DETRÁS DE LA FACHADA (nº65):
PLAZA DE SANTA iSABEL II, S/N
DETRÁS DE LA FACHADA (nº65):
PLAZA DE SANTA iSABEL II, S/N
Mirando al Palacio Real y dando su bella espalda a la actual Plaza de Isabel II, nació en 1850 un lugar donde se fue cuajando no solo la historia de la música y las artes de este país, sino también la crónica política y la vida social más activa. Además de ofrecer las piezas musicales más importantes del momento, también hubo curiosos estrenos, como el del futuro presidente del poder ejecutivo de la Primera República, Emilio Castelar, que a pesar del adjetivo Real del espacio dio en el noble Teatro su primer gran discurso en 1854; o el del XIV Festival de Eurovisión, en 1969, eso sí, con un decorado surrealista firmado por Salvador Dalí. Detrás de su fachada clásica y contenido flexible, el teatro de ópera de la Villa abarca desde la lírica más tradicional a los espectáculos más sofisticados.
Antes de que se pusiera la primera piedra del Teatro Real, existió un hermano mayor que ocupaba exactamente el mismo lugar y que inauguró Felipe V en 1738. Era el Real Teatro de los Caños del Peral, que arrancó con la ópera “Demetrio” de Johann Adolph Hasse, sobre libreto de Pietro Metastasio, y que en 1814 acogió las sesiones de las Cortes Constituyentes de Cádiz, trasladadas a Madrid, antes de pasar al Monasterio de Doña María de Aragón, actual Palacio del Senado. Esta zona, contagiada por la historia, llamó la atención de Fernando VII, que en 1817 puso en marcha un ambicioso proyecto de remodelación integral de la Plaza de Oriente que incluía la demolición de los Caños del Peral y la (re)construcción de un nuevo teatro de ópera más a su gusto, es decir, al estilo europeo.
El proyecto fue encargado a Antonio López Aguado, pero por falta de presupuesto, el pobre arquitecto no tendría apenas tiempo de hacer nada antes de morir. Los trabajos no arrancaron hasta 1830, y Aguado murió solo 1 año después. En su lugar, llegó Custodio Teodoro Moreno al que le costó otros tantas décadas -3 para ser exactos- para terminar el encargo, no por lento, sino por nuevas trabas políticas y burocráticas que mantuvieron a la cola su tarea... hasta que un buen día de mayo de 1850, la entonces reina Isabel II, harta de tanta espera, exigió tener su teatro en 6 meses, ni más ni menos. ¡Dicho y hecho! El 19 de noviembre de ese mismo año, la monarca celebró su santo con la inauguración de un majestuoso edificio que acogería en su escenario, en su noche de puesta de largo, “La Favorita” de Gaetano Donizetti, mientras el privilegiado público convocado disfrutaría de sus 2 salones de baile, sus 3 de descanso, su confitería y café, el tocador para señoras y el guardarropa a imagen y semejanza de La Scala milanesa.
Sin embargo, su brillo inicial fue apagándose poco a poco entre las deudas que arrastraba por su costosa obra y las pérdidas provocadas por los desorbitados presupuestos que suponían poner en marcha una representación. Así fue como el Gobierno decidió ceder el teatro a la gestión privada, y la institución pasó a manos de varios empresarios enamorados del arte, que entusiasmados cogían el relevo y al poco abandonaban prácticamente arruinados. Mientras tanto, el público, ajeno a números y papeleos, seguía disfrutando de noches de gloria como la visita de Verdi -el compositor favorito del momento-, que asistió como invitado de honor al estreno de su obra “La forza del destino” en 1863.
En aquellos años, los más importantes compositores y las más destacadas figuras líricas pisaron el Real, pero a pesar de la prolífica oferta, no fue hasta 1854 cuando se pudo ver en su escenario, por vez primera, una ópera patria, “Ildegonda”, que ya se había estrenado unos años antes en el Conservatorio de Milán porque su autor, Emilio Arrieta, la habría creado como trabajo de fin de carrera para ese centro de estudios.
