Hermano pequeño del famoso edificio Torres Blancas, situado en una de las arterias de acceso a la capital, el audaz edificio multicolor Silken da la bienvenida, desde 2005, tanto a los habitantes como a los visitantes de la ciudad que entran por la Avenida de América. Por los mensajes multilingües que adornan su fachada, por los múltiples autores que diseñaron sus plantas y por su nombre que evoca la entrada a la Villa desde el “Nuevo Continente”, el Hotel Puerta de América llama la atención y, guste o no, nunca deja indiferente.

   En 1999, Felipe y Juan Carlos Sáez de Gordoa y Pedro Apaolaza se convirtieron en los arquitectos de cabecera del Grupo vitoriano Silken, que proyectaba construir un edificio único en el mundo, en el que cada planta sería diseñada por un arquitecto distinto. Mientras los 3 amigos arquitectos estaban diseñando, en su Estudio de Arquitectura SGA de Vitoria, el proyecto oficial que definiría las medidas, volumetrías, alturas, instalaciones y proporciones del edificio, empezaron las negociaciones con los arquitectos que intervendrían en el interior del hotel.

   Aunque no quede constancia de la lista original de los arquitectos contactados, sabemos que, al principio, las condiciones restrictivas, impuestas a cada uno de los convocados (es decir, el decorar una SOLA planta), hirieron los sentimientos (¿o el ego?) de muchos. Pero, como en un restaurante en el que entras porque está lleno en lugar de cenar en el de al lado que está vacío, fue dar uno el “sí quiero” (no sabemos quién) y el entusiasmo se contagió. Y, a pesar de o, a lo mejor, gracias a las normas comunes en cada planta (como tuberías, escaleras, ascensores, etc.), que se tenían que respectar sí o sí, el espíritu creativo se puso también en marcha para superarse y ofrecer lo mejor de sí mismo... en la mayoría de los casos.

   Entre 2003 y 2005, todos asistimos, por fuera, a su construcción mientras que, por dentro, “18 arquitectos” de renombre internacional se afanaban para dar fondo y forma a sus ideas y a la planta que se les había asignado. Pero, antes de entrar en el corazón del edificio, el estudio de su fachada nos permitirá llegar al cerebro de la “Operación Silken”: el prestigioso y premiado arquitecto francés, Jean Nouvel (1945). Si todos sabemos reconocer algunas de sus obras arquitectónicas anteriores (el instituto del Mundo Árabe en París, la Torre Agbar en Barcelona o la ampliación del Reina Sofía en Madrid, entre otras), poca gente conoce su afición por la poesía que constituye la base de su intervención y la esencia del proyecto del Puerta de América. 

   Jean Nouvel eligió exponer fragmentos del poema titulado “Libertad”, del poeta también francés, Paul Éluard (1895-1952), más conocido en España por ser el primer marido de Gala -la versátil musa, mascota, esposa y amante del Surrealismo y de casi todos sus practicantes (en particular, de Salvador Dalí)-, que por su magnífica obra poética comprometida (después de dejar de lado la escritura automática). Escrito en 1942, en plena Ocupación del territorio francés por las tropas nazis, su himno a la libertad (y a la Resistencia) se lanzó en paracaídas británicos en los maquis del Sur de Francia. Y sus 20 estrofas, basadas en la repetición de la preposición “sobre” al principio de cada verso y de “Escribo tu nombre”, cada tres, se convirtieron, en aquella época, en una oda universal y, ahora, en una obra internacional gracias a Jean Nouvel.

   Desde entonces, los versos “Sobre las armas del soldado”, “Sobre el sudor de las tempestades”, “Sobre el fruto en dos cortado”, “Sobre la lluvia gruesa e insípida”, “Sobre el espejo de mi cuarto”, “Sobre cada mano que se tiende / Escribo tu nombre” acompañan nuestro día a día en 12 idiomas distintos, escritos en las persianas “silkenianas” en forma de post-it multicolor para recordarnos que la libertad es el aliento vital del hombre y el medio de expresión del arte (y viceversa).

