En 2003, cerca de la popular glorieta de Manuel Becerra, junto al barrio de Fuente del Berro, abrió discretamente sus puertas un espacio teatral independiente a través del cual sus fundadores, Irina Kouberskaya y Hugo Pérez de la Pica (retratados aquí), deseaban transmitir su “manera de ver el mundo y el teatro” con total libertad, y lo han conseguido, “a veces con más público, a veces con menos, pero siempre haciendo aquello en lo que creemos porque, aunque nos dicen que está todo hecho, es mentira: no hay hecho ni un 1% de lo que se puede hacer”. ¡Bienvenidos a Tribueñe!

   A lo largo de los 13 últimos años, la compañía del Teatro Tribueñe ha viajado por casi todo el mundo. Han ido a Albania, a varias ciudades de Rusia, a Francia, a Holanda, a Nueva York o a Argelia, “donde los espectadores hablaban con el móvil al principio de la representación de “La Casa de Bernarda Alba”, pero después quedaron tan cautivados que al final los apagaron”. Su éxito también se ha materializado en premios como el Ojo Crítico de 2012, una nominación a los Premios Max de las Artes Escénicas de este año por su dirección de “Regreso al hogar” (de Harold Pinter), o con la programación de una de sus producciones en teatros fuera del circuito independiente, “Por los ojos de Raquel Meller”, del propio Pérez de la Pica, que estuvo varios meses en cartel en el madrileño Teatro Reina Victoria.

   Como explica Irina, “somos muy cuidadosos con nuestro repertorio. Ensayamos, pensamos nuestras obras, abrimos las puertas de nuestro teatro para otras compañías, pero procuramos evitar eso de ser multifacéticos. No queremos ser un teatro de alquiler, sino transmitir nuestra manera de percibir el arte, de dar una vida nueva a los textos ya conocidos. Arriesgarnos en la dirección o rescatar géneros olvidados injustamente, como hace Hugo, que es una especie de vanguardista antiguo, que saca del olvido palos flamencos, bailes y cantes olvidados”. ¿Prueba de ello? Entre las obras actualmente programadas en el repertorio del Teatro Tribueñe, se encuentran piezas clásicas de Valle-Inclán, como “Ligazón”, o “Bodas de Sangre” y “La Casa de Bernarda Alba”, de Federico García Lorca. Textos conocidos que, en los montajes de esta compañía, despliegan significados y matices inusuales.

   Aunque los planteamientos escénicos de Tribueñe sean conscientemente arriesgados, creativos o poco convencionales, son sin embargo absolutamente respetuosos con las obras que pone en cartel: “Nosotros preparamos la obra poniendo en común la sensibilidad del colectivo que forma parte de la compañía. No trabajamos con tiranía o alucinaciones de un director que diga “quiero esto”. Nosotros decimos que “queremos esto, pero con estas personas”. Por eso, necesitamos saber hasta dónde puede llegar cada uno emocional y sensitivamente, dónde pueden romper sus límites para adquirir una nueva experiencia”. Por ejemplo, “Ligazón” es “una obra que se suele estudiar en las escuelas de Arte Dramático donde no dura más de 20 minutos. En cambio, en nuestra sala, dura una hora y diez. Para ello, lo que hacemos es desplegar toda la dimensión erótico-poética e intelectual de Valle-Inclán. Abrir un mundo de fantasía dentro de sus palabras, pero sin cambiar una sola coma. En ocasiones, entre dos palabras, hay un pasaje poético que pasa desapercibido en la lectura, pero que sí se puede rescatar en la escena”.

