Hace 10 años, un chico de Talavera de la Reina, que venía a Madrid a comprar casetes y asistir a conciertos, editó un fanzine titulado Tus ídolos favoritos. De ese primer libro de dibujos impresos y grapados a una portada de cartulina rosa que vendía a las puertas de algunas fiestas de Madrid, el dibujante ha pasado, con el tiempo, a publicar con grandes editoriales como Planeta. Ahora, con 31 años recién cumplidos, Aitor Saraiba repasa una década de trabajo en la exposición Una vida pintando la mona (para nada lisa)...

   Aitor se curtió en el mundo del punk y del hardcore, donde los fanzines eran algo habitual gracias a la autogestión o, como puntualiza Aitor, a lo que ahora se empeñan en llamar crowdfunding. Su primer fanzine fue posible por un trueque con el dueño de una papelería cercana a la facultad de Bellas Artes donde estudiaba. Consiguió cambiar 5 de sus dibujos por todo el papel que necesitaba. Esa misma valentía, fruto de la ingenuidad, es la que le llevó a seguir luchando y a publicar, años después, su primera novela gráfica: El hijo del legionario (Ediciones de Ponent, 2011), a la que le seguirían Pajarillo (Ediciones de Ponent, 2012) y Nada más importa (Lunwerg, 2013).

   La mayoría conoce a Aitor Saraiba únicamente por sus publicaciones en papel. Pocos saben que, más allá de sus trazos infantiles que dan forma a personajes que pueden ir de lo más ñoño a lo más oscuro y desolador en una hoja, también crea en murales, en fotografía, en telares (desde hace más de 12 años), en cerámica (como sus calaveras con frases de Morrisey), e incluso en la piel de algún que otro fan que se ha tatuado lo que el dibujante talavereño llama poesía irreversible. Sin embargo, para el artista, el soporte da igual, lo importante es la historia que cuenta y los poemas que dibuja. Aitor defiende que poeta no es sólo el que escribe poesía, sino también el que sabe leerla e interpretarla como algunos (pocos) músicos y artistas. De hecho, al recopilar material para su próxima exposición en la Villa, Saraiba descubrió símbolos recurrentes pero inconscientes en su obra como casas en llamas, la figura de Judas, ratas, militares bailando, soles… a modo de metáforas del miedo, las pesadillas, la alegría y los sueños. ¡Poesía pura... di-bu-ja-da!

   Sí, porque, para Aitor, es esencial distinguir entre dibujante e ilustrador. Él nunca ha ilustrado nada. Es más, sabe que nunca destacó por dibujar bien y que lo que hace ahora podría haberlo hecho con 7 años, pero esa es la clave. Su obra es su terapia. Si de pequeño dibujaba lo que no veía o no tenía, ahora, traza aquello que desea y teme, en un ejercido de exorcismo liberador porque así entiende el arte: como un proceso que duele y en el que no entra ni entiende el preciosismo que tanto se lleva ahora. Su generosidad le hizo compartir los efectos sanadores de la creación en la acción “Dibujos Curativos” de la Noche en Blanco de 2008. Y curiosamente, regalando su obra, comenzó a vivir de ella.

   Nunca pensó que fuera posible y, ahora, además, puede elegir qué hacer, cómo y con quién. No pertenece a ninguna galería y muestra sus dibujos sólo en los sitios que le gustan: desde librerías como Tipos Infames o Panta Rhei, a una tienda de guitarras como Headbanger, o una galería como Twin Gallery. Y, al mismo tiempo, puede tener una obra cotizada dentro del circuito más exclusivo así como libros por 20 euros en las estanterías de la Casa del Libro, al alcance de todos.

   Finalmente, a veces, el que se define como “un poeta metalero y marica” se siente un intruso y se identifica más con un músico que con un artista de los de hoy en día. Sus dos grandes influencias son la literatura y la música, y se nota. Su estudio de trabajo está plagado de discos y libros y antes que hablar de arte, prefiere citar a Morrisey, al que adora, o escuchar su playlist en la que Nicanor Parra se codea con Metálica. Una mezcla tan difícil como la de la poesía con el heavy metal, que logró reunir, con éxito, en su libro Nada más importa.

   Porque sus dibujos reflejan su lucha contra una sociedad que nos manipula y que no nos quiere libres, si Aitor Saraiba volviera a nacer o a cumplir 7 años, sin duda, de nuevo, dedicaría su vida a pintar la mona...

PD: Aunque nació en Talavera de la Reina, lleva muchos años viviendo en Madrid, que confiesa, es su ciudad favorita del mundo. Dice que le recuerda a Los Ángeles porque las dos están habitadas por gente de fuera, creando una solidaridad y una humildad propia de pueblerinos.

                                                                 (De Lidia Martín, 04 de junio de 2014)

Referencias útiles:
EXPO “UNA ViDA PiNTANDO LA MONA”

¿CUÁNDO? Inauguración el Viernes 06 de junio de 2014, a las 20h (de Lunes a Sábado, de 11h a 15h y de 17h a 22h30).

¿QUÉ? En la Exposición “Una vida pintando la mona”, de Aitor Saraiba, sus libros constituirán el eje central, pero estarán bien acompañados por “descartes de sus obras” o retazos de su vida, que el artista ha recopilado en un fanzine, creado de manera totalmente artesanal, como sus primeras publicaciones.

¿DÓNDE? En la librería Tipos Infames Libros & vinos
Calle San Joaquín, 3
28004 Madrid
915 228 939
M Tribunal

¿CUÁNTO? Actividad gratuita.

Puedes seguir los pasos (re)creativos de AiTOR SARAiBA, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

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