Con La (revolución) Gloriosa de 1868 y el destronamiento de Isabel II, el Real pasó a llamarse Teatro Nacional hasta que el adjetivo dejó de escocer. Los últimos años del siglo XIX iluminaron aún más su escenario. No había voz europea de renombre que no hiciera su aparición en sus tablas, y los medios de la época dejaron buena cuenta de citas inolvidables, como una víspera de Nochebuena, el 23 de diciembre de 1880, cuando la soprano italiana Adelina Patti y el tenor español Julián Gayarre entonaron “Lucia di Lammermoor” de Gaetano Donizetti. Unos años después, en diciembre de 1889, Gayarre mostró también sobre el escenario del Real, los primeros síntomas de una pulmonía que resultaría mortal. En su honor, se inauguró en 2007 la Sala Gayarre, con capacidad para 190 personas y funciones tan diversas como conciertos, óperas de cámara, talleres pedagógicos o conferencias.
Con la entrada del nuevo siglo, la lista de grandes personalidades de la música que iban dejando huella en el Real fue aumentando hasta hacerse interminable. Fueron tiempos de prestigio internacional con un gran dominio de obras de Giacomo Puccini, como “Tosca” o “La Bohème”, y de Wagner con un éxito sin igual con “La Valquiria”. También pasaron por el Real Richard Strauss en 1908 dirigiendo la Filarmónica de Berlín; el bailarín Vaslav Nijinsky en 1917, deslumbrando con una de sus últimas actuaciones; y el compositor y director de orquesta ruso, Igor Stravinski, que dirigió personalmente su ballet “Petrushka” en 1921.
Pero en noviembre de 1925, la inestabilidad de sus cimientos, amenazada aún más con las cercanas obras de Metro, y el consiguiente peligro de derrumbe, obligaron a echar el cierre. A la nueva reforma se le sumó la Guerra (in)Civil y una difícil postguerra, que hicieron que su inactividad se prolongara durante la friolera de 41 años. En 1966, volvió a abrir sus puertas pero convertido en la sede del Real Conservatorio Superior de Música y Escuela de Arte Dramático. Durante 2 décadas, pasaron por su escenario las más importantes orquestas sinfónicas del mundo, pero los madrileños seguían sintiendo la imperiosa necesidad de tener un Teatro de Ópera del que sentirse orgullosos.
En 1988, después de un último concierto de la Orquesta Nacional, se bajó el telón. Y 3 años después, el 02 de enero de 1991, los andamios volvieron a la carga bajo las órdenes de José Manuel González y Francisco Rodríguez de Partearroyo, que intentarían recuperar elementos originales del teatro de 1850, como la sala principal de estilo italiano -con capacidad para 1.746 personas-, o el que fuera antiguo salón de baile -hoy en día restaurante-, con la esencia de la ópera de entonces; y por otro lado, innovar como ningún otro espacio, con una de las cajas escénicas más avanzadas y también más profundas con 80 metros desde los sótanos a la parte más alta de la torre de telares. En 1993, su belleza ya era tal, que a pesar del maquillaje a medio hacer, fue declarado Bien de Interés Cultural del Patrimonio Histórico Español.
Con su nueva fisionomía, el Real reabrió sus puertas al público el 11 de octubre de 1997 con la Sinfónica de Madrid como su orquesta titular y 2 obras de Manuel de Falla, la ópera “La vida breve”, puesta en escena por Francisco Nieva, y el ballet “El sombrero de tres picos”, con los decorados originales de Pablo Picasso. Desde entonces, sus 65.000 m2 han acogido 9 estrenos mundiales de una ópera que también se ha ido transformando, incluyendo espectáculos más transgresores y vanguardistas como “The Perfect American”, de Philip Glass, en 2013 y “Brokeback Mountain”, de Charles Wuorinen, en 2014.
El Real siempre tuvo la vocación de ser la Ópera nacional de referencia en España, y en su última etapa, parece haberlo logrado más que nunca. Ha conseguido acercar este género a todos los públicos, quitando el miedo y un excesivo respeto que alejaba a jóvenes y clases medias, que hoy ocupan sus butacas para vivir noches únicas y memorables como aquella de 2010, en la que Placido Domingo, superada su operación de cáncer, regresó a su ciudad con “Simon Boccanegra”, de Verdi, y hubo más de 25 minutos seguidos de aplausos.
