Si los dublineses tienen su Bloomsday -cita anual que recorre los pasos de Leopold Bloom en el Ulises de Joyce-, los orgullosos madrileños tenemos “La noche de Max Estrella”, que desde 1998 recorre, una vez al año, algunas de las calles, callejuelas, plazas y rincones por las que el personaje de Luces de Bohemia vivió sus horas finales. Crónica Sentimental de un homenaje literario de carácter lúdico cultural, que se debe a Ignacio Amestoy, autor teatral y fan confeso de Valle-Inclán, en colaboración con el también dramaturgo, Luís Araújo, bajo el patrocinio del Círculo de Bellas Artes de Madrid y convocado por la Irreal Academia del Esperpento...

   Todo empezó a finales del siglo XIX cuando un hombre fascinante llegó desde su Galicia natal hasta el bullicioso, bohemio e intelectualoide Madrid, donde rápidamente se daría a conocer en las tertulias literarias no solo por su larguísima barba y sus gafas redondas, sino también por su capacidad para monopolizar conversaciones, destruir reputaciones y por su falta de paciencia ante las interrupciones. Aunque la familia de Ramón Valle y Peña aka Ramón (María) del Valle-Inclán (retratado aquí), nacido en Villanueva de Arosa el 28 de octubre de 1866, tenía preparado para él una carrera en el campo de las leyes, el joven, después de cinco años de estudios en la Universidad de Pontevedra, no llegó a pasar del tercer curso. Entonces, con 22 años, cuando falleció su padre, decidió dar un giro a su vida y consagrarla a lo que realmente estaba destinado: la escritura. Y ¿cuál era el mejor sitio al que un joven de provincias podía trasladarse para cumplir tan noble fin? Sin duda, Madrid.

   Con su peculiar y reconocible aspecto -que hoy podría pasear sin llamar la atención por las calles de Malasaña-, don Ramón vivió intensamente la vida que le ofreció la Villa. Famosas son las anécdotas hilarantes y brabuconas que rodean su figura, como la pelea a bastonazos que le dejaría manco, su abierta antipatía por compañeros de generación como Pío Baroja o Unamuno (con el que estuvo a punto de llegar a las manos por diferir en sus teorías literarias), su manifiesto apoyo a los independentistas cubanos (algo completamente inusual en el ambiente patriótico español que se respiraba en aquella época), sus contradicciones políticas y su capacidad para involucrarse en los casos de sociedad más sonados de la época. Valle-Inclán se convirtió en una figura absolutamente imprescindible en su época, que no ocultaba sus opiniones y las defendía con acento ceceante y de manera vehemente y desgarrada.

   Pero si el dramaturgo era un hombre muy popular, sus obras en cambio no tuvieron aceptación y apenas ganó dinero con ellas como admitiría en 1904: “Yo, hasta ahora, jamás he ganado cosa alguna con mis libros. De los primeros he vendido hasta cinco o seis ejemplares; de los últimos vendo alguno más, pero nunca lo bastante para costear las ediciones”. El dramaturgo sobrevivió gracias a un puesto de funcionario en la Dirección General de Instrucción Pública que apenas le quitaba tiempo y le permitió dedicarse en cuerpo y alma a la literatura que el quería escribir.

   Aunque sus primeras obras, enmarcadas dentro de la corriente modernista, son lecturas imprescindibles para entender la crítica y preocupaciones de la Generación del 98, no hay que olvidar que fue una generación que no tuvo un programa ni un manifiesto bajo el que articularse. Es más. Fue una generación con muy poca cohesión como grupo, y ante la que muchos de sus pertenecientes afirmaron en su día no pertenecer. Y como no podía ser de otra manera, la figura alargada y reconocible de Valle-Inclán llevó su independencia literaria hasta el punto de desmarcarse de todo y de todos desarrolando su propio género literario: el esperpento.

   Inventado por Valle-Inclán en su obra Luces de Bohemia (1929), donde tanto los personajes como las situaciones y los ambientes se deforman y distorsionan de forma grotesca, el esperpento se entiende como un juego de espejos cóncavos y convexos, a través de los cuales lo trágico se percibe absurdo y cómico, según las declaraciones de Max Estrella en la escena duodécima de Luces de Bohemia: “El sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas”. De ese modo, el esperpento degrada los valores literarios consagrados mientras dignifica al pobre y a lo coloquial. Sin ir más lejos, el término no surge desde los círculos cultos e intelectuales, sino que proviene del pueblo más llano y pobre.

   En este ambiente turbio, Max Estrella emerge como héroe clásico deformado junto a una serie de personajes a los que su autor observa sin piedad ni compasión, a excepción de algunos a los que trata con más dignidad. En Luces de Bohemia se juega con la realidad y la ficción ya que en ese Madrid real, oscuro, corrompido y en absoluta decadencia, muchos de sus personajes son alter egos de sus conocidos como el protagonista, Max Estrella, que encarna al escritor bohemio Alejandro Sawa (en la ilustración).