   Como tributo a la arquitectura y al diseño y crisol del mestizaje cultural, el edificio del Puerta América se impone como el arco iris permanente de la libertad, en el skyline y el alma de la ciudad.

PD nº1: Visita guiada por las formas y texturas de este collage arquitectónico, único en el mundo, que invita a sus visitantes a vivir una singular experiencia sensorial como dormir en una exclusiva Galería de Arte, tomar un copioso desayuno en un Museo, etc. Sí, lo sé lo más interesante suele ser el “etc.” y aquí va:

- Nada más franquear la puerta principal, descubrirás el vestíbulo y los salones de la planta baja (también llamada Lobby) del hotel, diseñados por John Pawson (1949), el arquitecto británico minimalista que se reconoce por las líneas depuradas y los acogedores volúmenes de sus obras.

- La 1ª planta de Zaha Hadid (1950), iraquí de nacimiento y londinense de empadronamiento, que obtuvo el Premio Pritzker -vamos, el Nobel de la Arquitectura- mientras estaba construyendo su planta vanguardista, se caracteriza por sinuosas curvas blancas o negras muy cautivadoras. De hecho, es la planta que todo el mundo pide.

- En la 2ª, Sir Norma Foster (1935), el muy muy famoso arquitecto británico sea por sus edificios (el Reichstag de Berlín, el metro de Bilbao o la Torre Caja Madrid, por ejemplo), sea por su mujer Elena Ochoa, dio rienda suelta a su imaginación y buen gusto. Para empezar, una escultura de su gran amigo Eduardo Chillida te dará la bienvenida nada más salir del ascensor y los materiales utilizados (cuero y mármol) con tonos claros de sus habitaciones te seducirán por su elegancia natural.

- El arquitecto londinense, David Chipperfield (1953), imaginó primero cómo sería la habitación de hotel de sus sueños (damos por supuesto que ya la tiene en su casa) y la subió a la 3ª planta. ¿El resultado? Una explosión de lujo desde el suelo de terracota al techo azul oscuro y en cada detalle y más si cabe.

- La 4ª planta de Plasma Studio, compuesto por la joven arquitecta argentina Eva Castro y Holger Kehne (su marido y socio alemán), es sin duda la más atrevida y, desgraciadamente, la menos entendida. Con sus extravagantes formas geométricas, sus paredes luminosas en lugar de lámparas y el acero como principal compañero, se entra en la 4ª (¡!) dimensión para emprender un viaje galáctico a bordo de la nave Enterprise sin Spoke detrás de la puerta.

- En la 5ª planta, los diseñadores de moda sevillanos Victorio & Lucchino entremezclaron telas y terciopelos, estatuas y plumas de papel pintado con cuadros de Sergio Cruz. La elegancia barroca por excelencia.

- La estructura de la 6ª planta es obra del diseñador industrial australiano, Marc Newson (1963), en la que el contraste entre el cuero negro de los sofás y las cabeceras y el rojo intenso de la madera lacada de los pasillos y el mobiliario te invita a disfrutar plenamente de tu cuarto oscuro, perdón, de lujo. También es el responsable del diseño del Marmo Bar (de copas) del hotel, famoso por su larguísima y magnífica barra de mármol.

- El diseñador industrial israelí, Ron Arad (1951), firmó la 7ª planta, que se caracteriza por sus formas sinuosas y redondas y por tener las camas de protagonista (como debería ser en un hotel, ¿no?) y en forma de espermatozoide, según el propio autor. Además, los huéspedes podrán seguir cada uno de sus movimientos... gracias a las cámaras integradas en cada habitación y sus respectivos retroproyectores que permiten si uno (o dos... o más) lo desea seguir el espectáculo de su propia vida.

