1977 fue un año maravilloso en el que sucedieron grandes cosas, que agitaron y marcaron la vida de todos los españoles y el comienzo de un nuevo país. Fue el año de la Matanza de Atocha (cuando un grupo ultraderechista -la Alianza Apostólica Anticomunista- asesinó a cinco abogados laboralistas de CC.OO.), el año de la legalización del Partido Socialista Español y del Partido Comunista (el sábado de gloria), el año en que Juan de Borbón renunció a sus derechos dinásticos a favor de su hijo Juan Carlos I, y se realizaron las primeras elecciones democráticas (después de 41 años), que ganó la UCD con Adolfo Suárez como presidente; el año en que el Atlético de Madrid ganó la liga y, para la escena cinematográfica de Madrid, el año en que se abrió el Pequeño Cine Estudio, el último Minicine de Madrid.

   Esta sala de proyecciones nació como sala de “arte y ensayo” con una intención clara: exhibir películas en versión original, en blanco y negro, clásicos de siempre, prácticamente imposible de encontrar en otras salas. Por eso, no tardó en convertirse en un lugar de culto para los cinéfilos de la época.

    Su artífice, José Gago (Madrid, 1937) -en la ilustración-, un apasionado del 7º arte y, en concreto, del cine clásico, bien podría haber inspirado la deliciosa película de Giuseppe Tornatore, “Cinema Paradiso”, porque mamó, y amó el cine desde su más tierna infancia. Al término de la Guerra (in)Civil, su familia se trasladó a un pueblo de Ávila -de donde eran oriundos-, y abrieron el primer y único cine del lugar. En ese mundo de películas de celulosa, pegamento, luces violetas producidas por las lámparas rectificadoras de mercurio, olor a acetona y acetato, el niño José se enamoró sin remedio. Se crió como Salvatore Di Vita, el protagonista de la cinta italiana, entre rollos de celuloide y filamentos de carbono, y al igual que Alfredo, el entrañable proyeccionista de la película, Gago también aprovechaba, a veces, el calor que desprendían las bombillas de carbones para calentarse la cena en la linterna del proyector. Hoy, José Gago, peina canas pero sigue enamorado del cine tanto o más que cuando con 40 años abrió las puertas de lo que para muchos es la “Catedral del Cine”.

   Un lugar que sigue tal y como se inauguró, con la misma decoración, su espectacular fachada, que simula un proyector antiguo con latas de películas de 35 milímetros, y una pre-sala, que cualquiera amante del cine desearía que fuese el salón de su casa. En el mural gigante que nos da la bienvenida, Clark Gable nos seduce con una media sonrisa, Charles Chaplin se disfraza de Hitler, Fred Astaire parece levitar un baile metido en su elegante smoking, y la gran diva Greta Garbo brilla con luz propia. En cuanto a Bogart, se apoya en otra de las paredes, fumando -como no- un cigarrillo bajo la sombra del ala de su sombrero y media docena de proyectores (uno de ellos el antiguo proyector del propio cine). Latas viejas de películas nos llevan de viaje a otro tiempo, y en un espacio en el que el protagonista es el cine. Ese cine sin presiones de taquilla, sin grandes promociones comerciales, sin palomitas ni estridencias.

   Cuenta José que “la primera película que se estrenó aquí fue “La Perla de la Corona” (1972), de Kazimierz Kutz, que trata sobre la huelga de unos mineros en la Polonia de los años 20. Y después, se proyectaron títulos como "El Acorazado Potemkin", "La Espiral", ciclos dedicados a Passolini, Fassbinder, Fernando Arrabal, Fellini y hasta una retrospectiva de Bogart. Es decir, una cartelera fiel a los principios del dueño de la oscura, con películas que no tienen recorrido en el circuito comercial, documentales, obras de directores noveles (algunos de los cuales se convertirían en grandes nombres del celuloide), y todo, por supuesto, en versión original.

   El Pequeño Cine Estudio, pese a su tamaño (124 butacas), es para muchos madrileños, uno de los cines más GRANDES de la ciudad.

PD (nº1) curiosa: Cuando se estrenó “La Perla de la Corona”, eran tiempos revueltos para España (en medio del nacimiento de la democracia), y una parte del público malinterpretó el título relacionándolo con una alabanza de la monarquía y la fachada del cine amaneció con pintadas antimonárquicas y petardos reventados.

PD (nº2) de culto: La película “Casablanca” es la película clásica que más veces se ha proyectado en su sala.

                                                 (De Noemí Z., el 31 de agosto de 2015)

Referencias útiles:
PEQUEÑO CiNE ESTUDiO
Calle de Magallanes, 1
28015 Madrid
914 472 920 (Información y reserva de la sala)
M Quevedo

Horario: Sesiones a las 18h15, a las 20h15 y a las 22h15.
PD (nº3): ¡No te pierdas la Programación de esta semana!
PD (nº4) : La sala también se puede alquilar para pases privados, tanto en formatos de 35 mm como en digital, de películas propias, experimentales, acontecimientos familiares, empresariales, documentales, etc. Es decir, que puedes reservar la sala y ver lo que desees ver en ella con tus amigos y familiares. ¡Lujazo!

Precio: 6,50 euros.

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