Para conmemorar los 400 años de la muerte del gran Miguel de Cervantes (que casualmente coincide con la del mayor representante de la literatura inglesa, William Shakespeare), se ha creado una Comisión Nacional para programar, impulsar y coordinar las distintas actividades que tanto las asociaciones privadas e individuales como los organismos públicos tienen pensado realizar a lo largo de todo el año 2016, para difundir la extraordinaria trayectoria vital y obra de uno de los autores más representante de las letras españolas así como de la literatura universal, con frecuencia ocultado por la figura quijotesca. (Petit) Homenaje al genial escritor que puede jactarse de haber escrito el íncipit más famoso del mundo (“En algún lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme...”).

   Durante mucho tiempo, el día del nacimiento de don Miguel de Cervantes Saavedra fue un misterio hasta que, en 1748, se descubrió en la Parroquia de Santa María la Mayor de Alcázar de San Juan, su partida de bautismo, fechada el 09 de octubre de 1547 en Alcalá de Henares. Sin embargo, a pesar del hallazgo, se cree que el día exacto de su nacimiento pudo ser el 29 de septiembre, por ser el día de San Miguel. Cuarto de siete hijos, Miguel pasó su infancia viajando de una ciudad española a otra, por las que su padre deambulaba buscando hacer fortuna (algo que no terminaría de conseguir), pero sin olvidarse nunca de proporcionar a sus hijos e hijas una buena educación. En Córdoba l@s niñ@s comenzaron a estudiar con los Jesuitas, y Miguel demostró ser un lector precoz. Durante sus años en Andalucía, parece ser que el adolescente reservado y tartamudo disfrutaba mucho como espectador del teatro de Lope de Rueda, lo que marcaría su interés por la escritura de comedias.

   En 1566 la familia al completo se instaló en la Villa, recién nombrada capital del reino por Felipe II y que había quintuplicado su tamaño y población. Mientras su padre seguía buscando desesperadamente alguna posibilidad de negocio, el joven Miguel empezó a escribir sus primeros poemas sin saber que formarían parte de una antología publicada por Juan López de Hoyos sobre la muerte y enfermedad de la reina Isabel de Valois, tercera esposa del monarca, que con tan solo 22 años no había sobrevivido al aborto (natural) de la que hubiera sido su tercera hija. Pero Cervantes ya soñaba con otros horizontes… ¿o simplemente decidió esquivar una orden de busca y captura?

   No se sabe, pero lo cierto es que al poco de ser acusado de haber herido en un duelo a un tal Antonio Sigura, el escritor de apenas 22 años se embarcó rumbo a Italia. Después de unos meses ¿ociosos? por la Corte Papal, Miguel de Cervantes ingresó en el ejército como soldado, y al poco tiempo se vio luchando por su vida y en nombre de los ideales cristianos que defendía la Santa Liga frente a los turcos, en la sanguinaria Batalla Naval de Lepanto en 1571. Sobrevivió, pero quedó orgullosamente herido con la mano izquierda paralizada -que no amputada, pese a la imprecisión de su mote-, y por sus acciones en la guerra, recibió la consideración de sus superiores, entre los que se encontraba Juan de Austria, hermanastro bastardo del Rey.

   Al volver a Italia, se instaló en Nápoles, donde vivió la vida (loca) de joven soldado, alternando las obligaciones militares con la vida de las tabernas, los escarceos amorosos y en busca de reconocimiento y promoción social a través del ejército. También se dice, se rumorea, se comenta que en esa época el escritor tuvo un hijo de nombre Promontorio, del que apenas se sabe nada. La juventud exaltada de Miguel de Cervantes acabó de manera abrupta cuando, el 20 de septiembre de 1575, al regresar a España, el barco en el que viajaba junto a su hermano Rodrigo fue apresado en la Costa Brava por los corsarios berberiscos del albanés Arnaute Mamí. Todos sus tripulantes fueron recluidos como esclavos en Argel.

   Como sus secuestradores encontraron entre sus cosas unos cartas de reconocimiento de sus superiores, pensaron que Cervantes era una persona con recursos del que podrían sacar bastante dinero en un rescate. Nada más lejos de la realidad. Mientras el escritor no dejaba de maquinar cómo escapar (protagonizó 4 fugas fallidas, que no le trajeron más que represalias y dificultades), su madre en España intentaría reunir el dinero que le pedían para recuperar a sus dos hijos, pero al no conseguirlo, se vio obligada a endeudarse haciendo aún más difícil su ya delicada vida. El primero en ser liberado fue su hermano Rodrigo. En cuanto a Miguel, recién capturado de su cuarto intento de fuga, estuvo a punto de ser trasladado a Constantinopla -donde sus previsiones de libertad hubieran quedado completamente aplastadas-, pero gracias a los frailes trinitarios, que mediaron y pagaron parte del rescate, fue finalmente liberado el 19 de septiembre de 1580, justo cinco años después de caer preso.

