Costaba 10 pesetas. En su primera portada era El Pais sin tilde, ni rastro de color. Los santos (entiéndase la parte gráfica) apenas ocupaban dos esquinas. En la superior derecha, una foto aséptica de José María Areilza, ministro entonces de Asuntos Exteriores, por su inminente viaje a Marruecos. En el rincón opuesto, un anuncio de productos para las piscinas hace pensar en primaveras que cumplían con el calendario meteorológico y democrático. Solo habían pasado 5 meses de la muerte del dictador.

   Nació a las 2h50 de la madrugada, con 180.000 ejemplares. Firmaron el diseño Reinhard Gade y Julio Alonso. No tardó en ser el escaparate de la Transición Española. Tribuna imprescindible para empujar aquella estaca¸ que el cantautor Lluís Llach, en uno de sus himnos, comparaba con la dictadura franquista: “Si estirem tots, ella caurà, i molt de temps no pot durar, segur que tomba, tomba, tomba…

   Fue una publicación comprometida con las libertades, en una España ansiosa por sacar los pies del tiesto y cruzar los Pirineos sin visado, por obtener respuesta en su llamada a las puertas de la modernización. Si lo mejor está siempre por llegar, entonces, ya se asomaba. Comprar aquel periódico, hace hoy 40 años, fue una sobredosis de emoción, de las que dan la vida. 

   El País consolidó sus principios en momentos de riesgo como el Golpe de Estado del  23F. En medio de aquella incertidumbre, con los políticos secuestrados en el Congreso y el Ejército en las calles de algunas ciudades, una portada nos recordaba de qué lado estar: “El País, con la Constitución”. Fue el primer periódico que salió a la calle aquella noche.   

   Tras el triunfo del PSOE en las Elecciones Generales del 82, El País apoyó con los cinco sentidos un gobierno progresista. Los 80 fue su década. Se afianzó entre los nombres del nuevo periodismo, con firmas de prestigio, buenos análisis, muchos reportajes y noticias con enfoque propio, ajenas al dictado de los gabinetes de prensa. Fundado por el editor José Ortega Spottorno (en la ilustración), ha tenido cinco directores: Juan Luis Cebrián, Joaquín Estefanía, Jesús Cebeiro, Javier Moreno y Antonio Caño. Fue el primer diario que dictó normas internas de control de calidad, libro de estilo y defensor de los lectores.

   En diferentes etapas, abrió una emisora, Radio El País, una Universidad de Periodismo, impulsó una edición internacional, creó nuevos suplementos, y formó parte de redes europeas. El 1997, lanzó El País Digital; en el 2000 rozó el millón de ejemplares vendidos; y en 2007, dejó de ser el “Diario independiente de la mañana” para convertirse en “El periódico global en español”.

   Para muchos es incuestionable que ha surgido una brecha entre aquel pacto eterno con la independencia y el idilio actual con las “nuevas mayorías” de voto conservador o su inquina contra espíritus más rebeldes, como el Movimiento 15M o la formación Podemos. El País es y ha hecho historia de España, aunque ventilando la memoria, y la sana costumbre que el periódico trajo bajo el brazo en su nacimiento, de cruzar la reflexión con la crítica, hoy se le revuelve por culpa de algunas de sus cabezas visibles.

   Pensamos en la reacción de Juan Luis Cebrián contra los medios que han informado de su supuesto nexo con los Papeles de Panamá. La noticia se censuraba en los medios de su grupo, PRiSA, y el presidente Cebrián castigaba a los profesionales que habían osado mezclarle con un asunto tan feo. El periodismo no pasa por su mejor momento. Los periodistas tampoco. Las nuevas tecnologías no son el enemigo más feroz, y lo sabemos. La prensa de papel agoniza sin remedio. El poderoso sigue siendo Don Dinero.  Si en el 76 a los demócratas, el reformismo les sabía a poco, los que hoy leen El País sintiendo una punzada, dudan de las palabras de su actual director, Antonio Caño, cuando escribe estar muy orgullosos de la independencia como “la base más sólida para afrontar el futuro digital”. 

   Aquel 04 de mayo cayó en martes. Repasamos su portada. ETA mataba sin pudor, Salvador de Madariaga entraba en la Real Academia de la Lengua hablando de “El exilio, como una obligación”, los madrileños abrazaban el asociacionismo vecinal, y en un editorial no apto para nostálgicos, las jefaturas con Juan Luis Cebrián a la cabeza aseguraban ser “un diario recién nacido que apenas abre los ojos y mira en torno suyo, no tiene otro remedio que pronunciar de nuevo las palabras de Ortega, tan entrañables para nosotros: “Desde luego señores, no es esto, no es esto”. ¿Premonitorio?

PD (nº1) especial: Con la edición de hoy, Miércoles 04 de mayo de 2016, diseñada por Rafael Canogar, el periódico regala una revista que repasa sus 40 años en 316 páginas. Cuenta con las firmas habituales del diario como Rosa Montero, John Carlin o Antonio Muñoz Molina, entre otros, además de 25 personajes, de Pedro Duque a Fernando Trueba, rememorando su primer encuentro con El País.

PD (nº2) expositiva: Hasta el Domingo 08 de mayo de 2016, en el Palacio de Cibeles, puede verse una exposición conmemorativa multisensorial, con más de 350 imágenes icónicas, 120 primeras páginas históricas, 40 portadas de El País Semanal, 15 pantallas y el primer reportaje en realidad virtual del periódico, un viaje a Fukushima cinco años después de la catástrofe nuclear.

                                                 (De Sol Alonso, el 04 de mayo de 2016)

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