Nadie dijo que sería fácil y, de hecho, no lo fue. Abandonado a la intemperie, olvidado y yermo durante más de 30 años, el solar del nº24 de la calle del Doctor Fourquet despertó el interés de las autoridades cuando, en 2008, los vecinos de Lavapiés se propusieron recuperarlo para dotar el barrio -donde las zonas de esparcimiento y verdes escasean- de un espacio autogestionado abierto al público, de un punto de encuentro para las ideas o las meriendas, es decir, una Plaza (del pueblo) donde relacionarse, pasar unas horas, jugar, intercambiar historias y experiencias, conocer a sus vecinos y, ¿por qué no?, mirar al cielo y soñar. Después de varios intentos de rehabilitación en vano, excavadora municipal mediante, el solar de ¡Esta es una Plaza!, con P mayúscula y 2 puntos de (merecida) admiración, abrió legal y oficialmente sus puertas el 23 de diciembre de 2009. Crónica sentimental de una lucha vecinal.

   Todo empezó a finales de 2008 cuando un grupo de personas de distintas nacionalidades pero con inquietudes comunes participaron en un taller de intervenciones urbanas, organizado por La Casa Encendida, en el que se proponía realizar un proyecto de rehabilitación rápida, económica y colaborativa del solar abandonado junto con los vecinos que no tardaron en involucrarse cada vez más. Después de obtener el acuerdo de la Junta Municipal del Distrito, el taller concluyó con una gran Fiesta de apertura de ¡Esta es una Plaza!, el 5 de diciembre de 2008, a la que asistieron vecinos y ciudadanos interesados en llevar a cabo proyectos similares en su barrio. Tras la resaca del éxito, unos cuantos soñadores decidieron solicitar la cesión temporal del espacio al ayuntamiento para brindar la oportunidad al vecindario de seguir disfrutando libremente, al fin y al cabo, de su “Plaza”.

   Pero, la respuesta nunca llegó (ni el acuso de recibo de la propuesta, dicho sea de paso) y las puertas del solar permanecieron cerradas. Entonces, los vecinos, obstinados, empezaron a desayunar, cada domingo, en la acera del Doctor Fourquet, 24. Durante semanas, repitieron el mismo ritual: mientras unos traían sillas, otros instalaban las mesas desplegables que, entre todos, llenaban de termos de café y té, naranjas de mesa y de zumo, tostadas y mermeladas, para hablar con apetito del futuro… hasta que una mañana de mayo de 2009, se encontraron la puerta abierta...

   Entre vecinos y voluntarios, se pusieron manos a la obra. Primero, quitaron las malas hierbas que habían invadido el terreno de petanca y el huerto, recolectaron las lechugas y cebollas que habían plantado el día de la primera inauguración, y, luego, convocaron las primeras reuniones para definir los siguientes pasos a seguir, según las “reglas” establecidas en el proyecto original: “cada uno será responsable del cuidado del espacio evitando que las actividades desarrolladas molesten a los vecinos; todas las actividades serán gratuitas; cada vecino pondrá a disposición de los demás una parte de su tiempo para desarrollar y mantener vivo el proyecto”...

   Pero, lo que nadie sabía es que, dentro del Consistorio, había una parte que seguía sin apoyar el proyecto. Y, de un día para otro, para ser exactos, el jueves 21 de mayo de 2009, sin avisar, un tractor pala de color naranja irrumpió en el solar y arrampló con todo, bueno, casi todo... ya que no consiguió arrancar la voluntad ciudadana, bien arraigada, de luchar por su Plaza. ¿Quién dijo “La violencia es el miedo a los ideales de los demás”?

   Al día siguiente, ante la estupefacción del vecindario, se anunció que el solar acogería las casetas y el material de construcción de unas obras que iban a acometer próximamente en el barrio. Y así se quedó la cosa… una, dos, tres, cuatro semanas y, el 28 de junio de 2009, a la gran sorpresa de todos, los técnicos municipales anunciaron a los vecinos que el Ayuntamiento les cedía temporalmente el solar durante un periodo de 5 años.

   Hoy en día, ¡quién la ha vista, quien la ve! ¡Esta es una Plaza! cuenta con una huerta ecológica, más de 30 árboles frutales, un jardín hecho de especies autóctonas de descampados de Madrid, mesas y sillas de madera hechas con palés de obra, un horno de adobe, una cúpula geodésica (que heredaron, encantados, de un colectivo okupa de la calle del Olivar) para conservar las semillas, un teatro, un taller permanente de bicis, un (nuevo) terreno de petanca, y grafitis que visten las paredes; y cede su espacio para la presentación de libros, mercadillos de trueque, exposiciones de arte, actividades deportivas, talleres para niños, conciertos, etc.

   Y ¿cómo funciona? Desde sus inicios, en este espacio de libertad, no hay líderes ni lideresas, ni votaciones de mayorías. Aquí, todo se dialoga, se comparte, se discute en grupo y se opina libremente. Las cosas se deciden por consenso. Las comisiones temáticas se reúnen, al menos una vez al mes, para decidir cada paso como, por ejemplo, qué se va a plantar, qué horarios se mantienen, quién lo va a hacer, etc. ¡Esta es una Plaza! se nutre de voluntarios, colaboradores, gente a la que le gusta lo que sucede ahí o que decide intercambiar experiencias. Por supuesto, a veces, es complicado mantener un oasis en el desierto para que todo fluya, que las cosas se hagan y se consigan, pero ¿quién dijo que iba a ser fácil?

   ¡Enhorabuena a tod@s! ¡Esta sí que es una Plaza!

PD: Hoy, Domingo 08 de junio de 2014, a partir de las 11h, el mercadillo de trueque efímero Fabuloso Top Manta toma la Plaza; y, a las 15h, habrá una Comida popular.

                                                                 (De Noemí Z., el 08 de junio de 2014)

Referencias útiles:
¡ESTA ES UNA PLAZA!
Calle de Doctor Fourquet, 24
28012 Madrid
M Lavapiés

Horario:
- Los Domingos y días soleados: Cuidado y disfrute de todo el espacio.
- Los Miércoles, Viernes y Domingos por las tardes: Trabajo en el huerto: 
- Todos los Domingos del mes, de 10h30 a 14h: Taller de bicis.

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