   Lo mismo sucede con “La Casa de Bernarda Alba”, donde adquieren un gran protagonismo unas imágenes pictóricas que, en muchas lecturas, pasarían desapercibidas: “Nos hemos inspirado de una acotación de Lorca que habla de que la casa está decorada con “cuadros de ninfas y reyes inverosímiles”. A partir de ahí, esas imágenes han servido para desarrollar la escenografía y hacer una relectura de la obra, que no deja de ser totalmente lorquiana, y en la que la “casa” es como una catedral en la que “las actrices parecen en ocasiones relieves de esa misma catedral”. “Bodas de sangre” tampoco es una excepción. Aunque ambientada originalmente en Granada, ha traspasado hoy en día las fronteras geográficas españolas para convertirse en un tema universal, “por eso la interpretamos con mantras tibetanos, sones de África, música paquistaní, y rituales nupciales de diferentes países”, explica Irina Kouberskaya.

   En Tribueñe tienen claro que el teatro está “para crecer, para arriesgarse, para conmover, remover e incomodar”, y predican con el ejemplo. Algunas de las obras de Hugo Pérez de la Pica son, en palabras de Irina, “un ejemplo de rebeldía porque abordan temas incómodos para la realidad de este país, como sucede con los toros en “Paseíllo” o con la copla en “Alarde de tonadilla”. Son temas que están siempre a contracorriente, pero ¿cómo no hablar de toros desde el punto de vista poético o mitológico? ¿Cómo hablar solo de la crueldad sin pensar en la crueldad que hay constantemente, incluso en los animales que matamos para comerlos, o con los demás seres humanos? ¿Dónde está la verdadera sensibilidad del ser humano y dónde la manipulación política de poco recorrido intelectual?”. En cuanto a “Alarde de tonadilla”, estrenada el pasado domingo 01 de mayo, ofrece un recorrido “folclorista” (en el sentido de Alan Lomax, Joseph Campbell o Joaquín Díaz) por la historia de este género musical, pero no desde un punto de vista cronológico, “sino a través de versos que podrían ser de Valle-Inclán, Lope de Vega o de Rafael de León”, pero que son de Hugo Pérez de la Pica.

   Tanto Irina como Hugo coinciden en que uno de los principios de Tribueñe es tratar “de no ser inquisidores con nadie y con nada. Preferimos ser herederos y transmisores de valores que han existido”. Para ello, nada mejor que colaborar en la medida de sus posibilidades en la formación de los más jóvenes. Chicos y chicas “huérfanos de teatro que, en ocasiones, ni siquiera saben cómo y cuándo aplaudir en una representación”, para los que organizan sesiones matinales a las que puede seguir, si así lo solicitan los profesores, un encuentro con los actores.

   “La gente, no solo los jóvenes, está todo el día pegada al ordenador, al teléfono, al iPad. Son formas de diversión que no fomentan un contacto energético. Ese es un fenómeno para el que el teatro no está preparado, porque el teatro es un intercambio recíproco de energía: tú das y el público te da. Eso lo vemos con los chicos jóvenes: por un lado les fascina lo que ven en el escenario pero, por otro, les asusta este encuentro. Por eso, somos felices cuando los chicos vienen a nuestra sala, porque estamos convencidos de que todos recordamos un buen teatro cuando hemos tenido la suerte de verlo de pequeños. Por eso, tenemos que seguir adelante porque, si abandonásemos el escenario, ahí sí que podríamos decir que habríamos perdido la batalla”.
                                                    (De Eduardo Bravo, el 11 de mayo de 2016)

Referencias útiles:
TRiBUEÑE (en la ilustración)
Calle Sancho Dávila, 31
28028 Madrid
912 427 727 (Información y Reservas)
M Manuel Becerra / Ventas

Programación: A lo largo del mes de mayo, además de las producciones propias -“Bodas de Sangre”, “La Casa de Bernarda Alba”, “Ligazón” o “La mirada de Eros”-, Tribueñe acoge obras de algunas compañías que encajan con el espíritu y la filosofía de la sala, como “El fabuloso mundo de la tía Betty”, de la compañía El rayo misterioso (jueves 26 de mayo), o la obra “El corazón entre ortigas”, dirigida por Paco de la Zaranda y dramaturgia de Eusebio Calonge (los Martes 24, Miércoles 25 y Sábado 28 de mayo de 2016).

Precios: Desde 15 euros aquí.

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