La optimista frase “Todo lo que una persona puede imaginar, otras podrán hacerlo realidad” te da la bienvenida, desde el pasado 06 de noviembre, a la muestra sobre el genio imaginativo de Julio Verne, en la cuarta planta del edificio de la Fundación Telefónica. El escritor francés no solo ha pasado a la historia por su extensa y productiva obra literaria, sino también por haber sido una de las mentes más visionarias de la época, anticipándose con su desbordante imaginación a muchos de los descubrimientos y avances científicos y técnicos que habrían de llegar.

   Jules Gabriel Verne (1828-1905) fue el mayor de cinco hermanos de una familia burguesa de la próspera ciudad de Nantes. Su padre, Pierre Verne, era un autoritario y severo abogado, hijo y nieto de abogados, que no esperaba otra profesión sino la de las leyes para su primogénito. Entonces, cuando el pequeño Jules comenzó a desarrollar un evidente gusto por la aventura y la fantasía, su padre no tuvo reparos en hacerle ver que no estaría dispuesto a consentírselo. Algunos biógrafos afirman que el primer arranque aventurero del joven Verne ocurrió cuando el preadolescente enamorado, de apenas 11 años, decidió embarcarse como grumete en el barco La Coralie, con el fin de llegar a las Indias para comprarle un collar a su prima Caroline, a quien amaba locamente. El viaje no llegó a consumarse, pues su padre logró interceptarle minutos antes de zarpar.

   Durante la adolescencia, Julio Verne se debatió entre el serio y ordenado futuro que se había planeado para él, y el ardiente deseo de aventuras y literatura que se manifestaba en cada cosa que hacía. Además, el amor no correspondido de su prima le empujó a esforzarse mucho en los estudios, para intentar conquistar el corazón de una mujer que no estaba dispuesta a casarse con alguien que no fuera un buen partido. Sin embargo, sus intentos por seducir a su bella prima fueron en vano. Caroline se acabó comprometiendo con otro hombre. Destrozado y humillado -se cree que este hecho desembocó en la misoginia del escritor-, Verne comenzó sus estudios de derecho en París, sin poder imaginar (¿o sí?) que un mundo nuevo y excitante se revelaría ante sus ojos.

   Nada más llegar a la capital en 1848, el joven escritor provinciano de 19 años descubrió los excitantes círculos literarios parisinos, donde conocería, entre otros, a Alejandro Dumas, quien influiría de manera decisiva tanto en su personalidad como en su obra literaria. Y cuando el inteligente y esforzado Julio terminó su carrera de abogado, tal y como estaba previsto, se negó en rotundo ¿a la gran sorpresa de todos? a dedicarse a la abogacía. La bohemia parisina de la segunda mitad del siglo XIX había dejado tan deslumbrado a aquel joven deseoso de libertad, que la simple idea de tener que renunciar a todo para seguir con el camino que le habían trazado le resultaba insoportable. Por supuesto, a su severo progenitor, aquella decisión le pareció inadmisible, y se negó a financiar la estancia de su hijo indigno en París, sin pensar que en realidad le ayudaría a tirarse a la piscina.

   Ni corto ni perezoso, Julio Verne empezó a proponer sus escritos a editoriales y revistas, y logró abrirse camino gracias a sus obras de teatro e historias, publicadas por entregas, que enganchaban al público. En 1857, se casó (por interés -dicen-) con Honorine Deviane Morel, una mujer viuda madre de dos hijas, y 4 años más tarde, nacería su único hijo, Michel Verne, con quien mantuvo una relación complicada. Cuentan que Verne le llegó a ingresar en un manicomio, por su rebeldía, pero que, al hacerse mayor, las relaciones se normalizaron. ¿Prueba de ello? Michel revisó la publicación de las últimas novelas de su padre, aunque posteriormente se descubrió que se había permitido el lujo de introducir cambios o versiones completamente nuevas de las legadas por su padre.

   Aunque durante su vida Julio Verne viajó mucho (estuvo en Noruega, Islandia, España, Irlanda, Escocia, Inglaterra, EE.UU., el Mar del Norte, el Báltico... y navegó varias veces en alguno de los 3 barcos que se llegó a comprar), sus grandes conocimientos de geografía se debían más al estudio voraz y concienzudo que a una experiencia propia. Verne fue un escritor metódico y disciplinado, que relató grande aventuras, pero que apenas vivió ninguna. Su vida transcurrió entre la rectitud burguesa y el anhelo de aventuras. Los barcos que veía en su infancia en su Nantes natal, la mil y una imágenes de marineros, los grandes avances técnicos de la segunda mitad del siglo XIX, los libros, la moda expedicionaria y una curiosidad ferviente ante casi cualquier área de estudio humano, sumada a una increíble imaginación, le permitieron crear un centenar de obras y un sinfín de extraordinarios personajes sin apenas moverse de su gabinete de trabajo.

