Ni Pretty Womans, ni películas de Jennifer Aniston frente al televisor, el despropósito más blandito y romántico del próximo año será elegante y lleno de glamour, porque no hay nada más liberador que dejarse llevar en un mar de lágrimas, mientras se disfruta en un escenario único como el Teatro Real, de la ópera más representada del mundo: “La Traviata” de Giuseppe Verdi. La obra con el brindis más famoso de todos los tiempos -aquel Libiamo que celebra la alegría de vivir-, se estrenó el 6 de marzo de 1853 con más pena que gloria, pero con el halo necesario para convertirse en leyenda, en el Number One de los libretos italianos, y por supuesto, en el trabajo más conocido del compositor. Esta es la historia de Violetta, una cortesana enferma y su verdadero, difícil y enrevesado amor, que podrá verse del 20 de abril al 9 de mayo de 2015, en el Real.

   Verdi lo clavó cuando, en 1850, dejó de lado tragedias como hizo en “Macbeth” (1847) o acontecimientos históricos como “Nabucco” (1842), y se fijó por primera vez en lo que veía a su alrededor. Salvando las distancias, y sin ánimo de ofender, igual que Richard Gere en la mítica película “Oficial y Caballero”, en La Traviata también existe un galán de blanco corcel dispuesto a sacar de tan dudosa vida a la protagonista. Para crear tal trama, Verdi se inspiró en la novela de Alejandro Dumas (hijo), La dama de las Camelias (1848), y junto al poeta Francesco María Piave, su habitual libretista, compuso una ópera que desde su estreno estaría en boca de todos, aunque no precisamente para bien. Giuseppe lo tenía todo claro, pero la dirección del gran teatro de La Fenice de Venecia -el templo donde se estrenaban las más importantes óperas del momento y donde arrancaría la producción de “La Traviata”- insistió en que Verdi olvidara lo contemporáneo y ambientara la obra en el pasado. Pero además, y no contentos con esta aportación, eligieron para el papel de Violetta -ignorando las insistentes advertencias de Verdi-, a Fanny Savini Donatella, una soprano demasiado mayor y con algún kilito de más, que hacían poco creíble la interpretación de un papel que incluía la muerte por enfermedad y casi inanición.

   Así, haciendo caso omiso a los lamentos y quejas del autor, La Fenice levantó el telón a su manera y consiguió que el dramático final de “La Traviata” provocara el llanto, pero de risa, de un respetable público que tachó el espectáculo incluso de inmoral y logró la desesperación del compositor. Al día siguiente, Verdi se desahogó con su gran amigo, el director de orquesta Enmanuele Muzio, a quien escribió: “¿Fue fallo mío o de los cantantes? Solo el tiempo lo dirá”. En aquella primera función, el público -que como un borracho o un niño, suele decir la verdad-, no tuvo compasión con la obra, y sobre todo con la soprano, pero esto no hizo más que poner en marcha la maquinaria verdiana, y con la preocupación de la culpa, el maestro revisó y revisó los actos hasta reestrenar, apenas 1 año después, en el Teatro San Benedetto, también de Venecia. Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas, pero en esta ocasión Verdi acertó, y su meticulosa elección de la soprano María Spezia Aldighieri para dar vida (y muerte) a Violetta supuso el aplauso de la crítica, el éxito internacional y el principio de la leyenda.

   A partir de ese momento, el éxito fue imparable y la ópera viajó por todo el mundo cosechando triunfos y elogios. Al Teatro Real madrileño llegó el 1 de febrero de 1855 en una versión protagonizada por Marietta Spezia. Sin embargo, Verdi todavía tuvo que esperar hasta 1880, para lograr su propósito inicial de contar una historia contemporánea, sin engaños ni disimulos, es decir, sin tener que recurrir al pasado como envoltorio.