En 2012, el Consejo de Ministros cedió, por un periodo de 75 años, la gestión del edificio a la Fundación del Teatro Real cuyos miembros han logrado una financiación privada equivalente a la púbica. Forman parte de dicha Fundación la Junta de Protectores (que cuenta con el apoyo de más de 90 empresas); la Junta de Amigos del Real, de 30 miembros que contribuyen desinteresadamente con donaciones a mantener el proyecto; el Consejo Asesor, con importantes personalidades del mundo de la música y la cultura como el escritor Mario Vargas Llosa como presidente, la actriz Nuria Espert, el periodista Iñaki Gabilondo, el director de cine Manuel Gutiérrez Aragón o el director teatral José Luis Gómez; y un Círculo Diplomático de 10 embajadores que llevan fuera de nuestras fronteras el nombre del Real.
A modo de conclusión meritoria, el Observatorio de la Cultura sitúa al Teatro Real como la 5ª institución cultural de España y la 1ª del país en el campo de las artes escénicas y musicales.
PD (nº1) curiosa: La obra con récord de representaciones en el Real es “Rigoletto” de Verdi, con cerca de 400 repeticiones desde su estreno en 1853.
PD (nº2) de fábula: Cuenta la leyenda que hubo un tenor italiano llamado Giuseppe Anselmi, que debutó en el Real en 1907 causando una auténtica revolución entre el público y dejando en él un recuerdo imborrable. Tanto que cuando en 1924 el empresario Luis París quiso recopilar material para un Museo-Archivo del teatro Real, y escribió a los artistas que por allí habían pasado solicitándoles algún recuerdo, nunca imaginó la generosidad del tenor. Anselmi arregló su testamento para donar al teatro el día de su muerte, su corazón, en el que grabarían las palabras: España, fe, gratitud y amor. El tenor murió antes de cumplir los 50 y dicen que, en 1929, llegó al teatro un frasco de cristal que contenía tan impresionante regalo.
PD (nº3) anecdótica: El Real también puso color a los Premios Goya del 2011 y en los 2 años siguientes, 2012 y 2013, repartió alegrías como escenario de la Lotería de Navidad.
(De Lidia Martín, el 13 de enero de 2015)
Referencias útiles:
TEATRO REAL
Plaza de Isabel II, s/n
28013 Madrid
915 160 600 (General)
915 160 660 (Taquillas)
902 244 848 (Información)
M Ópera
PD (nº4) guiada: ¡No te pierdas las visitas guiadas que te permitirán conocer al Real por dentro:
- Visita General: de Lunes a Domingo, cada media hora de 10h30 a 13h. Duración: entre 50 minutos y 1h. Precios: 8 euros (general); 6 euros (reducido); gratuito (Menores de 7 años). Grupo: 25 personas.
- Visita Artística: de Lunes a Domingo, a las 9h30. Duración: 1h15. Precios: 12 euros (general); 10 euros (reducido); gratuito (Menores de 7 años).
- Visita Técnica: de Lunes a Domingo, a las 10h. Duración: 1h15. Precios: 16 euros (general); 14 euros (reducido). Edad mínima: 10 años.
- Visita Nocturna: tras la finalización de la ópera, el 19 de enero, los 03, 04, 09, 10 y 11 de marzo, y los 06, 13 y 19 de julio de 2016. Duración: 1h. Precios: 30 euros.
- Visita Joven: de Lunes a Domingo, a las 10h. Duración: 1h. Precios: 9 euros. Grupo mínimo de 12 personas.
¡Reserva tu plaza ya por teléfono al 915 160 696 o por mail!
PD (nº5): Para no perderte nada, consulta su Real Agenda 2016.
Para seguir los pasos (re)creativos del TEATRO REAL, conéctate a su web, su Instagram, su Facebook y su Twitter.
[Volver a Mi Petit Discoteca, Callejero o Blogosfera]
Mirando al Palacio Real y dando su bella espalda a la actual Plaza de Isabel II, nació en 1850 un lugar donde se fue cuajando no solo la historia de la música y las artes de este país, sino también la crónica política y la vida social más activa. Además de ofrecer las piezas musicales más importantes del momento, también hubo curiosos estrenos, como el del futuro presidente del poder ejecutivo de la Primera República, Emilio Castelar, que a pesar del adjetivo Real del espacio dio en el noble Teatro su primer gran discurso en 1854; o el del XIV Festival de Eurovisión, en 1969, eso sí, con un decorado surrealista firmado por Salvador Dalí. Detrás de su fachada clásica y contenido flexible, el teatro de ópera de la Villa abarca desde la lírica más tradicional a los espectáculos más sofisticados.
