No utilizar materiales de origen animal es su premisa, y una alternativa para todos aquellos que están convencidos de que, al igual que para comer, se puede vestir de un modo no agresivo con el entorno. La tienda de calzado vegano (y más), Justo Akí, acaba de abrir sus puertas en Chamberí. ¿List@os para vivir una experiencia Ekoethic?

   Todo empezó cuando Sergio Alday (en la ilustración), natural de Santurce e ingeniero de formación, empezó a buscar, para poder moverse a sus anchas en las obras, zapatos de calidad, robustos y respetuosos con el medio ambiente y que no utilizaran la explotación animal ni laboral: “Me pateé el País Vasco en vano, y terminé comprándolos en Inglaterra”. Al constatar que no era el único consumidor que echara en falta ese tipo de calzado en el mercado español, el “pequeño activista que tiene dentro” se planteó seriamente abrir su propio negocio. A finales de 2011, inauguró su primera tienda en Bilbao, y hace 3 meses, dio el salto a la capital.

   El secreto de los zapatos veganos de Justo Akí es el material con el que están fabricados. Se trata de una microfibra, llamada lorica, que tiene una gran similitud estética con la piel, pero que es un poco más elástica, más duradera, totalmente impermeable y transpirable, y procedente en su totalidad de materias primas de origen vegetal o sintético: “Es un material que se desarrolló para la navegación, porque la piel se puede deteriorar con la humedad y la exposición al sol”. Resumiendo, con zapatos hechos con esta microfibra, se puede ir al desierto porque no necesitan mantenimiento ni se estropean. “Con mi primer par de botas veganas, me recorrí todas las obras de Vizcaya hace ocho años, y aún las sigo llevando. Les quedan otros ocho años más, como poco”.

   Aparte de no estar realizados con piel (ni con seda, cuero, plumas, lana, ni agentes químicos tóxicos etc.), los zapatos veganos tampoco utilizan adhesivos para su fabricación, porque muchos de ellos son de origen animal. En su lugar, combina elementos sintéticos con fibra textil de algodón o poliuretano, extraído de la soja. Además, la microfibra lorica está libre de los metales pesados que se suelen utilizar para curtir la piel (sobre todo el cromo), así que aparte de estar pensada para clientes veganos por convencimiento, también es apta para las personas que tienen problemas de alergias.

   La mayor parte de los zapatos, que se venden en Justo Akí, están fabricados principalmente en La Rioja y Toledo, y una pequeña parte en Portugal. En cuanto a los pocos modelos que se fabrican fuera de Europa, están vinculados con proyectos sociales de apoyo a artesanos locales: “Tenemos por ejemplo unas botas que se fabrican en Tailandia por un grupo de mujeres que, de este modo, pueden trabajar en sus casas”, porque para Sergio, “por mucho que el calzado fuera vegano y ecológico, nunca trabajaría con nadie que no respetara los derechos de los trabajadores”.

   Para Sergio, más allá de dar a conocer un complemento de moda sostenible, se trata de que la gente sepa que existen otras alternativas, que uno se puede vestir sin necesidad de hacer daño a nada ni a nadie: “Muchas veces la gente no consume vegano por desconocimiento. La industria ganadera y el tema de la piel mueven muchísimo dinero, pero tienen el problema de la utilización de los metales pesados contaminantes y de la mano de obra en precarias condiciones, es decir, la cara fea de la moneda, que nunca nos enseñan”.

   El precio medio de un par de zapatos vegano oscila entre los 25 euros (para unas zapatillas) y una media de 45 euros (que puede dispararse hasta los 125 euros para algún modelo), pero es un zapato tan duradero que, si no se cambia por gusto, estará en el armario por muchos años, lo que también ayuda a la economía responsable a título individual.

   ¡Viva el comercio Justo... akí!

                                      (De Abigail Campos, el 28 de mayo de 2015)

Referencias útiles:
JUSTO AKí
Calle de Cardenal Cisneros, 20
28010 Madrid
606 132 284
M San Bernardo / Quevedo

Horario: de Martes a Sábado, de 11h15 a 14h30 y 17h a 20h30.

Para seguir los pasos (re)creativos de JUSTO AKí, conéctate a su web y su Facebook.

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