   Aquella cortesana de lujo del París más libertino tenía una inspiración de carne y hueso y por supuesto, nombre y apellidos. Dumas, y por tanto, Verdi, se había fijado en Marie Duplessis, en realidad llamada Rose-Alphonsibe Plessis, una famosa prostituta que llegó a ser conocida como La Divine Marie, por ser la meretriz mejor pagada de la capital francesa, y que se convertiría en condesa al casarse, casi en su lecho de muerte, con el Conde de Perregaux. La joven, enferma de tuberculosis, fue amante del propio Alejandro Dumas y dicen las malas lenguas que éste la abandonó, no por falta de dinero o celos, sino por miedo a ser contagiado. Duplessis murió en 1847, con tan solo 23 años, y su recuerdo se convirtió en la musa indiscutible del escritor, que poco después firmó La dama de las Camelias, la historia de Marguerite Gautier, una joven cortesana que sacrificó su vida por salvar el honor de su más que amante, amado, y murió de tuberculosis, sola y abandonada, y que años después Piave transformaría en Violetta Valéry para Verdi.

   Giuseppe no solo sorprendió con una temática poco habitual en sus óperas, sino que lo hizo aún más al dejar ver cierta crítica social. “La Traviata” fue una buena reprimenda a una clase frívola, lujosa e hipócrita que se creía (y cree) que todo se puede comprar, y por supuesto, vender. Con la versión operística llegó el mito, la inmortalidad de la historia y un papel femenino que encumbró y aplastó a las más importantes sopranos. De hecho, un siglo después, en 1955, María Callas elevó el personaje de Violetta a lo más alto en una versión dirigida por Luchino Visconti. Dicen que su interpretación fue tan impactante que muchas de las grandes rechazaron después el papel por miedo al fracaso o al abucheo -como de hecho sufrieron algunas de las sí se atrevieron-.

   ¡Feliz primer (des)propósito para el 2015!

PD (nº1) curiosa: En los años 80, el famoso brindis de “La Traviata” puso banda sonora a un anuncio de tónica donde el tenor Plácido Domingo y el locutor radiofónico Luis del Olmo tenían un encuentro de lo más burbujeante.

PD (nº2) cultureta: Para completar su homenaje a “La Traviata”, el Real ha programado 2 actividades paralelas a la ópera: la proyección de “L’incoronazione di Poppea” de Claudio Monteverdi, el 26 de abril de 2015, a las 12h, en la sala principal; y el encuentro con artistas (aún por determinar), relacionados con la obra, el 14 de abril de 2015, a las 20h, en la sala Gayarre.

                                    (De Lidia Martín, el 02 de enero de 2015)

Referencias útiles:
“LA TRAViATA” EN MADRiD

¿CUÁNDO? Del 20 de abril al 08 de mayo de 2015, a las 20h.

¿QUÉ Y QUiÉN? Ópera en tres actos con libreto de Francesco Maria Piave, basado en la novela y la obra de teatro La Dame aux camélias (1848 y 1852) de Alejandro Dumas hijo, y coproducido por el Teatro Real, el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, la Scottish Opera de Glasgow y la Welsh National Opera de Cardiff. El personaje de Violeta Valéry será interpretado por Patrizia Ciofi (a la derecha en la ilustración), los 20, 23, 26 y 29 de abril y los 02, 05 y 08 de mayo de 2015; por Irina Lungu (en el centro en la ilustración), los 21, 24 y 28 de abril y los 06 y el 09 de mayo de 2015; y por Ermonela Jaho (a la izquierda en la ilustración), los 25 y 28 de abril y los 03 y 07 de mayo de 2015.

¿DÓNDE? En la Sala Principal del Teatro Real
Plaza de Isabel II, s/n
28013 Madrid
902 244 848
M Ópera

¿CUÁNTO? A partir de 64 euros.

Para seguir los pasos (re)creativos del TEATRO REAL, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

PD: Cartel del colectivo griego Dolphins, compuesto por Vasilis Papadopoulos, Thanos Tsampukas, Hara Nika y Nikos Kapatos (también en Twitter).

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