Antes de que se pusiera la primera piedra del Teatro Real, existió un hermano mayor que ocupaba exactamente el mismo lugar y que inauguró Felipe V en 1738. Era el Real Teatro de los Caños del Peral, que arrancó con la ópera “Demetrio” de Johann Adolph Hasse, sobre libreto de Pietro Metastasio, y que en 1814 acogió las sesiones de las Cortes Constituyentes de Cádiz, trasladadas a Madrid, antes de pasar al Monasterio de Doña María de Aragón, actual Palacio del Senado. Esta zona, contagiada por la historia, llamó la atención de Fernando VII, que en 1817 puso en marcha un ambicioso proyecto de remodelación integral de la Plaza de Oriente que incluía la demolición de los Caños del Peral y la (re)construcción de un nuevo teatro de ópera más a su gusto, es decir, al estilo europeo.
El proyecto fue encargado a Antonio López Aguado, pero por falta de presupuesto, el pobre arquitecto no tendría apenas tiempo de hacer nada antes de morir. Los trabajos no arrancaron hasta 1830, y Aguado murió solo 1 año después. En su lugar, llegó Custodio Teodoro Moreno al que le costó otros tantas décadas -3 para ser exactos- para terminar el encargo, no por lento, sino por nuevas trabas políticas y burocráticas que mantuvieron a la cola su tarea... hasta que un buen día de mayo de 1850, la entonces reina Isabel II, harta de tanta espera, exigió tener su teatro en 6 meses, ni más ni menos. ¡Dicho y hecho! El 19 de noviembre de ese mismo año, la monarca celebró su santo con la inauguración de un majestuoso edificio que acogería en su escenario, en su noche de puesta de largo, “La Favorita” de Gaetano Donizetti, mientras el privilegiado público convocado disfrutaría de sus 2 salones de baile, sus 3 de descanso, su confitería y café, el tocador para señoras y el guardarropa a imagen y semejanza de La Scala milanesa.
Sin embargo, su brillo inicial fue apagándose poco a poco entre las deudas que arrastraba por su costosa obra y las pérdidas provocadas por los desorbitados presupuestos que suponían poner en marcha una representación. Así fue como el Gobierno decidió ceder el teatro a la gestión privada, y la institución pasó a manos de varios empresarios enamorados del arte, que entusiasmados cogían el relevo y al poco abandonaban prácticamente arruinados. Mientras tanto, el público, ajeno a números y papeleos, seguía disfrutando de noches de gloria como la visita de Verdi -el compositor favorito del momento-, que asistió como invitado de honor al estreno de su obra “La forza del destino” en 1863.
En aquellos años, los más importantes compositores y las más destacadas figuras líricas pisaron el Real, pero a pesar de la prolífica oferta, no fue hasta 1854 cuando se pudo ver en su escenario, por vez primera, una ópera patria, “Ildegonda”, que ya se había estrenado unos años antes en el Conservatorio de Milán porque su autor, Emilio Arrieta, la habría creado como trabajo de fin de carrera para ese centro de estudios.
Con La (revolución) Gloriosa de 1868 y el destronamiento de Isabel II, el Real pasó a llamarse Teatro Nacional hasta que el adjetivo dejó de escocer. Los últimos años del siglo XIX iluminaron aún más su escenario. No había voz europea de renombre que no hiciera su aparición en sus tablas, y los medios de la época dejaron buena cuenta de citas inolvidables, como una víspera de Nochebuena, el 23 de diciembre de 1880, cuando la soprano italiana Adelina Patti y el tenor español Julián Gayarre entonaron “Lucia di Lammermoor” de Gaetano Donizetti. Unos años después, en diciembre de 1889, Gayarre mostró también sobre el escenario del Real, los primeros síntomas de una pulmonía que resultaría mortal. En su honor, se inauguró en 2007 la Sala Gayarre, con capacidad para 190 personas y funciones tan diversas como conciertos, óperas de cámara, talleres pedagógicos o conferencias.
Con la entrada del nuevo siglo, la lista de grandes personalidades de la música que iban dejando huella en el Real fue aumentando hasta hacerse interminable. Fueron tiempos de prestigio internacional con un gran dominio de obras de Giacomo Puccini, como “Tosca” o “La Bohème”, y de Wagner con un éxito sin igual con “La Valquiria”. También pasaron por el Real Richard Strauss en 1908 dirigiendo la Filarmónica de Berlín; el bailarín Vaslav Nijinsky en 1917, deslumbrando con una de sus últimas actuaciones; y el compositor y director de orquesta ruso, Igor Stravinski, que dirigió personalmente su ballet “Petrushka” en 1921.