   Entre 1863 y hasta su muerte en 1905, Verne escribió la colección de novelas de aventuras y divulgación científica a las que titularon de forma genérica Los Viajes Extraordinarios. Para escribirlos, el escrito se mantuvo al día de todas las exploraciones de su época. Una imagen repetida en multitud de ocasiones muestra al autor planificando sobre un mapamundi su siguiente obra, localizando los territorios que aún no habían pisado sus personajes. La única novela en la que dejó volar su imaginación más que nunca fue cuando envió al profesor Lidenbrock, su sobrino Axel y su guía Hans a un maravilloso subsuelo, que contenía un océano interior y animales extinguidos. Eso sí, dejó la duda en el lector de que, quizá, el Viaje al centro de la Tierra fuera solo una alucinación.

   Desde la primera Cinco semanas en Globo, hasta la última, La impresionante aventura de la misión Barsac (1918), pasando por De la Tierra a la Luna, Miguel Strogoff, La vuelta al mundo en 80 días, Escuela de Robinsones, etc., los 60 viajes extraordinarios conforman además del rico imaginario de Julio Verne, la realidad científica del siglo XIX. Por lo que se ve, la idea fue de su editor Hetzel, quien los planteó como una serie iniciática, destinada a transmitir el conocimiento geográfico, geológico, físico y astronómicos acumulados hasta el momento. Verne y Hetzel querían que sirviesen a los niños como herramienta para la enseñanza.

   Pero la curiosidad del escritor no se limitó a los mundos que habitaban tierra firme, el mundo marino, con su misterio e inaccesibilidad, también supuso una fuente de fascinación absoluta, como se puede comprobar en algunas de sus novelas más memorables como Los hijos del Capitán Grant, y especialmente, Veinte mil leguas de viaje submarino (1869), donde aparecen la figura de su alter ego, el genial Capitán Nemo, y una de sus mayores creaciones, el fantástico Nautilus, una máquina que fascinó a quien inventaría el primer submarino eléctrico, el marinero español Isaac Peral.

   En cuanto al espacio, y sobre todo, al más magnético y literario de todos los cuerpos espaciales, tampoco le pasó desapercibido a Julio Verne. La luna, o más bien, la manera de llegar hasta ella, han sido una constante en la literatura universal, ya en el siglo IV antes de Cristo, hay escritos en los que se elucubraba la forma de alcanzarla, pero en el siglo XIX se convirtió en una auténtica moda. En 1835, la falsa noticia del descubrimiento de vida lunar conmocionó al público, que pudo soñar con la posibilidad de alcanzar el satélite gracias a la verosimilitud de 2 novelas de Julio Verne, De la Tierra a la Luna (1865) y Alrededor de la Luna (1870), en las que propone viajar hasta la luna con un proyectil. Ciento cuatro años después, el sueño se hizo realidad, revelándose asombrosas coincidencias entre la invención y los hechos: el lugar de partida y aterrizaje, algunas mediciones y nombres... De ahí, los numerosos reconocimientos a Julio Verne por su contribución en el campo de la cosmonáutica: Yuri Gagarin, el primer humano que viajó al espacio exterior, reconoció que “fue Julio Verne quien me decidió a la astronáutica”; la Unión Soviética puso el nombre de Verne a una de las montañas de la faz oculta de la Luna; y la Agencia Espacial Europea lanzó el 09 de marzo de 2008 con el cohete Ariane 5, un carguero espacial con su nombre.

   Finalmente, además de los viajes interestelares, el escritor francés se anticipó al descubrimiento de las fuentes del Nilo, a la conquista de los polos, al advenimiento de los gobiernos totalitarios, a las armas de destrucción masiva, a los helicópteros, submarinos, ascensores y a los grandes trasatlánticos; y vislumbró internet y hasta muñecas parlantes..., con una mente ávida de aventuras que fue capaz de interpretar los vertiginosos descubrimientos de su tiempo.

