Hoy, como cada 28 de diciembre, se celebra el Día de los Santos inocentes, en la mayoría de los países de habla hispana, en conmemoración de un cruel acontecimiento acaecido hace más de 2000 años. Según los Evangelios, poco después de la visita de los Reyes Magos al rey Herodes el Grande, es decir, un día o dos después del 6 de enero, el rey de Judea ordenó la matanza de todos los niños de menos de 2 años, nacidos en Belén, con la firme intención de deshacerse del recién nacido y anunciado Mesías y, por consiguiente, futuro rey de Israel, Jesús de Nazaret. Dicho así uno se puede preguntar por qué se gastan bromas o inocentadas, con o sin monigote blanco en la espalda, durante un día entero, en homenaje a inocentes muertes infantiles y, encima, el día que no es...

   Si no cabe duda de que los niños asesinados fueran víctimas inocentes de la sed de poder de Herodes, también lo fue, a su manera, el propio monarca al vivir engañado, durante varios años, pensado que había acabado con los días del niño Jesús. De ahí, el origen de la tradición (y traición) de divertirse a costa de otras personas. En cuanto a la fecha de su celebración, la Iglesia Católica se encargó personalmente de combinar el Día de los Santos inocentes con un rito pagano llamado “Fiesta de los Locos” que se le había ido de las manos, por decirlo de alguna manera.

   La “Fiesta de los Locos”, también llamada “Fiesta del Asno”, empezó celebrándose bajo el pretexto de rendir homenaje al asno que transportó a Jesús hasta las puertas de Jerusalén y acabó siendo un desmadre (con perdón) incontrolable. Un día al año, de preferencia el primero, los clérigos, diáconos y sacerdotes participantes entraban bailando y cantando, en el templo, al final del oficio, vestidos de bufones o con trajes de mujeres; celebraban una misa burlesca; elegían al “obispo de los locos”; y acaban su periplo por las calles de la ciudad gastando bromas pesadas y cometiendo impiedades impropias para su rango espiritual. Entonces, en 1444, los doctores en teología de la facultad de París enviaron un carta a todos los prelados de Francia para condenar dichas prácticas y fiestas.

   Poco después, la Iglesia Católica, con su autoridad histórica, consiguió cambiar la fecha de la celebración y reducirla a su mínima expresión. Por nuestro lado de los Pirineos, se fusionó la Fiesta de los Locos con el Día de los Santos inocentes fijando una nueva fecha para los dos, el 28 de diciembre, que se exportó poco a poco al otro lado del charco. Pero, por el otro lado de la cordillera, empezando por Francia hasta el norte de Europa, el poder político (a su pesar) pesó más que el divino. En 1564, el decreto de Roussillon de Carlos IX trasladó la fecha de celebración del Año Nuevo, hasta ahora fijado al 25 de marzo con fiestas que duraban 1 semana hasta el 1 de abril, al 1 de enero. Muchos franceses opuestos al cambio siguieron intercambiándose regalos absurdos para ridiculizar y denunciar, a su manera, esa decisión arbitraria. Desde entonces, Alemania, Bélgica, Finlandia, Francia, Italia, Reino Unido y Portugal y, después, con el tiempo, Australia, Canadá, Estados Unidos, Brasil y unos cuantos países más, no celebran el Día de los inocentes el 28 de diciembre sino el llamado “April Fools’ Day” (el Día de los tontos de abril, en inglés) o el “Poisson d’avril” (el “pescado de abril”, en francés), el 1 de abril.

   Que se celebre el 28 de diciembre o el 1 de abril y aunque no se acuerde nadie de su origen, el día de las inocentadas es parte de nuestra historia personal e, incluso, nacional, sobre todo desde que los medios de comunicación metieron baza en el asunto. A modo de recordatorio, he aquí las mejores inocentadas o “pescados de abril” de la Historia...

   La BBC fue el primer medio de comunicación en lanzar una inocentada al nivel nacional con su ahora famoso reportaje sobre los Árboles suizos de espaguetti (Spaghetti Trees), en 1957. Durante varias semanas, la cadena de televisión británica recibió centenares de llamadas de sus telespectadores que querían saber donde podían encontrar dichas semillas. Su respuesta fue siempre la misma: “Coloque un trozo de espagueti en la salsa de tomate y sea optimista”. En 1972, el ministro de sanidad francés de la época anunció que se iba a prohibir fumar en los lugares públicos... nadie se lo tragó... mientras que, hoy en día, los fumadores se lo comen con patatas. ¿Quién dijo “entre broma y broma, la verdad se asoma"?. En 1980, la prensa internacional se hizo eco de un notición que iba a cambiar la cara de París: por razones de seguridad, se desplazaría la Torre Eiffel de la Ribera izquierda a la Ribera Derecha. Se necesitaron varios días para desmentir la inocentada. En 2009, el periódico The Economist anunció la próxima apertura de un parque temático llamado EconoLand, con atracciones incluidas, cerca de Londres. Las reacciones en contra fueron inmediatas.

   Cuando, en 2004, se hizo un reportaje sobre David Wheeler, al origen de la primera inocentada de la BBC, el periodista británico reiteró su conclusión de la época después de recordar tanto las reacciones golosas del público frente a sus árboles boloñesa como el pánico que cundió en las calles de Nueva York y de Nueva Jersey con el falso noticiario radiofónico de Orson Welles, el 30 de octubre de 1938, sobre la invasión de la Tierra por los marcianos: “El telespectador siempre debe ejercer su espíritu crítico ante cualquier medio de comunicación… y no solo el Día de los Santos inocentes”.

PD: En cuanto al niño Jesús, según el evangelio de San Mateo, se salvó de milagro gracias a un ángel que avisó a José -el padre casi biológico del profeta- del peligro que corría su hijo y la familia no volvió a Belén como lo tenía planeado.

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