Pero en noviembre de 1925, la inestabilidad de sus cimientos, amenazada aún más con las cercanas obras de Metro, y el consiguiente peligro de derrumbe, obligaron a echar el cierre. A la nueva reforma se le sumó la Guerra (in)Civil y una difícil postguerra, que hicieron que su inactividad se prolongara durante la friolera de 41 años. En 1966, volvió a abrir sus puertas pero convertido en la sede del Real Conservatorio Superior de Música y Escuela de Arte Dramático. Durante 2 décadas, pasaron por su escenario las más importantes orquestas sinfónicas del mundo, pero los madrileños seguían sintiendo la imperiosa necesidad de tener un Teatro de Ópera del que sentirse orgullosos.
En 1988, después de un último concierto de la Orquesta Nacional, se bajó el telón. Y 3 años después, el 02 de enero de 1991, los andamios volvieron a la carga bajo las órdenes de José Manuel González y Francisco Rodríguez de Partearroyo, que intentarían recuperar elementos originales del teatro de 1850, como la sala principal de estilo italiano -con capacidad para 1.746 personas-, o el que fuera antiguo salón de baile -hoy en día restaurante-, con la esencia de la ópera de entonces; y por otro lado, innovar como ningún otro espacio, con una de las cajas escénicas más avanzadas y también más profundas con 80 metros desde los sótanos a la parte más alta de la torre de telares. En 1993, su belleza ya era tal, que a pesar del maquillaje a medio hacer, fue declarado Bien de Interés Cultural del Patrimonio Histórico Español.
Con su nueva fisionomía, el Real reabrió sus puertas al público el 11 de octubre de 1997 con la Sinfónica de Madrid como su orquesta titular y 2 obras de Manuel de Falla, la ópera “La vida breve”, puesta en escena por Francisco Nieva, y el ballet “El sombrero de tres picos”, con los decorados originales de Pablo Picasso. Desde entonces, sus 65.000 m2 han acogido 9 estrenos mundiales de una ópera que también se ha ido transformando, incluyendo espectáculos más transgresores y vanguardistas como “The Perfect American”, de Philip Glass, en 2013 y “Brokeback Mountain”, de Charles Wuorinen, en 2014.
El Real siempre tuvo la vocación de ser la Ópera nacional de referencia en España, y en su última etapa, parece haberlo logrado más que nunca. Ha conseguido acercar este género a todos los públicos, quitando el miedo y un excesivo respeto que alejaba a jóvenes y clases medias, que hoy ocupan sus butacas para vivir noches únicas y memorables como aquella de 2010, en la que Placido Domingo, superada su operación de cáncer, regresó a su ciudad con “Simon Boccanegra”, de Verdi, y hubo más de 25 minutos seguidos de aplausos.
En 2012, el Consejo de Ministros cedió, por un periodo de 75 años, la gestión del edificio a la Fundación del Teatro Real cuyos miembros han logrado una financiación privada equivalente a la púbica. Forman parte de dicha Fundación la Junta de Protectores (que cuenta con el apoyo de más de 90 empresas); la Junta de Amigos del Real, de 30 miembros que contribuyen desinteresadamente con donaciones a mantener el proyecto; el Consejo Asesor, con importantes personalidades del mundo de la música y la cultura como el escritor Mario Vargas Llosa como presidente, la actriz Nuria Espert, el periodista Iñaki Gabilondo, el director de cine Manuel Gutiérrez Aragón o el director teatral José Luis Gómez; y un Círculo Diplomático de 10 embajadores que llevan fuera de nuestras fronteras el nombre del Real.
A modo de conclusión meritoria, el Observatorio de la Cultura sitúa al Teatro Real como la 5ª institución cultural de España y la 1ª del país en el campo de las artes escénicas y musicales.
PD (nº1) curiosa: La obra con récord de representaciones en el Real es “Rigoletto” de Verdi, con cerca de 400 repeticiones desde su estreno en 1853.
