Mi PETiT PRiMAVERA - Mi Petit Madrid * - Mi PETiT PRiMAVERA (nº39):CiBELES Y EL DíA DE LA MADRE

Mi PETiT PRiMAVERA (nº39):
CiBELES Y EL DíA DE LA MADRE

Mucho antes de organizar el tráfico madrileño, desde su famosa y céntrica fuente-rotonda neoclásica, Cibeles, sin duda la diosa más importante de la Antigüedad, nos viene de muy lejos. Los griegos (en el siglo VI a.C.) y, luego, los romanos copiones (a partir del siglo II a.C.), la importaron de Frigia, una antigua región de Asia Menor (actual Turquía). Con este currículum vítae, la “Magna Mater” Cibeles, celebrada por todo lo alto, de siglo en siglo y generación tras generación, es la figura materna por excelencia, incluso para los católicos apostólicos romanos, con el pequeño matiz o valor añadido de la virginidad. Que se llame Cibeles, Gea, Rea o María, todas las civilizaciones la celebraron, de una manera o de otra, con templos y sacrificios o estatuas y ofrendas. Hoy, Domingo 07 de mayo de 2017, siguiendo la tradición establecida, las madres españolas, portuguesas, lituanas, húngaras, rumanas y sudafricanas, volverán a subirse al pedestal milenario para celebrar el Día de la Madre (post)moderna en familia.

Considerada como la Diosa de la Madre Tierra y de todos los dioses del Olimpo, Cibeles siempre aparece con una corona con forma de muralla en la cabeza, con una llave (no precisamente de la felicidad sino de la fertilidad aunque, según el caso, pueda llegar a significar lo mismo) en la mano y sentada en un carro con dos leones a modo de cocheros. Según cuenta la leyenda, Cibeles castigó a la pareja feliz, formada por el atlético y astuto, Hipómenes, y la ágil cazadora, Atalanta, por haberse entregado en cuerpo y alma el uno al otro, en uno de sus templos. Ante el sacrilegio, la diosa (solterona, todo hay que decirlo) les transformó en leones (que, por su propia naturaleza, no pueden tener relaciones de ningún tipo...) y les condenó a llevar su carro de la Ceca a la Meca (bueno, es un decir). Si añadimos que Cibeles fue abandona, nada más nacer, por su padre que solo quería varones como descendencia (decente) y que los sacerdotes romanos que la veneraban tenían que castrarse, las aventuras y desventuras de la diosa frígida, perdón, frigia no solo alimentaron las mitologías a base de bien sino también las fantasías de Freud y más si cabe.

En cuanto al Día de la Madre, tal y como lo concebimos hoy en día, parece ser que los franceses fueron los primeros en celebrarlo, de manera oficial, a principios del siglo XX. Inspirándose en las fiestas del “Mothering Sunday”, que sus vecinos británicos ya celebraban en el siglo XVII, durante la cuaresma, Prosper Roche lanzó la idea de crear un Día especial para las madres de familias numerosas que se celebró, por vez primera, el 10 de junio de 1906, en el país galo. Poco después, los Estados Unidos se apuntaron al homenaje, instaurando el “Mother’s Day”, en 1908, haciendo realidad el deseo, por un lado, de la maestra Ana María Jarvis (1832-1905) que siempre había querido conmemorar el esfuerzo de guerra de las madres en el frente, durante la Guerra de Secesión; y, por el otro, de la poetisa Julia Ward Howe que había escrito, en 1870, su famosa Proclama del día de las madres para la paz (no solo en el hogar). El Reino Unido reanudó oficialmente con la tradición del “Mothering Sunday”, en 1914, y la Primera Guerra Mundial no solo internacionalizó el conflicto bélico sino también el Día de las Madres exportándolo de Alemania hasta Australia, de Italia hasta Finlandia.

¿Y España? Hasta hace bien poco, el Día de la Madre se celebraba el 8 de diciembre, es decir, el día de la -¡cómo no!- Inmaculada Concepción a pesar de que, para la iglesia católica, el mes de mayo fuera, por lo menos desde Alfonso X el Sabio, el mes Mariano por excelencia, el mes en el que todo se renueva, en el que todo (re)nace... es decir, el mes de la Madre Naturaleza Cibeles...

¡Feliz Día a todas las madres!

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