Desde que el ser humano es ser humano, además de alimentarse y calentarse, ha buscado la manera de entretenerse, porque si algo nos distingue de los animales es nuestra capacidad para cuestionarnos nuestra existencia, algo que nos lleva directamente a la búsqueda de entretenimientos más allá de los que nos obliga nuestra supervivencia. Por eso, la utilización de los juegos de mesa, que ponen de manifiesto cualidades estratégicas, coordinación manual, destrezas tácticas o de uso de la memoria, capacidad deductiva, psicológica y simple y puro azar, tiene miles de años de historia. Crónica sentimental de una práctica cultural milenaria. 

   Los primeros restos encontrados de algo parecido a un tablero de juego se remontan a hace 8.000 años en la ciudad neolítica de Ain Ghazal, aunque el primer resto del que se tiene constancia con nombre propio es el Senet, un juego egipcio encontrado en tumbas faraónicas y cuyo ejemplar más antiguo es de hace 5.500 años. En la tumba de Nefertari -la mujer del faraón Ramsés II-, se pueden ver grabados de la faraona jugando y Tutankamon, quien debía temer muchísimo aburrirse en la eternidad, tenía cuatro Senet en su tumba. Aunque no queda muy claro en que consiste el juego, lo que sí parece estar seguro es que era muy popular en el Antiguo Egipto, y por la disposición de su tablero se cree que puede ser uno de los predecesores del Backgammon.

   Mehen y Perros y Chacales fueron otros 2 juegos populares de la zona de Egipto y Mesopotamia. Sus primeros restos datan de 5.000 años atrás. Del Mehen solo se sabe que debe su nombre a su tablero, que tiene forma de la serpiente Mehen, dios protector de Ra en su viaje al inframundo. Y sobre Perros y Chacales, se sabe que es un juego que pertenece al grupo de “juegos de los treinta puntos” o “juego de los cincuenta y ocho agujeros” y aunque se desconocen las reglas exactas, los expertos han propuesto diferentes variantes aún vigentes en la actualidad.

   Saliendo de los aledaños del Nilo pero sin salir del continente africano, el juego más antiguo del que hay constancia es el Oware, un juego abstracto, originario del África Occidental. Al Oware o Mancala se juega con un tablero rectangular con dos filas de seis hoyos en los que se meten piedrecitas o semillas y mediante ciertos movimientos y reglas cada jugador tiene que hacerse con las semillas del contrario. Mientras tanto, en Asia, jugaban al coreano Iut, que data de hace más de 3.000 años y que consiste en lanzar unos “dados” que en realidad son cuatro palos con forma de cilindro partido y mover las piezas según el número que haya salido.

   Sobre las reglas exactas de todos esos juegos primigenios no se sabe apenas nada, aunque se han podido ir reconstruyendo según los escritos de la época:

El Ajedrez -xiangqi chino, shogui japonés, makkruk tailandés-
   Uno de los juegos más populares e importantes -tanto que en sus versiones de competición está considerado un deporte- es el ajedrez. Deporte, juego o entretenimiento altamente considerado, el origen del ajedrez se remonta a los persas, quienes jugaban a algo parecido que llamaban Chaturanga, que a su vez venía de la India. Hay quien ha encontrado semejanzas con otro juego, el Petteia, de la Grecia clásica, aunque este no se suele mencionar como antecedente directo del ajedrez que conocemos hoy en día.

   Cuando los persas fueron conquistados por los árabes entre los años 632 y 651, los colonos entraron en contacto con aquel juego de estrategia y concentración, al que cambiaron el nombre por Shantraj y al que se aficionaron mucho y muy rápidamente. Entre los años 800 y 950, ya había muchos ajedrecistas de élite entre los árabes, quienes influyeron de manera decisiva en la expansión del juego. Si la introducción en Europa vino por varios caminos como Constantinopla y Rusia, en España se lo debemos sin duda a los árabes, quienes lo trajeron en el siglo IX y los españoles, a su vez, a Italia. El primer texto europeo donde se detallan las reglas del ajedrez es el Versus Scachis, escrito en latín en el siglo X.

