Después de varios años inmerso en el mundo de las letras, los libros y la docencia, Eduardo Vilas, quiso montar un lugar que fuera, más allá de la típica escuela de escritura, un espacio abierto, cercano y creativo donde la convivencia y los encuentros dieran paso a multitud de actividades, como exposiciones, conciertos o presentaciones, basadas siempre en el intercambio de ideas. Rodeado y apoyado por un grupo de amigos y artistas, en 2007 logró poner en marcha su “proyecto de educación para el arte desde la modernidad”:  un “hotel” sin habitaciones, pero confortable como una casa e inspirador como la mejor de las historias. ¡Bienvenidxs al Hotel Kafka!

   Según Guillermo Aguirre (retratado aquí), escritor y actual coordinador de cursos del “Hotel”, todo empezó durante unas vacaciones de verano en la ciudad de Praga, que Eduardo quiso visitar por su amor a la obra de Franz Kafka, y así, entre sombras y con el souvenir de un viejo timbre de hotel entre sus manos, surgió la magia y el atrevimiento de abrir las puertas de este peculiar local.

   En cuanto a Guillermo, su carrera como escritor ha ido creciendo al mismo ritmo que el Hotel que nació al amparo de Benito Pérez Galdós, con su primera sede en el mismo edificio de la calle Hortaleza donde el dramaturgo fundó en 1897 su propia editorial. Después de pasar por la calle Hileras, el pasado mes de octubre de 2015 Hotel Kafka mudó libros, escritores, alumnos y profesores a su nuevo espacio en la calle Angosta de los Mancebos, en la que según cuenta Guillermo, se hospedaban los hijos de las familias pobres a la espera de ser destinados como pajes o mancebos de los ricos y pudientes, con todo lo que esto podía significar.

   Hoy, en el Hotel Kafka conviven los profesores, muchos fieles desde el origen como los escritores Rafael Reig, Antonio Orejudo o Javier Azpeitia, y músicos como Nacho Mastretta, con sus alumnos, que comprenden desde adolescentes con las ideas muy claras a aspirantes a novelista profesional, pasando por octogenarios gustosos de las letras, personas interesadas en perfeccionar su hobby casero, o simplemente los que buscan conocer gente con gustos e inquietudes similares. Y aunque aún los hay que se cuelan despistados preguntado por habitaciones libres, la mayoría de los que acuden lo hacen para averiguar si realmente es posible aprender a escribir bien. Una tarea mastodóntica ante la que Guillermo responde sin dudar: sin lectura no hay escritura. En cuanto a escribir, no es más que un proceso creativo que uno puede hacer en su casa, solo, y dedicándole mucho tiempo, o en Hotel Kafka, en compañía y de una forma más efectiva.

   Lo mejor está por llegar, y sobre todo, se está creando, así lo cree Aguirre a pesar de la tecnología (a la que califica como el gran despiste para la escritura), porque las relaciones siguen siendo fuertes. ¿Prueba de ello? La decena de huéspedes que, después de pasar por el Kafka, han publicado su obra. Parece que aún son muchos los que atesoran novelas en el cajón de su mesilla de noche, y más aún, en sus cabezas, retumbando como hechos que sin duda deberían ser contados. Porque al fin y al cabo la escritura no es más que la herramienta más accesible que existe para compartir lo que nos pasa, existe un hotel llamado Kafka para aprender a manejarla.

   Y recuerda: como bien dijo el autor de La Metamorfosis, “un libro tiene que ser el hacha que rompa nuestra mar congelada”...

                                                  (De Lidia Martín, el 25 de abril de 2016)

Referencias útiles:
HOTEL KAFKA (en la ilustración)
Calle Angosta de los Mancebos, 2
28005 Madrid
915 315 806
M La Latina

Horario: consulta el calendario de los próximos cursos (¡El Taller de supervivencia literaria y el seminario True Crime tienen muy buena pinta!).

Para seguir los pasos (re)creativos de HOTEL KAFKA, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

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