Si te gusta sentir cómo se hunde tu tacón en la hierba, que tus perlas brillen como las estrellas del cielo más salvaje o que tu outfit conjunte a la perfección con tu saco de dormir, el Glamping está hecho para ti. Fruto, por raro o contradictorio que suene, de la unión léxica entre el Glamour y el Camping, se trata de una nueva forma de acercarse a la naturaleza, que triunfa no sólo entre los más modernos y fashionistas sino que permite a familias enteras, grupos de amigos, parejas y, por supuesto, amantes reconciliarse con la madre tierra entre lujo y comodidades. Nada de esterillas, mosquitos, piedras molestas o asfixias al despertar en una tienda recalentada al sol. No. El Glamping es otra cosa...

   Sin perder el encanto de lo efímero, pero librándose de una espalda hecha un 8, el despertar llenos de energía en pleno bosque, montaña, selva o cualquier paraje increíble, es todo un triunfo. Y si no que se lo digan a aquel avispado al que se le ocurrió un día juntar 4 palos y unas cuantas telas, con mucha maña, para crear un habitáculo donde protegerse o descansar a la intemperie. Compañeras inseparables de la historia del hombre, aquellas primeras tiendas de campaña abrigaron al cazador y al recolector en busca de mejores tierras, a soldados antes y después de los combates, en su afán de conquista de lugares desconocidos, y a exploradores en su sed de superar los límites establecidos descubriendo paraísos inimaginables.

   Con todo este bagaje a sus espaldas, el Glamping de hoy no es novedad, simplemente imita y mejora hasta el infinito las carpas de las poblaciones nómadas antiguas, como las yurtas mongolas, los tipis de los indígenas de Estados Unidos, las tiendas beduinas o tibetanas y las jaimas de los pueblos del norte de África; al origen de las lujosas estructuras de los colonos más fastuosos a lo “Memorias de África”.

   Al parecer, los primeros en acampar con sistemas similares a los que hoy conocemos fueron los antiguos hebreos cuando, en el año 1446 a.C., iniciaron “su” determinante éxodo desde Egipto hacia la Tierra Prometida. Durante sus 4 décadas de peregrinación por el desierto, el pueblo de Israel vivió, durmió y adoró a su dios debajo de aquellos cobertizos de quita y pon. Más tarde, los pragmáticos romanos copiones y perfectamente organizados para la batalla, levantaron grandes y memorables campamentos militares en puntos estratégicos de su imperio. Y, por supuesto, no podemos olvidar a los árabes, a los que debemos muchos y muy bellos ejemplos de jaimas como la que podría ser precursora del glamping: la Cobba (“Cúpula”), fastuosa y opulenta como ella sola, en la que se alojaba el sultán marroquí durante sus expediciones.

   Si, en aquellos tiempos, las mejores carpas eran para reyes o altos mandos, ahora el Glamping está al alcance de muchos bolsillos, desde el que se quiera gastar 100 al que esté dispuesto a pagar más de 1000 euros por pasar una noche única. Los nuevos campistas, ¿o deberíamos decir glampistas?, explotan su lado más chic, verde, eco y bio, pernoctando en medio de la nada pero, eso sí, con todos los servicios que cabría esperar de un hotel 5 estrellas (camas King size, sábanas de algodón egipcio, cocina y baño con todos los detalles y amenities, chimenea, jacuzzi y hasta wifi casi por arte de magia); y sin una uña rota, ni una mancha y ni el más mínimo esfuerzo para cargar o (des)montar la maldita-bendita tienda.

   Entonces, ¡adiós al camping de toda la vida con vecinos incordiando a las 8 de la mañana, niños gritando e invadiendo el espacio, largas colas en los baños compartidos, bichitos y olores de todo tipo! Y ¡hola al glamour como morada itinerante y sostenible!

PD nº1: El séptimo arte ha plasmado muchas versiones glamperas, desde el romanticismo de “Memorias de África” al alojamiento de Humphrey Bogart y Katharine Hepburn en “La Reina de África”, pasando por las impresionantes construcciones de la serie “Juego de Tronos”; la fantasía de las “Crónicas de Narnia”; la vida de los nómadas mongoles en “El perro mongol”; y el pastoreo en Estados Unidos en “Brokeback Mountain”.

PD nº2: En el Museo del Ejército de Toledo, se conserva la tienda poligonal que Carlos V usaba para sus viajes. Una muy buena manera de cotillear las comodidades de un rey en tránsito.

                                        (De Lidia Martín, el 20 de agosto de 2014)

Referencias útiles:
Hasta que el camping espacial sea seguro, aquí van algunas propuestas de Glamping nacional e internacional, que harán olvidar a los más sibaritas las excepcionales vistas que tienen desde sus áticos:  

(1) GLAMPiNG NACiONAL (por orden alfabético):
- Casa de Laila, en Alhaurín el Grande (Málaga). PD: También organizan bodas íntimas, cursos de yoga y retiros temáticos.

- Casa del Mundo (también en Facebook), en Tibi (Alicante). PD: Podrás elegir entre dormir en una caravana de madera, un gazebo de Indonesia, o lodges de safari de África a lo “Mogambo”.

- Cortijo Vadillo, en Castillo de Locubín (Jaén). PD: Glampineando en una yurta al estilo mongol con spa natural.

- Finca las Cañadas, en la Sierra de Gata (Cáceres), cerca de Portugal. PD: Preciosa tienda con baño y cocina; piscina y posibilidad de realizar safaris fotográficos. 

- Lanzarote Retreats (también en Facebook y Twitter), en la Finca de Arrieta, en Tabayesco (Canarias). PD: Los animales de compañía son bienvenidos.

- Narnia Lodgings, en Rincón de La Reina, en Zafarraya (Granada). PD: Situadas en medio de un bosque de robles, las tiendas-casitas cuentan con una terraza privada. Abierto todo el año.

- Refugio Marnes (también en Facebook y Twitter), en la Sierra de Bernia, entre Benissa y Jalón (Alicante). PD: Cuenta con el aliciente de que las tiendas han sido confeccionadas en Casablanca por Bouchaib Madhar, que construye los pabellones techados de la familia real marroquí.

- Yurt Hotel, en Cortes de la Frontera, en la sierra de Grazalema (Málaga). PD: Situadas en tres hectáreas de olivos y corchos y con vistas espectaculares de la sierra, todas las yurtas tienen cuarto de baño y un acre de pradera con hamacas y zonas de sombra solo para ti.

(2) GLAMPiNG iNTERNACiONAL (por orden alfabético):
- Chhatra Sagar, en Rajastán (India). PD: Vivirás una experiencia única de maharajá. En cuanto al aeropuerto más cercano, se encuentra a 120 km, en Jodhpur.

- Longitude 131 (también en Facebook y Twitter), en el parque nacional de Uluru-Kata Tjuta, Patrimonio de la Humanidad (Australia). PD: Aunque no tengas intención de ir, se recomienda cotillear su web para descubrir el precioso “tinglado” que han montado.

- Robin Pope Safaris (también en Facebook y Twitter), en Zambia y Malawi. PD: Posibilidad de realizar safaris fotográficos itinerantes.

- Sal Salis (también en Facebook y Twitter), en Cape Range (Australia). PD: Las 9 tiendas rústicas por fuera y lujosas por dentro se esconden entre las dunas de arena fina.

- Wild Retreat, en la isla de Clayoquot, en Vancouver, cerca del pueblo de Tofino (Canadá). PD: Puedes elegir la aventura que quieras vivir en Kayak, helicóptero o caminando.

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