PD (nº2) de fábula: Cuenta la leyenda que hubo un tenor italiano llamado Giuseppe Anselmi, que debutó en el Real en 1907 causando una auténtica revolución entre el público y dejando en él un recuerdo imborrable. Tanto que cuando en 1924 el empresario Luis París quiso recopilar material para un Museo-Archivo del teatro Real, y escribió a los artistas que por allí habían pasado solicitándoles algún recuerdo, nunca imaginó la generosidad del tenor. Anselmi arregló su testamento para donar al teatro el día de su muerte, su corazón, en el que grabarían las palabras: España, fe, gratitud y amor. El tenor murió antes de cumplir los 50 y dicen que, en 1929, llegó al teatro un frasco de cristal que contenía tan impresionante regalo.
PD (nº3) anecdótica: El Real también puso color a los Premios Goya del 2011 y en los 2 años siguientes, 2012 y 2013, repartió alegrías como escenario de la Lotería de Navidad.
(De Lidia Martín, el 13 de enero de 2015)
Referencias útiles:
TEATRO REAL
Plaza de Isabel II, s/n
28013 Madrid
915 160 600 (General)
915 160 660 (Taquillas)
902 244 848 (Información)
M Ópera
PD (nº4) guiada: ¡No te pierdas las visitas guiadas que te permitirán conocer al Real por dentro:
- Visita General: de Lunes a Domingo, cada media hora de 10h30 a 13h. Duración: entre 50 minutos y 1h. Precios: 8 euros (general); 6 euros (reducido); gratuito (Menores de 7 años). Grupo: 25 personas.
- Visita Artística: de Lunes a Domingo, a las 9h30. Duración: 1h15. Precios: 12 euros (general); 10 euros (reducido); gratuito (Menores de 7 años).
- Visita Técnica: de Lunes a Domingo, a las 10h. Duración: 1h15. Precios: 16 euros (general); 14 euros (reducido). Edad mínima: 10 años.
- Visita Nocturna: tras la finalización de la ópera, el 19 de enero, los 03, 04, 09, 10 y 11 de marzo, y los 06, 13 y 19 de julio de 2016. Duración: 1h. Precios: 30 euros.
- Visita Joven: de Lunes a Domingo, a las 10h. Duración: 1h. Precios: 9 euros. Grupo mínimo de 12 personas.
¡Reserva tu plaza ya por teléfono al 915 160 696 o por mail!
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10 SECRETOS (¿A VOCES?) DE MADRiD
Madrid, ruidosa, faraónica y populachera, esconde curiosidades, leyendas, chollos y supersticiones como ninguna otra ciudad del mundo...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº50):
10 SECRETOS (¿A VOCES?) DE MADRiD
Madrid, ruidosa, faraónica y populachera, esconde curiosidades, leyendas, chollos y supersticiones como ninguna otra ciudad del mundo...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº50):
10 SECRETOS (¿A VOCES?) DE MADRiD
Madrid, ruidosa, faraónica y populachera, esconde curiosidades, leyendas, chollos y supersticiones como ninguna otra ciudad del mundo...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº49):
AVENiDA DE RAMÓN Y CAJAL, 2
Casualidades de la gran Historia, el madrileño Parque de Berlín se inauguró un 09 de noviembre de 1967 sin poder imaginar nadie que...
DETRÁS DE LA(S) FACHADA(S) (nº48):
CALLE DE CEA BERMÚDEZ, 1
Antes de cambiar de milenio, el Madrid de Alberto Ruiz Gallardón, por aquel entonces presidente de la Comunidad, echaba en falta un...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº47):
EL MERCADO EFíMERO DE BARCELÓ (2010-2014)
Después de la destrucción total, a finales de 2009, del Mercado original de Barceló, la actividad comercial no desapareció sino que un total de...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº46):
LOS CEMENTERiOS OLViDADOS DE MADRiD
Con la fiesta de Todos los Santos y de los Difuntos, más de un millón de madrileños acudirán a lo largo del fin de semana a los más de 260...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº46):
LOS CEMENTERiOS OLViDADOS DE MADRiD
Con la fiesta de Todos los Santos y de los Difuntos, más de un millón de madrileños acudirán a lo largo del fin de semana a los más de 260...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº46):
LOS CEMENTERiOS OLViDADOS DE MADRiD
Con la fiesta de Todos los Santos y de los Difuntos, más de un millón de madrileños acudirán a lo largo del fin de semana a los más de 260...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº46):
LOS CEMENTERiOS OLViDADOS DE MADRiD
Con la fiesta de Todos los Santos y de los Difuntos, más de un millón de madrileños acudirán a lo largo del fin de semana a los más de 260...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº46):
LOS CEMENTERiOS OLViDADOS DE MADRiD
Con la fiesta de Todos los Santos y de los Difuntos, más de un millón de madrileños acudirán a lo largo del fin de semana a los más de 260...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº45):
PLAZA DEL REY, 1
Pasear de noche por Madrid puede ser la experiencia más placentera o la más terrorífica, y no hablamos de tráfico, aforos completos...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº44): EL DORÉ
DE PALACiO DE LAS PiPAS A FiLMOTECA
Entonces los cines, no se llamaban cines. Pero ahí estaba el Doré. Pequeño y elegante. Moderno y modernista. Y, un siglo después...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº43):
¿QUÉ PASA CON EL TEATRO ALBÉNiZ?
