La música sigue siendo una de las mejores formas de expresión para transmitir lo que de otra forma sería imposible. Con ella, algunos liberan tensiones, gritan sentimientos, comparten opiniones y/o encuentran su refugio. Junto a su guitarra, el joven Tomás Hernández (Tenerife, 1991) halló en la intimidad de su cuarto, un lugar para dar rienda suelta a lo que tenía dentro. De ahí, salieron sus primeras canciones, que hace 1 año dio a conocer lanzándose a lo grande, sin miedos ni EPs de prueba, con un álbum titulado “Tom’s Cabin”, que descubría su sonido y sobre todo su falta de estrategia. Un disco del que se despide este viernes con un concierto en la Sala Costello.

   Es sencillo. Hace lo que sale, sin más. No hay nada forzado ni fórmulas para el éxito seguidas al pie de la letra. Tomás es transparente, terriblemente joven y con las ideas muy claras. Sabe que el panorama musical ha cambiado y que ahora apostar por ganarse la vida con “esto” sería una temeridad. En su camino, no quiere renunciar a nada y lo de estudiar una carrera no ha sido una obligación sino una elección que le completa y le hace crecer para escribir música.

   Sus canciones han sido clasificadas como folk rock pero, para Hernández, con la mirada mucho más amplia, reducir su sonido a sólo 2 adjetivos le cuesta una barbaridad. Es verdad que las etiquetas sirven para acotar y entender mejor de lo que hablamos, pero a veces ponen límites y este joven no quiere perderse ni una oportunidad. Afincado en Londres para estudiar un máster en Diplomacia cultural, el músico se ha reconciliado con el estilo que le identifica, el folk anglosajón por excelencia que resurgió con fuerza hace unos años pero que siempre se ha mantenido vivo en la tradición y en los intimistas conciertos de locales y pubs.

   Atrás quedan los días en los que el pequeño Tom imitaba sin parar las canciones de sus películas favoritas, para goce en un primer momento y tormenta poco después, de una familia melómana, que fue acostumbrando sus oídos a estilos muy diversos. La caja de Pandora llegó con un viejo walkman, que heredó de su tío, con una casete olvidada en su interior y en la que descubrió a Red Hot Chili Peppers, Radio Futura, Jeff Buckley, Iron Maiden, Pulp o al grandísimo Johnny Cash, cuya música hizo que por fin, con 15 años se atreviera a componer.

   Con la mayoría de edad, Madrid fue su punto de inflexión. Recién mudado a la capital, el cambio fue tan brutal que le hizo pensar que podía perderse y su manera de mantenerse centrado, fue la música. Su respuesta a una necesidad vital le llevó también a conocer a gente, entre los que descubrió a un joven inquieto, llamado Pablo Cebrián, con las mismas ganas de montar un pequeño sello discográfico (Arcadia Music) que Tom de publicar su primer disco, y voilà! El 8 de octubre de 2013, una vez más sin premeditación ni alevosía, vio la luz “Tom’s Cabin”, un LP de 10 temas, compuestos todos por Hernández, excepto la curiosa versión de “For whom the bell tolls” de Metallica. Un trabajo sorprendente que logró esquivar la inevitable autoedición y combinó las facilidades de trabajar con una discográfica con las ventajas de un seguimiento e implicación absolutas, tanto que Cebrián le acompaña en los directos.

   Junto a él, otros nombres conocidos resuenan en su estreno como el guitarrista Julián Kanevsky, escudero de Calamaro y la dulce cantante Conchita, que sorprendentemente toca la batería en los conciertos de Tom. Cada encuentro y cada show es único, y su voz -“una mezcla de limitaciones técnicas e influencias”, como él mismo la define-, siempre sale diferente, eso sí, con un acento que mantiene aunque cante en otros idiomas.

   Seguramente sus canciones pronto suenen en algún local de Londres y, una vez más, miraremos con envidia al músico que dejamos escapar. Un chico cuya voz es nuestra propia voz, y cuya cabaña fue y sigue siendo nuestro refugio, un lugar donde quedarse pensando en el aquí y ahora, porque -como bien dice Tom- el “futuro” ya no es lo que era.

                                           (De Lidia Martín, el 23 de octubre de 2014)

Referencias útiles:
TOM’S CABiN

¿CUÁNDO? El viernes 24 de octubre de 2014, a las 21h30 .

¿DÓNDE? En Costello Club
Calle Caballero de Gracia, 10
28013 Madrid
915 221 815
M Gran Vía / Sol

¿CUÁNTO? 5,50 euros anticipada aquí; 7 euros en taquilla.

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