Activista político, defensor de las causas sociales, antisistema, voz de los desheredados… Aunque son muchas las etiquetas que le han puesto a lo largo de su carrera, Manu Chao prefiere definirse con un sencillo “artesano de la música”. La pasión por las notas del cantautor, hijo de inmigrantes españoles en tierras galas, se transformó en canciones que primero tocó en la calle para, en apenas unos años, pasar a reventar estadios con su banda Mano Negra. Su estilo nada convencional, cargado de mensajes, caló en las almas de medio planeta llevando hasta los rincones más recónditos su emoción por las raíces, la fusión y, en especial, por la que considera su última esperanza: la gente. Hoy, Lunes 16 de mayo de 2016, Manu Chao cerrará las castizas Fiestas de San Isidro, en la Plaza Mayor. (Petit) Homenaje al artista que sólo quería ser el músico del barrio.

   José Manuel Arturo Tomás Chao Ortega nació en París el 21 de junio de 1961. Su largo nombre responde a la tradición familiar de una pareja española, que emigró a Francia durante la dictadura de Franco. Felisa Ortega, vasca y física de profesión, y Ramón Chao, escritor gallego y corresponsal en París, le pusieron a su recién nacido José y Tomás en honor a los abuelos, y Arturo por un tío que murió.

   Cargado de recuerdos, Manuel -el único nombre que sólo le pertenecía a él- creció a las afueras de París en el ambiente intelectual que frecuentaba su progenitor. De aquellas tardes, encuentros y fiestas, el pequeño se llevó su primer instrumento de percusión, que le regaló el novelista cubano Alejo Carpentier; su interés por la pintura y la literatura guiado por el mismísimo Antonio Saura, y sobre todo, su pasión por la música. Así llegaron sus primeros grupos, como los rockabilly Hot Pants, con los que ya compuso “Mala vida” (1984) -que luego le daría fama mundial-, o los punk Los Carayos, con los que recorrió bares y casas okupas, influenciados por sus admirados The Clash, hasta que en 1987, junto a su hermano Antoine y su primo Santiago Casiriego, fundó Mano Negra.

   Con su nueva formación dio rienda suelta a una mezcla de rock, rumba, salsa, punk, hip hop, y todo sonido del mundo, que él mismo bautizó como Patchanka, nombre que en 1988 titularía el primer disco de Mano Negra, que se habían estrenado en el metro de París, llenando de vitalidad y ritmo unos andenes poco acostumbrados a tanta energía... hasta que su revolución llegó a oídos de la discográfica Virgin que en 1989 lanzó “Puta’s Fever”, el álbum que les coló en el panorama musical internacional, llegando a ser teloneros de Iggy Pop en su gira por Estados Unidos.

   Con Mano Negra, Chao recorrió el mundo, se enamoró de Latinoamérica, y llevó su música hasta lo más profundo de la selva, y en 1992, su necesidad de conocer la cultura y las gentes de los lugares que visitaba les llevó a embarcarse en una de sus experiencias personales más intensas: la aventura del tren de hielo y fuego. Después de oír hablar de unas vías abandonadas y perdidas en la selva colombiana, los chicos de la banda decidieron reparar un tren para recorrerlas, y así, como en un viaje fantasma, sumaron encuentros con guerrilleros, problemas humanos, descarrilamientos y grandes conciertos que desgastaron tanto a la banda que la rompió para siempre, tal y como contó el padre de Manu, que también les acompañaba, en un libro homónimo, en el que relata esta irrepetible expedición.

   En 1995 Mano Negra se separó, y Manu Chao se concentró en un nuevo camino en solitario, acompañado de una nueva banda, Radio Bemba, con la que se estrenaría con “Clandestino” (1998), su disco más escuchado con 5 millones de copias vendidas y que el mismísimo New York Times calificó como la “música del siglo XXI” al dar voz a los que no suelen ser escuchados, inmigrantes, pobres, desfavorecidos, discriminados… y lo curioso es que, tiempo después, Chao confesaría que aquella explosión había nacido de una época de confusión y de una de sus pocas crisis de creatividad.

   Le siguieron “Próxima estación… Esperanza” (2001) -con su pegadizo "Me Gustas Tú"- o “La Radiolina” (2007), mientras nacían otros proyectos sociales, y lo mismo llenaba el mítico Central Park de Nueva York que sorprendía en el más cutre de los locales de un pueblo perdido. Y así siguió Manu Chao, de un continente a otro, de concierto en concierto, visceral, enérgico, enlazado con su dios el cosmos, tirando de la magia que crea al contar historias, la misma que le llevó a ganar el Goya a la Mejor Canción Original por su tema “Me llaman Calle” (2007) para la película “Princesas” (2005) -cuyo videoclip se rodó en el madrileño bar Palentino-, y la que ha provocado que hasta Robbie Williams y Lily Allen le hayan versionado.

   Hoy, a sus 55 años, el músico de ningún lugar y de todos lados, es consciente de que cambiar este planeta es imposible, pero cuenta que sigue y seguirá haciendo canciones porque es la única manera que ha encontrado para aguantar un mundo que ni entiende ni acepta.

                                                 (De Lidia Martín, el 16 de mayo de 2016)

Referencias útiles:
MANU CHAO EN MADRiD

¿CUÁNDO? Hoy, Lunes 16 de mayo de 2016, a las 22h.

¿QUÉ? Cierre de Fiestas de San Isidro 2016 con el concierto de Manu Chao y La Ventura, precedidos por Tomasito y Joe Crepúsculo.

¿DÓNDE? En la Plaza Mayor
28012 Madrid
M Sol / Opera / Tirso de Molina / Latina

¿CUÁNTO? Entrada libre.

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