Se alzó justo en la desembocadura del Pasaje de los Relojeros, a partir de la calle de Carretas, un tramo de calzada peatonal...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº42):
PLAZA DE MURiLLO, 2
Nació hace -exactamente hoy- 259 años, en un momento de gloria para la botánica nacional gracias al capricho y sensibilidad verde de la Corona...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº41):
PASEO DEL PRADO, 36
A su paso, son pocos los que se resisten a girar la cabeza -con más o menos disimulo-, para deleitarse con un inmueble que, tanto por su...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº40):
CALLE DE ALBACETE, 5
Desde la M-30, Madrid parece otra ciudad. La visión panorámica, que nos ofrece la carretera, da buena cuenta de la arquitectura que nos rodea...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº39):
CALLE DE FERNANDO VI, 4
Fue un capricho, un deleite semejante a un pedazo del mejor pastel, de hecho, su pomposa fachada le valió el sobrenombre de “casa tarta”...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº39):
CALLE DE FERNANDO VI, 4
Fue un capricho, un deleite semejante a un pedazo del mejor pastel, de hecho, su pomposa fachada le valió el sobrenombre de “casa tarta”...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº38):
PASEO DE LA REPÚBLiCA DE CUBA, 4
El 30 de junio de 1887, la Reina Regente y viuda de Alfonso XII, doña María Cristina, se puso sin duda sus mejores galas para acudir a la inauguración...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº38):
PASEO DE LA REPÚBLiCA DE CUBA, 4
El 30 de junio de 1887, la Reina Regente y viuda de Alfonso XII, doña María Cristina, se puso sin duda sus mejores galas para acudir a la inauguración...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº38):
PASEO DE LA REPÚBLiCA DE CUBA, 4
El 30 de junio de 1887, la Reina Regente y viuda de Alfonso XII, doña María Cristina, se puso sin duda sus mejores galas para acudir a la inauguración...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº38):
PASEO DE LA REPÚBLiCA DE CUBA, 4
El 30 de junio de 1887, la Reina Regente y viuda de Alfonso XII, doña María Cristina, se puso sin duda sus mejores galas para acudir a la inauguración...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº37):
CALLE DE RODRíGUEZ SAN PEDRO, 72
Delimitada por las calles Hilarión Eslava, Rodríguez San Pedro, Gaztambide y Meléndez Valdés, en (el barrio de Gaztambide, distrito de) Chamberí...
DETRÁS DE LA(S) FACHADA(S) (nº36):
CALLE DE HORTALEZA, 63
Por extraño que parezca, en la confluencia de los barrios de Malasaña, Chueca y Chamberí, permanece medio escondido un impresionante edificio...
DETRÁS DE LA FACHADA (nº35):
EL MERCADO DE BARCELÓ DE 1956 A 2009
Construido en 1956, siguiendo -según Almudena Grandes- “los dudosos criterios de modernidad que han logrado que tantos edificios...
DETRÁS DEL FACHÓN DEL TORO DE OSBORNE: ¡CARRETERA Y... PLAYA!
Diseñado en 1956 por Manolo Prieto, instalado en 1957 por la geografía accidentada española, tuneado en 1983 por Keith Haring...
DETRÁS DEL FACHÓN DEL TORO DE OSBORNE: ¡CARRETERA Y... PLAYA!
Diseñado en 1956 por Manolo Prieto, instalado en 1957 por la geografía accidentada española, tuneado en 1983 por Keith Haring...