La fachada es de cuento. El contenido se reparte entre floristería, tienda de delicatessen, objetos muy especiales y salón de té. Arropado todo por la alegría de las flores y unos enormes ventanales sin más cortinas que unas hileras de luces, que anuncian un clima relajado y hedonista. Decir que invita a entrar se queda corto. Lo difícil es pasar de largo. En el Salón des Fleurs, lo difícil es detener la vista en un punto fijo. Imponer disciplina a los sentidos, para que no respondan de cualquier manera al tropel de sensaciones con las que te recibe este lugar (en tiempos una perfumería) solo con verlo desde la acera de enfrente. 

   "El teatro es como la jardinería. Preparas diferentes materiales, plantas semillas, trabajas con el suelo... Y no sabes lo que saldrá de ahí. Pero algo crecerá”, comentaba estos días en la prensa, el escenógrafo Robert Lepage, presentando su obra “Agujas y opio”.

   Y, precisamente, justo en el piso de abajo del Salon des Fleurs, un sótano con mucha luz, encontramos a Pablo Zarzalejo (en la ilustración) organizando el escenario de su función particular. Es un hombre políglota, porque además del nuestro, domina el lenguaje de las flores. Está montando un encargo de arreglos, y pensando en los talleres de floristería, que quiere impartir: “Es época de hortensias, bulbos y rosas. La primavera anticipada nos ha traído jacintos, narcisos, peonías, azaleas y geranios, aunque la llegada de estos últimos se fuerza ligeramente en los viveros”, comenta a modo de saludo.

   El amor de Pablo por las flores es cosa de familia. Desde los 14 años, trajina entre pétalos, pistilos y ramas, pero puede que el punto de partida fuera incluso anterior, porque su abuelo, como su padre y como él, llamado también Pablo Zarzalejo, diseñó y puso en marcha el jardín de la Biblioteca Nacional de España. Además, Pablo tiene una historia semisecreta, brevemente relatada en la web de Salón des fleurs, que parece un cuento y dice así:  “Un día, quiso el destino que una niña entrara en su tienda preguntando por el precio de una única flor:
- “Es para la foto de mi abuelo”, dijo Curra.
- “Cuesta una sonrisa”, Pablo contestó.
Por el modo en el que interrumpe el relato, se intuye que aquello fue el comienzo de una profunda amistad, que convirtió a Curra en (discreta) socia y benefactora.

   Si está claro que, “en tiempo de comuniones, sube el trabajo, la gente sigue regalando flores todo el año”, y Pablo nos enseña una nemesia, contando que Israel, Holanda y la mayoría de los países asiáticos, son excelentes productores de flores; el precioso kumquat, de China, que significa “naranja dorada” y cuyas frutas comestibles son deliciosas también en mermeladas; sin olvidar el gladiolo navarro o el clavel de Almería, ahora en competencia con los de América del Sur.

   Mientras tanto, en la planta que queda justo en medio de las 3, huele a té, a chocolate, a especias, terrones de azúcar, pasas, bollos y mermeladas. Las encantadoras Carolina y Anny ofrecen una carta con 20 tipos distintos de tés. Una de las más deliciosas infusiones del día es la de arándanos con yogur, sin teína, perfecta para niños. ¿Tartas caseras? Carrot cake, red velvet, cerveza negra, violetas, doble chocolate…

   Parte del perfume, que flota en el ambiente, proviene de un ramo de heliconias del Caribe, cuya flor evoca tanto al Ave del paraíso, original de África del Sur y típica de las Islas Canarias, como al hermoso pico de un tucán. A ratos, se oye el ruido de la cafetera, la charla a media voz de los clientes, y el tintineo de las cucharillas contra las tacitas de porcelana, que como los platos, están todas decoradas con motivos florales.

   Por último, recomendamos visitar el piso de arriba. Una estrecha y coqueta galería, repleta de objetos especiales, para regalar a grandes y chicos: desde vajillas, preciosos y variados juegos de té, muñecos, cojines decorados y muchos adornos más. Pero la esencia del lugar es vegetal: “Lo que expresa una flor, que es un ser vivo, jamás se podrá decir con un objeto. Las flores son duraderas. Si se les aplican los cuidados necesarios, devuelven belleza, olor y frescura”.

   Pues eso. Cualquier cosa bonita, ¡díselo con flores!

PD: El próximo Sábado 21 de marzo de 2015, a las 16h30, habrá un Taller de iniciación de centros de mesa. Teoría y práctica. Precio: 60 euros por persona. ¡Reserva tu plaza ya por mail!

                                                    (De Sol Alonso, el 21 de marzo de 2015)

Referencias útiles:
SALON DES FLEURS
Calle de Guzmán el Bueno, 106
28003 Madrid
915 352 348
M Islas Filipinas / Guzmán el Bueno

Horario:
- De Lunes a Viernes: de 10h a 20h;
- Los Sábados y Domingos, de 10h a 14h.

Para seguir los pasos (re)creativos de SALON DES FLEURS, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

[Volver a Mi Petit Gourmet, Callejero o Blogosfera]