Hoy, Domingo 02 de julio de 2017, se cumplen 25 años de la muerte de Camarón de la Isla, a quien la etiqueta de “cantaor” se le queda corta. Junto a José Mercé, fue el mayor renovador del flamenco, además de una figura imprescindible para quienquiera comprender la naturaleza del cante jondo de la segunda mitad del siglo XX. Para homenajearle, el Centro cultural Conde Duque acogerá, dentro de la programación de los Veranos de la Villa, el recital “Camarón. Más Allá de la Leyenda”, creado por el músico madrileño Jorge Pardo para la ocasión.

   José Monje Cruz nació en un patio de vecinos, el 5 de diciembre de 1950 en el seno de una familia gitana y humilde del barrio de Las Callejuelas, en la localidad gaditana de San Fernando. Su padre, Luís Monje, era herrero y aficionado al cante, y su madre, Juana Cruz, canastera. Muy pronto el pequeño José -el séptimo de ocho hermanos- comenzó a demostrar una excepcional capacidad para el cante, que hizo que la gente hablara del niño rubio, de piel blanca y cuerpo menudo de San Fernando, como de un pequeño prodigio, que amenizaba como nadie las fiestas gitanas familiares. Pero la debilitada situación económica familiar sumado a la posibilidad de conseguir un dinero extra gracias a las interpretaciones del artista en ciernes, hizo que el paso por la escuela del niño fuera breve, apenas lo suficiente para aprender a leer y escribir.

   En 1962, animado por Manolo Caracol -quien reconoció su talento nada más escucharle-, José se presentó al concurso de cante flamenco del Festival de Motilla. Lo ganó, y el joven comenzó su carrera profesional con tan sólo 12 años. Pese a su corta edad, su incuestionable personalidad como intérprete, le permitió participar en todos los grandes eventos flamencos del momento e incluso viajar por varias ciudades europeas con la compañía de Juanito Valderrama. Tanto creció su fama (fuera de Andalucía) que con 16 años, la compañía de Miguel de los Reyes decidió llevarlo a Madrid, donde repartiría sus horas entre el tablao de Torres Bermejas y El Palomar. En la villa, su reputación continuó creciendo y sus seguidores transformándose en legión.

   Pocas veces dos grandísimos genios se encuentran en la misma línea espacio/tiempo. A finales de la década de los 60, Camarón y Paco de Lucía se conocieron en Torres Bermejas, y los dos seres introvertidos y callados se hicieron indispensables el uno para el otro, unidos por el arte y una admiración mutua. Además de fusionar a la perfección sus dos disciplinas, también lo hicieron sus personalidades, lo que llevó al dúo de payo y gitano a grabar más de una decena de discos juntos y mantener una bonita y profunda amistad durante toda la vida de Camarón. Tanto el guitarrista como el cantaor demostraron que el flamenco podía entenderse de una forma distinta al hasta entonces intocable código imperante, sin perder sus fundamentos musicales y emocionales, ni el respecto, ni el respecto a la tradición y el cante más ortodoxo.

   Pero el disco, que marcó un antes y un después y situó al cantaor de San Fernando en el podio de las leyendas musicales, llegó en forma de vinilo en 1979. En “La Leyenda del Tiempo” (el décimo trabajo de estudio del cantaor), el artista reunió a los jóvenes valores gitanos de la época, decididos a crear algo completamente nuevo fusionando el flamenco más puro con instrumentos más propios del jazz y el rock. Con este disco, Camerón abandonó para siempre el topónimo “de la Isla”, y también apartó por un momento la sempiterna presencia de Paco de Lucía para acompañarse a la guitarra de otro de los grandes, su amigo Tomatito. Además, Kiko Veneno, los hermanos Rafael y Raimundo Amador y los músicos del grupo Alameda formaron parte del proyecto, bajo la producción de Ricardo Pachón.

   Pese a la ilusión, el esmero y las grandes expectativas que se pusieron en el disco, “La Leyenda del Tiempo” fue un fracaso de ventas en mayúsculas, que despertó la indignación e ira de los puristas flamencos e hizo que incluso algunos de los que lo compraron, volvieran malhumorados a las tiendas exigiendo que se les devolviera el dinero, pues “aquello no era un disco de Camarón”. Si es más que probable que la poca aceptación inicial de su nuevo trabajo afectara al cantaor, también afirmaría en una entrevista realizada posteriormente que “cuando hago un disco no pienso en lo que van a decir, porque yo sé que de momento no lo van a entender. (…) El flamenco está hecho, pero sobre lo hecho se puede seguir creando sin engañar, sin mistificar. ¿Por qué tenemos que hacer todos la soleá exactamente igual, como si fuéramos un disco? Si yo puedo añadirle algo propio, enriquecerla, sin desvirtuar lo que es el cante por soléa, ¿por qué no voy a hacerlo?”. Así justificaba Camarón, con la barba que le acompañaría para siempre, el cambio profundo que a partir de entonces iba a sufrir tanto su arte como su imagen, y hoy en día, “La Leyenda del Tiempo” es un disco de culto ante el que no hay crítico musical que no sepa reconocer la audacia, calidad e impulso renovador de esta obra cumbre del flamenco.

