Pepa Cob (retratada aquí), para transformarse en bonitos ornamentos, demostrando cuánta verdad guarda la frase favorita de la artista: “El arte no tiene desperdicio”. 

   En los 20 años que pasó trabajando en un taller de restauración de libros antiguos (del Siglo XII en adelante), Pepa nunca dejó de convertir residuos materiales en pequeñas piezas de arte... hasta que un buen día decidió montar Pepa Cob espacio, como una galería donde exponer y vender todo lo que iba produciendo: “Encontré este local en Lavapiés, que antes había sido una carpintería y una escuela de español para extranjeros, y decidí que era perfecto por tener dos amplios espacios: uno para el taller y otro para las exposiciones. Por fin un lugar donde guardar, no solo lo que voy recogiendo por ahí, sino infinidad de cosas que me traen mis amigos que entienden cuantas posibilidades tienen muchos residuos. En esta sociedad tiramos demasiadas cosas”.

   Fue la primera fase del proyecto, bastante complicada por las dificultades económicas de apoyarse solo en la rentabilidad de las exposiciones. Así, decidida a sacarlo adelante,  discurrió enseguida que la sala donde seguir exponiendo sus colecciones podía ser al mismo tiempo tienda. Desdoblarse le trajo un nuevo nombre, producto del animal que abraza la fachada (en la ilustración). Un octópodo rojo y enorme pintado por ella misma, que enseguida identificó al local: “La gente empezó a decir, “vamos donde el pulpo”, y se convirtió en una seña de identidad”, explica Pepa Cob, que sigue utilizando su nombre y apellido para referirse al proyecto expositivo. 

   En el taller, en un orden impecable, hay un lugar para cada herramienta: gatos, seguetas, bisturís y plegaderas de hueso. Pero, por encima de cuanto allí se guarda -que no es poco-, los tesoros de la sala son dos: un pequeño patio, donde Pepa cultiva su jardín de macetas, y un retrato en blanco y negro del poeta y cantante Leonard Cohen, por el que Pepa siente devoción sincera. La foto nos conduce a una historia preciosa y paralela.

   Cuando Cohen recibió el Premio Príncipe de Asturias en 2011, Pepa Cob le dedicó una pieza titulada “Leonard Cohen y yo”, que reproduce al músico en lino y madera, y colgada de su vieja máquina de escribir, está representada ella misma. Lo guardó hasta que Cohen vino a España un año más tarde, y contactó entonces con Alberto Manzano, también poeta, traductor, biógrafo y amigo personal del cantante, para que le hiciera llegar su obsequio: “Me consta que se lo llevó y espero que le gustara”.

   Otra de las señas de identidad de la obra de Pepa Cob, es la ausencia de marcos o molduras: “Jamás encierro los objetos ni las composiciones. Todos tienen una historia que yo me invento como si fuera un juego. Les doto de una existencia y quiero que la vivan libremente”.

   La demolición de un edificio, una ferretería liquidando por cierre o las podas de otoño, se le antojan paraísos. Adora la calidez del óxido y le encanta componer escenas de animales. Su capacidad de aprovechar cualquier residuo tiene, sin embargo, algunas excepciones. Nunca trabaja con plástico, conchas del mar, ni con hojas ya sean frescas o secas. Tampoco considera que su trabajo consista en “reciclar” nada, término que considera manido y algo contaminado. Prefiere hablar de recuperación. Cuando sale a la calle no puede evitar que objetos invisibles para la mayoría, salten ante sus ojos como el bosquejo de una pieza inmediata. 

   Su presentación lo dice todo: “Soy artista del desperdicio, del derroche y el despilfarro. De la opulencia desestimada de otras artes”.

                                             (De Sol Alonso, el 15 de febrero de 2017)

Referencias útiles:
PEPA COB espacio #DONDEELPULPO
Calle de Jesús y María, 26
28012 Madrid
695 170 428
M Tirso de Molina

Horario:
- Los Lunes: de 11h a 20h30;
- Los Sábados: de 11h a 20h30;
- Los Domingos: de 12h a 16h.

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