   En el siglo XV, las normas cambiaron considerablemente, creando el ajedrez tal y como lo conocemos hoy en día. Su popularidad era notable en la edad moderna. Felipe II organizaba torneos de ajedrecistas en su corte, llegando incluso a pasar a la historia los nombres de los mejores de la época.

El Parchís
   Otro de los juegos de mesa más longevos es el Parchís, que en su versión más primitiva es una variación del Pachisi, un juego también indio cuyos restos más antiguos son de hace más de 2.500 años. En el siglo XVI, aquel parchís primigenio era tremendamente popular. Se jugaba en tableros pequeños impresos generalmente en tela, o los más pudientes, lo hacían en tamaño real, usando sus jardines como tablero. Notable es el caso de Akbar el Grande quien jugaba de una manera peculiar con sus concubinas. El emperador mongol se colocaba en un trono en el centro de su jardín, debidamente dispuesto como marcaba el tablero, y tiraba unas conchas -los dados de la época- y en función de la puntuación que sacara movía las “fichas”, es decir, dieciséis de las jóvenes más bellas de su harem, vestidas con los colores del juego, que correteaban y se desplazaban según quisiera el emperador y sus conchas.

   El Parchís moderno, tal y como lo conocemos en la actualidad, es una variante del Ludo que apareció en Inglaterra en 1896. En esos momentos, las colonias inglesas instaladas en la India empezaron a desarrollar un gusto por conocer las costumbres ancestrales de sus conquistados, así descubrieron el juego, del que enseguida se aficionaron, y llevaron a sus húmedas y frías tierras victorianas, simplificándolo mucho y orientándolo más hacia los niños, rebautizándolo con el nombre de Ludo.  A España, llegó en los años 20 cuando ya era famoso en todo el mundo, entre todas las clases sociales, gracias a lo simple y económico que resultaba.

   Al contrario que el ajedrez, el parchís fue variando hasta convertirse en juego infantil, quedando siempre relegado a esa categoría, no como su insigne compañero persa, que por diferentes razones y acontecimientos se fue intelectualizando, y aunque los niños también juegan, tiene un trasfondo social mucho más cultural y adulto.

Las Damas
   No hay consenso sobre el origen del juego, aunque la mayoría de los estudios lo sitúan en España alrededor del año 1100. Parece ser que las Damas es la unión de 3 juegos: ajedrez, tablas y alquerque, sin ser variante directa de ninguno de ellos. Al principio, se llamaba Ferses, que era como se llamaba a la reina en el ajedrez, ya que el movimiento de las fichas de las damas es muy parecido al de esta ficha central, pero con la peculiaridad de poder saltar. Durante varios años estuvo desprestigiado al considerarse un “juego de mujeres” ya que, otra vez, el famosísimo ajedrez era el juego bueno, y el que se consideraba “de hombres”.

   Ahora demos un salto en el tiempo para recordar la historia de algunos de los juegos modernos más populares que marcaron un antes y un después en la manera de jugar en familia:

Trivial Pursuit
   Un día de diciembre de 1979, dos amigos llamados Scott Abott y Chris Haney, editor deportivo canadiense y fotógrafo de la revista Montreal Gazette respectivamente, discutían sobre cual de los dos era el mejor jugador de un juego de mesa. Enfrascados en esa discusión y con intención de solucionar su dilema, desarrollaron el que, a día de hoy, es el más importante juego de preguntas y respuestas que existe. Aquel pique entre colegas les llevó a pedir a sus amigos y familiares que invirtieran en su idea de juego, consiguiendo dos años después sacar un prototipo en Canadá. En 1982, llevaron su tablero, con sus quesitos y sus miles de preguntas, a la feria de juguetes de Nueva York, pero, muy a su pesar, apenas consiguieron vender unos cientos. Sin desanimarse y creyendo cien por cien en la genialidad del Trivial, consiguieron que una compañía pequeña lo distribuyera y a partir de ahí si que pudieron cumplir con creces todas sus expectativas. Sólo en 1984 se vendieron en EE.UU. unos 20 millones de ejemplares. A partir de entonces, el Trivial Pursuit no ha dejado de editarse en multitud de formatos, niveles, países siendo uno de los juegos de mesa más vendidos y exitosos del mundo.