   Miguel regresó a España como hombre libre, pero igual de pobre y desgraciado, especialmente después de las deudas que había contraído su familia para intentar liberarle. Entonces, buscando hacer fortuna de una u otra forma, decidió renunciar al ejército para intentar labrarse un futuro en las Indias, pero fue rechazado, y se dedicó más que nunca a la escritura. En el ámbito personal, se sabe que en 1582 Cervantes tuvo una hija, Isabel, fruto de una relación extramatrimonial con la mujer de un tabernero, pero como ya había acordado su matrimonio con Catalina Palacios, una campesina de Esquivias (Toledo) -a la que doblaba la edad-, se desentendió de la niña hasta que muriera su madre biológica y acabara reconociendo a Isabel, que ya tenía catorce años.

   Entre 1581 y 1583, Cervantes escribió La Galatea, una novela pastoral, que consiguió publicar en 1585. Sorprendentemente para él, el libro gustó, y consiguió no solo una considerable cifra de reales por la venta de sus derechos, sino también una inyección de confianza que le empujó a escribir sobre aquello que tanto le gustaba desde niño: el teatro. Pero la ilusión se desvaneció pronto cuando se vio incapaz de competir contra el absoluto rey de la comedia española, otro genio indiscutible que había hecho suya toda la escena y había sabido renovar y traer aires nuevos al teatro. Lope de Vega copaba el gusto del público, la crítica y las mujeres, algo contra lo que Miguel de Cervantes no pudo competir, pese a que sus entremeses y las comedias sobre su cautiverio en Argel tuvieron bastante éxito. El “Monstruo de la naturaleza” hizo que en 1600 Cervantes cesase en su empeño de escribir teatro.

   Como la literatura no le reportaba suficientes beneficios económicos, en 1587 Miguel se trasladó a Sevilla para trabajar como comisario de abastos, hasta que en 1594 decidió dedicarse al peligroso oficio de recaudador de impuestos atrasados. Tener que ir casa por casa exigiendo los impuestos no pagados hicieron que su día a día estuviera lleno de peleas y grescas. Paradójicamente el punto álgido de la mala suerte llegó cuando se vio obligado a dejar el trabajo, en 1597 al acabar preso en la cárcel de Sevilla debido a que el recaudador para el que trabaja quebró, y el escritor tuvo que pagar el supuesto delito de apropiación de dinero público. Fueron solo unos meses los que pasó en la cárcel, pero ¡benditos meses! ya que fue en la prisión Real de Sevilla donde empezó a gestarse El Quijote...

   En los primeros años de 1600 Cervantes, con toda su familia, incluida Isabel -su hija adolescente de fuerte carácter y odio implícito hacia su desabrido padre-, se trasladó a Valladolid, siguiendo a la corte de Felipe III. Allí, en una casa abarrotada y entre el turbulento desorden familiar, terminó de escribir la primera parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, que publicó en enero de 1605 sin saber que se convertiría en una obra fundamental tanto para la historia de la humanidad como para su propia vida.

   La aceptación de El Quijote fue inmediata y su capacidad como novelista incuestionable. Aquel éxito le animó a seguir escribiendo. Cuando publicó un año antes de morir la segunda parte de su obra maestra, ya habían visto la luz, en 1613, las Novelas Ejemplares, doce historias en las que explora los distintos estilos narrativos como la sátira en El Coloquio de los Perros, la picaresca en Rinconete y Cortadillo, la miscelánea en El Licenciado Vidriera, la novela bizantina en La Española Inglesa, o la novela policiaca en La Fuerza de la Sangre.... Además, en 1614 apareció una supuesta segunda parte de El Quijote publicada en Tarragona y firmada por un tal Alonso Fernández de Avellaneda, un hecho extraño que le empujó a publicar al año siguiente su auténtica segunda parte. Pero, pese a su éxito literario, el genio de la literatura seguía pasando estrecheces. Nunca le acompañó la suerte ni la habilidad para hacer crecer el dinero. En aquellos años, su obra ya se había traducido al inglés y al francés, pero ¿llegó a ser consciente de que había creado una forma literaria nueva así como del alcance ilimitado de su obra maestra?

   El 19 de abril de 1616, tres días antes de morirse, Miguel de Cervantes recibió la extremaunción, pero tuvo tiempo de dejar escrita una exquisita dedicatoria para el Conde de Lemos, que se convertiría en una famosa muestra de su genio así como de una de las más conmovedoras expresiones autobiográficas: “Ayer me dieron la extremaunción, y hoy escribo ésta; el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir...”.

PD quijotesca: Reinterpretado, estudiado y alabado por todas las corrientes literarias posteriores, El Quijote, considerada como la primera novela moderna y polifónica, es una profunda sátira que desmitifica y rompe toda la tradición caballeresca. En El Quijote se mezclan situaciones absolutamente desternillantes con la más íntima tristeza, esa que inevitablemente aparece cuando se enfrentan los ideales más nobles en un mundo miserable y en decadencia. Trágico y cómico, héroe y antihéroe, sabio y loco y símbolo de la bondad, la entrega desinteresada y el entusiasmo, Don Quijote de la Mancha es un fiel reflejo de todo lo que significó y significa España.

                                                  (De María Glück, el 02 de abril de 2016)

Referencias útiles:
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