Libros, vinilos y otras músicas, esas camisetas unisex, recuerdos de los viajes en común, algún electrodoméstico, amigos y mascotas. Clásico inventario a repartir en caso de separación, inconcluso según la escritora murciana Teresa Mateo (en la ilustración), para quien lo que de verdad nos cuesta dividir son los ambientes. Cuando nos repartimos los bares es su primer poemario. Un título que expresa el ocaso del amor en una sola frase. “Es mucho más complicado “deshacerse” de los lugares. Así de sencillo y de complejo a la vez”.

   Mateo se resiste a que la poesía esté de moda. Al menos para ella, los versos son un modo de ser y estar en el mundo, acechando la realidad con una mirada diferente y mucho más rentable: “Soy consciente de que, sobre todo, entre la gente más joven, la poesía se ha convertido en una tendencia. Escriben más, pero lo más significativo para mí es que la leen. Leer nos construye. Me alegro del acercamiento y de que la poesía le tienda la mano”.  

   Tímida diagnosticada y confesa, asegura que estudiar Arte Dramático y componer poemas han sido dos de sus actos más liberadores. No suele derrochar palabras. Con menos letras, se expresa más y mejor. Economía de medios, que no de sentimientos. Tampoco cultiva el estado de sempiterna melancolía propia de los trovadores, recibiendo a las musas siempre con el alma en pena: “Cuando me siento mal, lo último que quiero en ese instante es caer más abajo. Si escribiera con ese estado de ánimo, cerraría mi propia jaula. Puede que sea irónico, pero lo que sí hago, es recordar pasados momentos de tristeza”.

   Nos enteramos de que a Teresa Mateo le gustaría ser un gato, que el don de cocinar es un súper poder del que carece, y que prefiere tener pocos, pero buenos amigos. Detesta a ese topo de personas que son capaces de mentir mirándote a los ojos, y le tortura tener frío en los pies. Confiesa también que ha sido antes escritora que lectora de poesía, y jamás da un párrafo por bueno si la composición no tiene cierto ritmo musical. De ahí que las lecturas poéticas le resulten tan estimulantes como a quienes acuden a escucharla recitar. Las redes han sido el altavoz más efectivo, a través especialmente de su blog. Un punto de partida cuya meta, insospechada hace un tiempo, ha sido escribir un libro y verlo publicado: “En Frida Ediciones, me lo pusieron tan fácil, que solo pude decir “sí, quiero”.

   Ahora, bloguera y seguidores tienen la ocasión de verse las caras: “Me gusta leerlo todo en voz alta. Lo he hecho desde siempre, no sólo con la poesía. Con la prosa también. No sé si será una manía, ni qué pensarán los vecinos, pero me gusta hacerlo. También disfruto escuchando cómo leen otros, aunque reconozco que para enterarme como debería, tengo que repasarlo después”.

                 Mi amazona vence a tu héroe.
                 Atroces caníbales los labios.
                 Y ladran los perros,
                 y bésame los arrecifes.
                 No me imagines mujer terrestre,
                 sirena varada
                 orillada en tu vientre. 

   Poetas feministas que acuden al frente de la revolución con una munición de versos, seguras de que la insurrección sin banderas moradas no es posible: “La mujer ha estado silenciada en casi todos los ámbitos, uno de ellos, la poesía. Sus obras han formado parte de una historia siempre a la sombra de las figuras masculinas. Nunca se estudiaban en la escuela, y a veces había que rebuscar para encontrarlas, como si su obra fuera menor. Hasta que las lees y no hay otra explicación que la que lleva por título patriarcado”. Una generación, la de Teresa Mateo, que escribe como quien aporrea la puerta de las conciencias que quiere sensibilizar para enseñar el camino más corto hacia la movilización social.   

   Fruto de esas intenciones, ha sido la publicación de una antología de poesía crítica, Contra. Poesía ante la represión, de la Coordinadora Antirepresión de Murcia, en la que ha participado junto a un montón de poetas, “que denuncian, critican y muerden con su poesía. Creo en ella de esta manera”.   

   Su imagen más extendida es la de una chica con gesto decidido, que no duro, empuñando un revolver a punto de dispararle. ¿A quién? “Diré que me disparo a mí, y ya veremos si rebotan las balas”.

   Una mujer que escribe porque no puede gritar más, ni más fuerte.

                                                    (De Sol Alonso, el 28 de julio de 2016)

Referencias útiles:
RECiTAL DE POESíA DE TERESA MATEO

¿CUÁNDO? El Viernes 29 de julio de 2016, a las 20h.

¿QUÉ? Teresa Mateo recitará sus versos de Cuando nos repartimos los bares junto a Pablo Benavente (Izar la negra), con quien ha compartido otras presentaciones. La conexión fue tan buena, que repiten.

¿DÓNDE? En Cervantes y Cia (ver la ilustración)
Calle del Pez, 27
28004 Madrid
910 118 037
M Noviciado

¿CUÁNTO? Entrada libre.

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