   Enfermo de diabetes, Julio Verne murió a los 77 años, en su casa de Amiens, entonces situada en el bulevar Longueville, que hoy lleva su nombre. Cabe señalar que sus últimas obras tienen un carácter más sombrío y menos optimista. Sus problemas personales, y sobre todo, su desencanto con la situación política le hicieron cambiar de idea respecto al ser humano que tan heroicamente había retratado hasta entonces. El gran escritor había dejado de confiar en que la ciencia haría de los hombres y las mujeres personas más justas y nobles...

PD (nº1) patria: Su famosísima Veinte mil leguas de viaje submarino se publicó en España de manera íntegra antes que en ningún otro sitio, incluso antes que en el país galo. El traductor, Vicente Guimerá era amigo de Hetzel, y se cree que puede ser el motivo de su publicación anticipada.

PD (nº2) lunar: Cuando se publicó De la Tierra a la Luna en el “Journal des Débats Politiques et Littéraires”, el diario recibió un montón de cartas de voluntarios solicitando reservas para su próximo viaje lunar.

PD (nº3) aventurera: La periodista feminista y pionera del periodismo encubierto Nelly Bly (1864-1922) se atrevió a replicar el viaje de Phileas Fogg consiguiendo hacer el viaje en 72 días.

                                      (De María Glück, el 18 de noviembre de 2015)

Referencias útiles:
JULiO VERNE. LOS LíMiTES DE LA iMAGiNACiÓN

¿CUÁNDO? De Martes a Domingo, de 10h a 20h, hasta el Domingo 21 de febrero de 2015.

¿QUÉ? La Fundación Telefónica acoge la exposición “Julio Verne. Los límites de la imaginación”, que trata sobre las fronteras entre ficción y realidad. La muestra expone la obra del escritor francés y la influencia que tuvo en otras grandes mentes que quisieron seguir su camino para llegar a encontrar lo que el sugería que podía haber. Además de la exposición, también tendrán lugar originales talleres y visitas guiadas:

- S 21.XI, a las 11h30, a las 12h30 y a las 13h30: “El pequeño Julio Verne” propone un recorrido por la imaginación del visionario escritor francés. Una oportunidad única para compartir y disfrutar en familia de la magia del teatro negro gracias a la compañía Irú;

- D 20.XII, de 12h30 a 14h30: Taller participativo “La música del Nautilus” para descubrir cómo suenan los cuentos más famosos de Julio Verne (Podrás reservar tu plaza a partir del 01 de diciembre de 2015 por mail);

- Del V 05 al D 07.II.16 (V, de 17h a 20h; y S y D de 10h a 14h): Taller de creatividad literaria “Cómo crear mundos” para jóvenes de 13 a 17 años (Podrás reservar tu plaza ya por mail);

- V 15.I.16 y 19.II.16, de 11h  14h: Taller intergeneracional “Imaginar la identidad del siglo XIX al siglo XXIII” para adultos y jóvenes a partir de 16 años, para reflexionar sobre la construccioni del cuerpo y las relaciones interpersonales utilizando las mismas herramientas de Julio Verne (Podrás reservar tu plaza ya por mail);

- S 09, 16, 23 y 30.I.16 y 06, 13 y 20.II.16, de 11h a 13h: el Taller “Viajes Extraordinarios” para niños de 6 a 12 años acompañados de adultos, propone recorrer la exposición para conocer más acerca de sus personajes, escenarios y aquellos objetos que son protagonistas de su mundo literario;

- D 24.I.16, de 10h a 14h: Taller intergeneracional de Pop Up “Crea tu libro con Verne”, para adultos, jóvenes y niños a partir de 6 años (Puedes reservar tu plaza ya por mail indicando la actividad, tu nombre y un nº de teléfono de contacto);

- S 07.II.16, de 10h a 14h: Taller “Viaje alrededor del mundo en 80 días”, para niños de 6 a 12 años, para crear una pequeña película mezclando técnicas de animación del viaje alrededor del mundo en 80 días (Podrás reservar tu plaza a partir del 05 de diciembre de 2015 por mail).

¿DÓNDE? En la cuarta planta del Espacio Fundación Telefónica
Gran Vía, 28 (entrada por la Calle de Fuencarral, 3)
28004 Madrid
915 808 700
M Gran Vía

Para saberlo todo de la expo, conéctate a la web del ESPACiO FUNDACiÓN TELEFÓNiCA (también en Facebook y Twitter). Y para seguir los pasos editoriales de JULiO VERNE, conéctate a su Facebook.

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