Monopoly, el juego del monopolio
   En 1903, la estadounidense Elisabeth Maggie inventó y patentó el primer juego del inmobiliario de la historia, al que llamaba The Landlord's Game. Ambientado en Maryland, consiguió imponerse entre sus amigos y allegados y, con el tiempo, adquirió cierta popularidad en otros Estados. En 1935, en plena gran depresión estadounidense, un vendedor de calefactores desempleado, llamado Charles Darrow, patentó el juego en su versión de Atlantic City con el nombre de Monopoly, y lo presentó a la compañía Parker Brothers, quienes lo rechazaron sin pensar, pero que, después de que Darrow lo comercializara individualmente y resultara un éxito, decidieron comprarlo. Por motivos de marketing, los Parker Brothers siempre han defendido que el autor era Charles Darrow y no Elisabeth Maggie, hecho que ha sido llevado hasta los tribunales, que establecieron que el Landlord's Game fue el primer Monopoly.

Cluedo
   El juego del misterio por excelencia, que tiene hasta su propia serie de televisión, encuentra su origen en Inglaterra en 1944, cuando su creador, Anthony E. Pratt, empleado de un abogado y animador infantil de Birmingham, lo patentó bajo el nombre de Murder!. Pratt y su mujer se lo presentaron a la compañía Waddingtons, a quienes les encantó pero decidieron rebautizarlo Cluedo, de “clue” (“indicio” en inglés) y “ludo” (“yo juego”, en latín). Aunque la patente se concedió en 1947, no se lanzó hasta 1949, debido a las estrecheces de la postguerra. Simultáneamente, la gente de Parker Brothers, lo lanzaron en EE.UU., aunque allí decidieron llamarlo simplemente Clue.

Risk, el juego de estrategia militar
   El Risk nació en Francia en 1950 de la mano del director de cine Albert Lamorisse, pero no fue hasta 7 años después que se puso a la venta bajo el nombre de La Conquête Du Monde (La Conquista del Mundo). De nuevo, aparecen los Parker Brothers interesándose por el juego un año después, pero deciden introducir algunos cambios: primero el nombre, eso de La Conquista del Mundo cuando casi toda Europa y EE.UU. estaban en plena recuperación de la Segunda Guerra Mundial no parecía muy adecuado ni mucho menos, comercial. Así, en 1959, salió a la venta con el nombre de Risk; y desde entonces y hasta ahora, los cambios que ha ido experimentando el juego han sido básicamente de presentación y diseño.

PD (nº1) histórica: Alfonso X el sabio (1252-1283) encargó el Libro de los Juegos en el que se recogían las reglas del ajedrez, los dados, el alquerque y la tabla. Se trata de uno de los documentos más importantes que existen para la investigación sobre el origen de los juegos de mesa.

PD (nº2) aclaratoria: El juego de las Damas chinas no tiene nada que ver con el juego de las Damas occidentales. Aunque el nombre nos confunda, no surgió en China, sino en Alemania, como derivado del Halma, que tampoco es chino sino norteamericano, concretamente es invención de un cirujano plástico llamado Jon Howard Monks, en 1884.

PD (nº3) onomástica: Probablemente todos hayamos jugado alguna vez al parchís, y nos hayamos dado cuenta de su capacidad para hacer enfadar a los contrincantes que van perdiendo. Tanto es así que en Alemania su nombre es “"Mensch-ärgere-dich-nicht" ("No te enfades, hombre"). En cuanto al nombre de Risk, según la biografía que aparece dentro del juego, es un acrónimo con las iniciales de los nombres de los nietos de un vendedor al que se le ocurrió la idea.

   ¡Felices partidas!

                                    (De María Glück, el 03 de enero de 2014)

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