   Con este trabajo, el gaditano adquirió fama mundial, y comenzó a mostrar dos caras que convivían en armonía: por un lado, la de las grabaciones con tintes más comerciales en las que las colaboraciones con artistas de otras disciplinas, como del mundo del jazz o del rock, hicieron que sus discos fueran consumidos por un público muy heterodoxo; y por el otro, el de las actuaciones, donde aparecía el Camarón más sobrio y gitano. A sus festivales y conciertos asistía un público gitano que le adoraba con fervor casi místico. Nunca hasta ese momento, los espectáculos flamencos habían tenido un éxito de público tan masivo. Camarón se habían convertido en un fenómeno social, en una leyenda viva.

   Durante los 80, Camarón conoció el éxito, pero también la agonía. El consumo de heroína y cocaína comenzó a hacer estragos en su salud. Afortunadamente, logró salir de ellas después de someterse a una cura de desintoxicación. En cuanto a su paso por los tribunales, debido a su accidente de tráfico de 1986, en el que murieron dos personas, se le condenó a un año de prisión -que finalmente no cumplió por no tener antecedentes penales- por imprudencia temeraria. La Leyenda Negra, que se creó en torno al cantante, llegó a afirmar que había contraído SiDA, mientras llenaba el Cirque d'Hiver en París durante tres días seguidos, colaboraba con la Royal Philarmonical Orchestra y Ana Belén, volvía a grabar con Paco de Lucía, y su disco “Soy Gitano” se convertía en el más vendido de la historia del flamenco., en 1989.

   Camarón sabía que iba a morir joven, o al menos, eso afirmaban sus amigos y familiares más cercanos, pues tanto la muerte de su padre (cuando él contaba con tan solo 12 años) como la de muchos de sus hermanos, le habían prevenido para forjarse una actitud ante la muerte prematura. A él le llegó con 41 años, en forma de cáncer de pulmón, provocado por las más de dos cajetillas de cigarros que fumaba a diario. En abril de 1992 acudió a la clínica Mayo de Rochester en Minnesota donde le confirmaron el diagnóstico. Entonces, volvió a España donde se sometió a una cura de reposo, y el 02 de julio de 1992 falleció en el Hospital Germans Trias i Puyol, en Badalona, rodeado de toda su familia. Aunque el cantaor llevaba meses luchando contra la enfermedad, la familia había decidido mantenerlo en secreto, por lo que su muerte causó una profunda conmoción entre sus millones de seguidores. Se calcula que, a su entierro, acudieron más de 50.000 personas a dar el último adiós al cantaor entre lágrimas y quejíos.

   “El flamenco no tiene más que una escuela: transmitir o no transmitir” decía en una entrevista a Canal Sur un avejentado Camarón, pocos años antes de su muerte. Transmitir: ahí radicó su grandeza.

PD (nº1) onomástica: José Monje Cruz le debe el nombre de Camarón a uno de sus tíos, que al ser un muchacho delgado, rubio y de piel blanca se le asemejaba a un camarón. En cuanto a “De la Isla” se debe a que San Fernando se encuentra en la Isla de León, popularmente conocida como La Isla.

PD (nº2) amorosa: En 1976, Camarón se casó con Dolores Montoya, aka La Chispa, que tenía 16 años cuando contrajo matrimonio, y tuvieron 4 hijos. En 2008, La Chispa rindió homenaje a su marido publicando La Chispa de Camarón. La verdadera historia del mito contada por su viuda”. Hoy en día, La Chispa regenta la mercería “Bazar Chispa” en la Línea de la Concepción, pueblo natal de Dolores, en donde conoció a su marido.

                                                 (De María Glück, el 02 de julio de 2017)

Referencias útiles:
HOMENAJE A CAMARÓN DE LA iSLA

¿CUÁNDO? El Domingo 02 de julio de 2017, a las 21h30.

¿QUÉ? Con motivo del 25º aniversario del fallecimiento de Camarón de la Isla, el espacio cultural Conde Duque presentará un emotivo recital del saxofonista y flautista madrileño Jorge Pardo.

¿DÓNDE? En el patio central de Conde Duque (ver la ilustración)
Calle Conde Duque, 11
28015 Madrid
M San Bernardo / Noviciado / Plaza de España / Ventura Rodríguez

¿CUÁNTO? 15 euros aquí.

Para saber más del evento, conéctate a la web de CONDE DUQUE (también en Facebook y Twitter).

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