CULTURA - Mi Petit Madrid * - Mi PETiT HOMENAJE A ROBERT MAPPLETHORPEby PAULA DE A.

Mi PETiT HOMENAJE A ROBERT MAPPLETHORPE
by PAULA DE A.

Patti Smith (1946) llegó a Nueva York en 1967. Tenía veintiún años, había dejado un bebé en adopción y no contaba con un solo centavo en el bolsillo. Estaba obsesionada con Baudelaire, Rimbaud y Genet, de quienes admiraba no solo su poesía, sino también su actitud rebelde.

Robert Mapplethorpe (4 de noviembre de 1946 - 9 de marzo de 1989) había marchado a la Gran Manzana unos meses antes con el fin de cursar estudios artísticos. Atrás había quedado el hogar marcado por una educación ultracatólica. Su físico se asemejaba al de un monaguillo (altar boy) de aspecto frágil.

Ambos habían emigrado a la ciudad con el sueño de convertirse en artistas y ser libres.

Se puede decir que Robert rescató a Patti de las manos de un hombre con “malas intenciones” en Union Square la tercera vez que se vieron, siempre de casualidad. Entonces la sonrió caballerosamente bajo los efectos del LSD, y ella supo entonces que el rostro de aquel desconocido se convertiría en la cara más familiar que la acompañaría en los próximos años.

Juntos escucharían sus vinilos favoritos, explorarían sus cuerpos andróginos y, sobre todo, crearían, convirtiéndose uno en inspiración del otro, e intercambiando constantemente los roles de musa y artista. Todo ello tenía lugar en el Nueva York de la década de los 70, donde imperaba un ambiente de cambio y esperanza. Acontecimientos tan intensos como el Verano del Amor, así como las muertes de Kennedy y Luther King, habían consolidado la contracultura americana, la cual impregnaba de inconformismo y vitalidad a toda una generación de jóvenes.

Patti se dejaba aconsejar por los amigos que se cruzaban con ella en los pasillos del Chelsea Hotel. Exploraría su propia personalidad a través de muy diversas facetas artísticas: actuaría sobre las tablas de un teatro, expondría sus dibujos públicamente y recitaría irreverentes poemas acompañada de los rugidos de una guitarra, convirtiéndose finalmente en diva del CBGB. Mientras, Robert experimentaba con la fotografía, trataba de introducirse en el círculo de Warhol, descubría la atracción por el sexo masculino y vendía su cuerpo -mimetizado entre la fauna de chaperos que poblaba Times Square- por unos cuantos dólares.

Ella se hizo famosa antes que él, y él causó impacto más tarde con unas imágenes que reflejaban aquello que nadie había visto antes: cuerpos lamidos, orinados o vejados voluntariamente, cuerpos que se amaban con desesperación y no se soltaban.

Robert y Patti cuidarían siempre el uno del otro, hasta que el SIDA acabó con la vida del primero en 1989, poniendo así fin a una longeva amistad. Se conocieron siendo unos críos y hubo momentos en los que apenas tenían dinero para compartir un perrito caliente en Coney Island. No obstante, eran libres, amaban la vida y amaban su arte.

En muchas instantáneas de la época se les observa mirando desafiantes a la cámara, y en sus ojos se puede leer: Jesus died for somebody’s sins but not mine.

PD: El libro Éramos unos niños (Just Kids), escrito por Patti Smith (Editorial Lumen), trata en profundidad la relación entre la compositora y el fotógrafo Robert Mapplethorpe durante su estancia en Nueva York.

[De Paula de A., el 04 de noviembre de 2013]

Referencias útiles:
Para seguir los pasos literarios de Paula de A., conéctate a su blog Humans, Arts & Machines (también en Facebook y Twitter).

[Volver a Mi Petit Pinacoteca, Discoteca o Blogosfera]

Ambos habían emigrado a la ciudad con el sueño de convertirse en artistas y ser libres.

[De Paula de A., el 04 de noviembre de 2013]

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