Desde 1951 y sin interrupción, la noche madrileña siempre tuvo un reservado a punto en la sala Morocco, céntrico lugar muy cerca de Gran Vía, que fue salón de baile, cabaré, discoteca, sala de conciertos, y sobre todo, refugio de los infatigables que alargaban la noche hasta el siguiente amanecer antes de dar el día por zanjado. 

   La diversión nunca estuvo reñida con los tiempos difíciles, sino al contrario. Era un Madrid de frontones y canódromos, orquestas, verbenas y locales con dos puertas para evitar cualquier roce de sexos entre los clientes que accedían en entusiasmados al salón. Morocco se hizo con una nómina de ilustres devotos del terciopelo rojo como la pasión y suave como los gestos de amor a media luz. 

   Cuentan, y no es leyenda urbana, que la pista de Morocco tuvo su propia estrella. Una popular vedette egipcia de ojos verdes y atigrados, llamada Naïma Cherky, cuya cintura era capaz de poner al mundo en órbita de un solo giro. Naïma encandiló a futbolistas como Puskas y sobre todo a Paco Gento, clientes asiduos. Otros famosos, ligados a Morocco, fueron Fernando Fernán Gómez, Antonio Gades, Carmen Sevilla, Luis Miguel Dominguín y su querida Ava Gardner, Paco Rabal, Ivonne de Carlo, José Luis López Vázquez, Cassen, Celia Gámez, Maruja Iglesias y Lolita Garrido. Naturalmente, cada sesión tenía un cuerpo de baile dispuesto en ocasiones a una danza extra con la ilustre clientela, una vez que terminaba su numerito oficial. 

   El recorrido de Morocco permanece en la memoria de quién lo gestionó desde 1998 a 2009, año en que delega en sus dos hijos, Juan y Víctor (retratados aquí), hoy al mando. Se trata de Juan Antonio Fernández (retratado aquí en el centro de la ilustración), también gerente de ASFYDiS (Asociación de Empresarios de Salas de Fiesta, Discotecas y Variedades de la Comunidad de Madrid), conocedor de las usanzas del ocio, que confiesa sonriente cuánto le hubiera gustado ser cantante. Hoy, todavía supervisa a su manera el ritmo de la sala, por la irremediable deformación profesional de quien no sabe estarse quieto: “Morocco ha sido un lugar muy camaleónico. Solo cambió de nombre allá por 1978, cuando a Lucía Bosé se le ocurrió que podía llamarse Talismán”, repasa Juan Antonio. 

   Asoma la democracia y las picardías derivan en destapes, chistes verdes y el grito que exigía un país mucho más libre, ya sin Franco en este mundo. Así hasta el 83, cinco años de esplendor, bailando y fumando con los chistes de Eugenio y los boleros de Moncho. En los 90, Olvido Gara, aka Alaska, se hace con la gestión del Morocco que recupera su nombre y, aunque rezagado, entra en la historia de la Movida Madrileña, o al menos, de su prólogo. El paisaje se torna hacia el dorado, y en cuestión de paisanaje, los modernos se incorporan a la foto de familia. Hay más chupas de cuero, más patillas y más motos americanas aparcadas en la puerta. Muchos cantantes, fotógrafos, pintores, cineastas y, en general, artistas amigos de la célebre lideresa de los Pegamoides como Pedro Almodóvar, Bibiana Fernández, Alberto García-Alix o los hermanos Carlos y Jorge Berlanga.

    En cuanto a la etapa de Juan Antonio Fernández, sus reformas han sido sobre todo en materia de seguridad, un asunto en el que es especialmente estricto: “No quedó más remedio que renunciar a cortinajes, barras de madera y otros elementos nada ignífugos, pero mantenemos las letras del nombre recuperado. El ambiente ha ido cambiando y el escenario, que hoy solo ofrece conciertos en acústico, ha acogido presentaciones de discos, desde las hermanas Flores al dúo Amaral”.

   Morocco es hoy un sitio donde oír, cantar y bailar esas canciones de los 80 y los 90 cuyas letras sabemos de memoria, y también “de otras épocas”, comentan Juan padre e hijo: “Puede sonar Sinatra, Rocío Durcal, Camilo Sexto, Abba, Nino Bravo y la propia Alaska, que sigue siendo gran amiga nuestra y de la sala”. Hay quién todavía dice: “Morocco, la discoteca de Alaska”.

   Alumbrando cualquier paso de baile, sigue colgada del techo la bola de espejos, con sus cientos de cristales rotando sobre nuestras cabezas, para registrar todo lo que acontece como el ojo caleidoscópico de una mosca eternamente curiosa.

                                           (De Sol Alonso, el 04 de febrero de 2017)

Referencias útiles:
SALA MOROCCO (en la ilustración)
Calle del Marqués de Leganés, 7
28004 Madrid
646 861 190
M Santo Domingo / Noviciado

Horario: de Viernes a Domingo, desde medianoche hasta las 6h de la madrugada.

Para seguir los pasos nocturnos de la SALA MAROCCO, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

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