   En una carta de Valle-Inclán a su amigo Rubén Darío, así expresaba el gran pesar que había sentido en el velatorio y la frustración que le producía el poco caso que se le había hecho en vida a Sawa: “Tuvo el final de un rey de tragedia: loco, ciego y furioso”. El escritor y periodista sevillano, Alejandro Sawa (1862-1909), que vivió en París primero y posteriormente en Madrid como un auténtico bohemio, acabó ciego, perdiendo la razón y en la más absoluta pobreza y marginalidad. Quizá hoy nadie estaría hablando de su figura si no fuera por Max Estrella, su álter ego creado de manera magistral por Valle-Inclán.

   Este año, la Noche de Max Estrella tendrá lugar el Viernes 01 de abril de 2016, y celebra por un lado los 100 años de la publicación de La lámpara maravillosa, menos conocida pero clave para comprender el complejo entramado teórico que alimenta la obra de Valle-Inclán; y por el otro, los 80 años de la muerte de Valle-Inclán. El recorrido, conducido por Amestoy y Javier Huerta, comenzará a las 19h en Casa Ciriaco, donde “Max Estrella salió de la cueva de Zaratustra”. El paseo de bohemios continuará hacia la casa donde se suicidó Mariano José de Larra (en la calle de Santa Clara, 3), y bajará por la calle Mayor hasta la Chocolatería San Ginés, donde prometen un “botellón”. Luego, tomarán rumbo hasta la Puerta del Sol, con una parada en la Taberna Pica Lagartos antes de llegar al Café Colón donde se rememorará la trifulca que dejó manco al escritor. Sobre las 21h30 la comitiva llegará al Callejón del Gato, y a las 22h, al Ateneo de Madrid, donde se recibirán a los bohemios en el Salón de Actos para rendir homenaje al también grande, Buero Vallejo, en el centenario de su nacimiento. A las 22h30, el tributo será para otro manco, el de Lepanto, frente al Congreso de los Diputados.

   Finalmente, el trayecto llegará a su fin a las 22h45, en la Sala de Columnas del Círculo de Bellas Artes, con la lectura nocturna del mensaje del Día del Teatro.

   ¡Esperpéntica Noche de Max Estrella!

PD (nº1) familiar: En 1907, Valle-Inclán se casó con la actriz Josefina Blanco a quien doblaba en edad y con la que tuvo 6 hijos. Con ella viajó de gira por toda Suramérica como director artístico de su compañía de teatro, y a la vuelta a España, se instalaron en Galicia, aunque el dramaturgo viajaba continuamente a Madrid. La artista acabó divorciándose de él en 1932, y para conseguir un buen acuerdo, contrató los servicios de la insigne abogada Clara Campoamor.

PD (nº2) romántica: Junto a la joven bailarina Anita Delgado y el Maharajá de Kapurthala, Valle-Inclán protagonizó una de las crónicas de sociedad más sonadas de principio de siglo XX. Los días previos a la boda de Alfonso XIII, Madrid se llenó de reyes y príncipes de todas partes del mundo, entre los que estaba el monarca indio, quien un día se dejó caer por el Kursaal, sala donde actuaba Anita y de la que quedó prendado. Tras el atentado que intentó acabar con la vida de los monarcas recién casados, los invitados aristócratas se dieron prisa en abandonar Madrid, y el maharajá desde París no paró de escribir a la bailarina. Anita, reacia al principio, decidió escribirle por fin, pero antes de enviarle su misiva decidió enseñarla a sus amigos escritores. La carta era un despropósito lleno de faltas de ortografía y evidente dejadez intelectual. Entonces, Valle-Inclán decidió alcahuetear a la joven, y redactó una impecable carta de amor, tras la cual el maharajá no pudo más que rendirse a sus pies y pedirle matrimonio. La joven aceptó, y toda la historia que vino después es digna de un libro entero...

PD (nº3) surrealista: Otra de las muchas anécdotas surrealistas que rodean a Valle-Inclán tienen como protagonistas al joven escritor y aristócrata llamado Argamasilla, que decía tener visión de rayos X, y al famoso ilusionista Harry Houdini.

                                                 (De María Glück, el 29 de marzo de 2016)

Referencias útiles:
XIX NOCHE DE MAX ESTRELLA

¿CUÁNDO? El Viernes 01 de abril de 2016, a partir de las 19h.

¿QUÉ? Max Estrella vuelve a las calles de su Madrid, en La Noche de los Teatros de la Comunidad de Madrid, por culpa, una vez más, del Círculo de Bellas Artes. 

¿DÓNDE? Para no perderte nada, consulta la Programación de La Noche de Max Estrella, conducida por Ignacio Amestoy y Javier Huerta, académicos de número de la Irreal Academia del Esperpento.

¿CUÁNTO? Actividades gratuitas.

Para saberlo todo del evento, conéctate a la web del CíRCULO DE BELLAS ARTES (también en Facebook y Twitter).

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