- En la 8ª planta, el decorado cambia, una vez más, por completo gracias al trabajo de la arquitecta escocesa, Kathryn Findlay (1954), que al basar su proyecto en un sistema de iluminación que cambia de color y de intensidad en función de los pasos y movimientos de las personas, consigue maridar originalidad y sensualidad convirtiendo cada rincón en espacios íntimos donde “tener buenos orgasmos” (dixit la propia autora).

- La 9ª planta corre a cargo de Richard Gluckman (1947), el diseñador y arquitecto estadounidense, reconocido por su estilo minimalista industrial. Domina el color gris (del fibrocemento) con discretos toques azules y amarillos de las luces led en el suelo.

- El minimalismo oriental de Arata isozaki (1931) se impone en la 10ª planta, que el arquitecto japonés diseñó inspirándose del Elogio de las sombras (1933), de Junichiro Tanizakide, que defiende la estética oriental de la penumbra en reacción a la estética occidental de la luz. Por consiguiente, todas sus habitaciones son negras de arriba abajo con celosía de madera incluida en las ventanas y, la verdad, (dicen que) desprenden paz y serenidad.

- Los 2 arquitectos españoles, Javier Mariscal (1950) -el creador de Cobi- y Fernando Salas (1950), unieron sus mentes creativas para decorar la 11ª planta con el objetivo común de “transmitir buenas vibraciones a sus huéspedes” y de interpretar al límite el concepto de libertad. ¿El resultado? Una mariscada, con perdón, de colores y estilos variopintos.

- Finalmente, Jean Nouvel (1945) se encargó también de diseñar la 12ª planta que solo acoge suites. Entre sus 12 muy grandes habitaciones (en lugar de 30 como en las demás plantas), 6 están decoradas con fotografías del artista japonés, Nobuyoshi Araki, y las otras con las del fotógrafo estadounidense, Roland Fleisher. Las imágenes inspiradoras, estampadas en preciosas mamparas, hablan de sensualidad y de placer. En cuanto al ático, todo está previsto para poder descansar y abstraerse del bullicio de la ciudad con una piscina de fondo negro, un solárium zen y su zona lounge de piel. Cuenta también con un discreto pero eficaz gimnasio para los más lanzados y, a lo mejor, estresados.

- Ah, casi me olvido del sótano... a lo mejor, porque a los propios impulsores del proyecto se les pasó por alto sacarlo a concurso hasta que se presentó Teresa Sapey (1962) para recordárselo y con un bonito y detallado proyecto, debajo del brazo. Gracias a su atrevimiento profesional y conceptual, la joven arquitecta italiana decoró las 3 plantas subterráneas del parking en las que “el color no es solo decorativo sino que cumple una función” ¿como un espejismo de las de la fachada?

- Finalmente, para desayunar, comer, merendar o cenar, el Hotel dispone de 2 restaurantes temáticos, el Mad Restaurant de cocina internacional y el restaurante Lágrimas Negras de cocina vanguardista, diseñados por Christian Liaigre. En cuanto a la iluminación de todo el edificio, Arnold Chan y Jason Bruges siempre han antepuesto la visión del creador y conseguido recrearla. Y los paisajistas Harriet Bourne y Jonathan Bell, de BBUK Landscape Architecture, son los artífices del jardín interior y de la pérgola de la terraza.

PD nº2: En cualquier artículo que consultes sobre el Hotel Puerta América, te afirmarán sin reparo que “18 arquitectos y diseñadores” pusieron mano a la obra en su construcción y decoración. Pues, a mí, no me cuadra a pesar de haberlo intentado varias veces. Según nuestros cálculos literalmente con los dedos, son 23 artistas (+ 3 del Estudio vitoriano SGA), en total. Si es un detalle numérico para la mayoría de nosotros, no lo es tanto para los artistas que se han quedado fuera, ¿no?

Referencias útiles:
HOTEL SilKEN PUERTA AMÉRiCA
Avenida de América, 41
28002 Madrid
917 445 400
M Cartagena (L7)

Para saber más, conéctate a la web del HOTEL SilKEN PUERTA AMÉRiCA (también en Facebook y Twitter).

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