¿Sabías que en las calles de Madrid se encuentra el restaurante más antiguo del mundo? Así lo reconoce el Libro Guinness de los Records que data su fundación en 1725. En efecto, aquel año, un cocinero francés, llamado Jean Botin, abrió una pequeña posada en la calle Cuchilleros, que con el tiempo pasó a ser una conocida casa de comidas; y a principios del siglo XX, Amparo Marín y su marido, Emilio González, abuelos de los actuales propietarios, se hicieron con ella convirtiéndola en el restaurante que es actualmente una joya gastronómica, ubicada en el corazón del Madrid de los Austrias.

   Al comienzo de la Guerra (in)Civil, Amparo y sus hijos tuvieron que marcharse a Segorbe, un pueblo de Castellón, y Emilio se quedó en la Villa para seguir atendiendo la casa, transformada en comedor de los milicianos. Y una vez finalizó la contienda, los hijos mayores del matrimonio, Antonio y José, se pusieron al frente del negocio, y hoy en día, el restaurante Botín es regentado por la tercera generación de la familia: Antonio, José y Carlos (retratados aquí, de izquierda a derecha).

   Si les preguntas por la clave de su éxito, la relacionan con dos golpes de suerte que el restaurante ha tenido a lo largo de sus 300 años de historia: el primero se debe a Ernest Hemingway quien, al situar la última escena de su novela Fiesta, en uno de sus comedores, despertó el interés de otros escritores como Truman Capote o Graham Green, que no tardaron en visitarles; y el segundo ocurrió cuando un cliente inglés, asiduo del restaurante, reclamó el derecho de que Casa Botin apareciera en el Libro Guinness como el restaurante más antiguo del mundo. Además, dicho Libro también cuenta, en su edición de 1987, que un adolescente Francisco de Goya, allá por 1765, trabajó como friegaplatos en la cocina de Botín.

   Desde entonces, su historia y fama internacional hacen que miles de turistas se acerquen cada día a Casa Botin para fotografiar su fachada y para comer en cualquiera de sus salones, Benito Pérez Galdós, Felipe IV o Castilla, o en su bodega de ladrillo visto del siglo XVI, donde aún se aprecia la huella de los antiguos pasadizos, que comunicaban Madrid a través del subsuelo. A Antonio le sorprende la cara que ponen cuando entran en Casa Botin. Al fin y al cabo, es el escenario de su vida, y a él ya poco le puede sorprender… Aún así, el hostelero reconoce que todo el que entra en el restaurante siente sus vibraciones positivas, una magia que -reconoce humildemente- nada tiene que ver con la intervención de sus propietarios: “Nosotros solo hemos intentado mantener el legado de mi padre, un hombre con un enorme magnetismo, que siempre supo dar afecto y conversación tanto al cliente más humilde como al más intelectual”.

   En la cocina de carbón original, alimentada a base de leña de encina, se hacen a fuego lento los tradicionales cochinillos y corderos, procedentes de Segovia, para reunirse en la carta con otras especialidades de Botín, como la merluza al horno, chipirones en su tienta con arroz o sus afamadísimas almejas en a la marinera. Todas son interpretaciones de las recetas que ya cocinaba su abuelo en 1930.  Mientras él creaba en la cocina, su abuela, que “era una mujer muy fuerte”, se encargaba de la sala, las cuentas y los pedidos.

   Muchas personalidades de la vida artística y política española se han dado cita entre sus muros y/o han citado al restaurante en sus obras: desde Galdós en Fortunata y Jacinta hasta María Dueñas en su best seller El Tiempo entre costuras. Pero para Antonio González, el piropo que más le ha emocionado es otro: “La última vez que nos visitó la política Ingrid Betancourt, me confesó que cuando estuvo cautiva en la selva, se consolaba pensando que cuando fuera liberada, se desquitaría comiendo un cochinillo en Botín”... Servir de consuelo a alguien en una situación tan dura es sin duda su mejor premio.

                                       (De Carla Pulín, el 19 de agosto de 2015)

Referencias útiles:
CASA BOTiN
Calle de los Cuchilleros, 17
28005 Madrid
913 664 217 / 913 663 026
M Sol / Tirso de Molina / La Latina

Horario: de Lunes a Domingo, de 13h a 16h y de 20h hasta medianoche.

Precio medio: 42 euros.

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