Juan Martínez, barcelonés de 49 años, y David Moya, sevillano de 43, se definen como unos apasionados de la decoración y unos locos de la cartelería, y llegó un día en el que su disfrute de la belleza se impuso al ritmo frenético de las multinacionales de Diseño y Comunicación en las que trabajaban. Convencidos de buscar una vida mejor, cambiaron estos ‘mastodontes’ empresariales por un proyecto pequeño y personal que les permitiera seguir dando rienda suelta a su gran pasión. Así nació, en noviembre de 2012, Alquián, su tienda online especializada en objetos vintage a la que, solo 2 años después, se unió la cartelería de Hóptimo, y en 2015, Almacén, su tienda madrileña de decoración, papel ilustrado e interiorismo.

   Aunque residían en Barcelona, ambos tuvieron claro que su espacio físico tenía que estar en Madrid. Ya con su tienda online habían comprobado que su clientela era fundamentalmente gata. Además, en la Villa estaban todos los decoradores importantes, los grandes medios de comunicación, y sobre todo, se vivía muy bien.

   A la hora de buscar un local, su prioridad fue el espacio y no la ubicación. Querían algo brutal que les enamorara, y lo encontraron en un edificio de 1850 de Eduardo Adaro, (arquitecto auxiliar en el diseño y planificación de la construcción del Banco de España). Se trataba de una antigua oficina de una naviera, situada en el barrio de Chamberí, cerca de Alonso Martínez, en la que Juan y David, recuperaron parte de un imponente mobiliario original, como unas estanterías de hierro de doble altura que, hoy, son una de sus señas de identidad. 

   Lo llamaron Almacén y no tienda, pues su objetivo era acumular así todas las piezas únicas que les hacían sonreír. Y el resultado fue tan bello, que hoy los profesionales se rifan este espacio para eventos, exposiciones, cenas, sesiones de fotos, ventas efímeras o rodajes; y los clientes, sienten que más allá de comprar, viven una experiencia total.

   Sus premisas eran sencillas: corazón y tiempo. No hay nada en Almacén Alquián que no les haya emocionado. Son todos objetos con alma a los que el paso del tiempo les ha dado aún más carácter, y sobre todo, una historia que contar. Desde antigüedades y piezas del siglo XX, con especial atención a las décadas de los años 50, 60 y 70, pasando por carteles antiguos de botánica, anatomía, zoología o mapas, pero también cerámica ‘gourmet’ alemana, francesa e italiana, cristal, pintura, espejos, taxidermia, rótulos, letras industriales o una colección particular de objetos de serie limitada, realizados por artesanos y artistas en exclusiva para “los Alquián”, un nombre que surgió de unas vacaciones de verano.

   Juan y David escapan a Cabo de Gata siempre que pueden, y el aeropuerto de Almería se llama El Alquián. Su proyecto perseguía esa libertad estival, esa bocanada de aire fresco constante y las sensación diaria de vacaciones, y cuando tuvieron que elegir cómo llamarse, no lo dudaron. Hóptimo, en cambio, llegó por su particular lucha para dar más valor al papel, un soporte cultural que, como la letra H, parece mudo pero no lo es en absoluto. En lugar de un material caduco y prescindible (para algunos), el papel va camino de convertirse en un artículo fetiche muy especial, y Hóptimo con “H” sumaba aún más optimismo a su reivindicación.

   Todo un viaje en el tiempo, que experimentan muchos de sus clientes, emocionados ante carteles con los que han estudiado, y otros tantos que, nostálgicos de épocas pasadas, miran, disfrutan y se empapan de un ambiente que les hace soñar. Una auténtica cápsula del tiempo en el centro de Madrid, que atrae a compradores muy variados. Desde grandes fans que repiten, pasando por gente joven, que ahorra para adquirir determinados productos, o su público mayoritario, seguidores del diseño de entre 40 y 60 años, que disfrutan tanto como ellos de una belleza que puede ir desde los 50 euros que cuesta algo de papel, hasta piezas de 4.000 euros que han llegado a tener.

   Para Juan y David, su trabajo es una mezcla de placer y dolor en el que sufren al desprenderse de unas piezas que siempre eligen a golpe de corazón. No hay nada que hayan puesto directamente a la venta. Primero, disfrutan de su visión y compañía por un tiempo, le aportan carisma, y cuando no les queda más remedio, le dicen adiós. Aunque alguna pieza se ha salvado, como un mono de cerámica italiano (retratado aquí), que se convirtió en su mascota o unos retratos con los que siempre que tienen que posar, ocultan sus rostros.

   Fue un guiño improvisado, que surgió la primera vez que les pidieron una foto para prensa. Como salir no les convencía, buscaron en su almacén algún retrato y encontraron dos de finales del XIX, que casualmente encajaron con ellos a la perfección. La pintura española de un caballero calvo oculta el rostro de Juan y la francesa rescatada de un mercado en La Provenza, a pesar del parecido innegable con Antonio Resines, encubre en realidad a David. Es su forma de dar protagonismo a las piezas que venden y las historias que cada una de ellas esconde. Aunque los más curiosos podrán resolver su anonimato visitándoles en su Almacén Alquián & Hóptimo.

                                                (De Lidia Martín, el 06 de marzo de 2018)

Referencias útiles:
ALMACÉN ALQUiÁN & HÓPTiMO (en la ilustración)
Calle de Manuel González Longoria, 2
28010 Madrid
910 845 339
M Alonso Martínez / Bilbao

Horario:
- De Lunes a Viernes: de 10h30 a 14h y 17h30 a 20h30;
- Los Sábados: de 11h a 14h.

Para seguir los pasos (re)creativos de ALMACÉN ALQUiÁN & HÓPTiMO, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

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