No hay corte más castizo, ni sillón con más tradición que los de una pequeña peluquería cercana la playa Mayor y a las cuevas del bandolero Luis Candelas. Con un nombre chulapo, como marca el estilo madrileño, y tan sencillo como el número y la calle donde se encuentra, El Kinze de Cuchilleros está en boca de clientes de toda la vida y nuevos barbudos, que por moda, estética, sabiduría, potencia sexual o alguno de los significados que la historia y las diferentes culturas han ido atribuyendo a este vello, lucen poderosas barbas con tantos estilos como portadores. Sea cual sea su forma, todas son conocidas en esta barbería que lleva afeitando y peinando Madrid desde hace más de 1 siglo.

   El Kinze, como se conoce en el barrio a esta peluquería de caballeros, nació en los albores del siglo XX (el 2 de enero de 1900, para se exactos), de manos de un señor de Burgos, Eladio Gurumeta, que antes de fallecer vendió el comercio a uno de sus oficiales, Fernando Coello, que a su vez lo dejó en herencia a su hijo, Guillermo. Un día de 1964, entró un joven de 19 años recién llegado de Jaén, con billete a Barcelona, una maleta de madera, muchas horas de espera y aún más curiosidad. La suerte o el destino le habían llevado a deambular por las calles del centro de la capital y parar justo en la puerta de la barbería de Guillermo.

   Ese muchacho era Rafael López (a la izquierda, en la ilustración), que empezó en el oficio con 13 años después de haber suspendido todo -hasta Religión-, y que desde el momento en que preguntó si buscaban oficiales, no hubo día en que no pisara este lugar. Aquella mañana de 1964 tuvo que hacer una prueba y su conejillo de indias fue un vecino llamado Pedro, que desde entonces y hasta que murió, confió en sus manos para cuidar su cabeza.  

   Con el tiempo, Rafael pasó a ser peluquero y, junto a su compañero Alfonso Sanchidrián, compró el negocio por 5 millones de pesetas, que hace 3 décadas era una locura o, al menos, eso pensaban todos sus allegados. Es verdad que pagaron el doble de lo que se pedía en aquel entonces, pero los 2 empleados sabían que estaban adquiriendo no sólo un local sino también una empresa que estaba funcionando y una clientela asidua.

   Ahora, el hijo de Sanchidrián, también llamado Alfonso (a la derecha, en la ilustración), cuya abuela también era peluquera en el pueblo zamorano de Casaseca de Campeán-, es el actual socio de Rafael. Pero, Alfonso, que acaba de cumplir 47 años, no pisó la peluquería hasta los 17 porque “al padre se le respetaba y no se le podía molestar en el trabajo”. Empezó, como debe ser, en otro local -en la Carretera de Canillas-, para superar lo de aprendiz y entrar con la cabeza alta en El Kinze. 28 años después, ama su profesión y la considera de lo más entretenida. De hecho, no necesita leer el periódico ni ver el telediario; está al día de todo gracias a sus clientes, que le dan la información a veces menos sesgada, piensa Alfonso, que en los medios de comunicación.

   Las 2 generaciones mantienen El Kinze con el mismo encanto de entonces, a pesar de algún que otro retoque, que datan de los 70, cuyo lema “Renovarse o morir” les condujo a desprenderse de algunas piezas que hoy tendrían un gran valor. Pero, eso sí, el lugar conserva su típica puerta y un esterilizador de herramientas a base de pastillas de cianuro, al que le salen pretendientes cada mes, con ofertas en firme de coleccionistas, que se han ido a casa con un buen corte... no precisamente de pelo.

   En cuanto a los clientes, los ojos de Rafael (con sus más de 50 años de experiencia) han visto cómo han ido cambiando sus cogotes y sus vidas, sus tupés y sus formas de pensar, y cómo melenas oscuras pasaron a ser canas y las pobladas cabelleras empezaron a brillar por su calva ausencia. Hoy en día, familias al completo -padres, hijos y nietos-, muchos turistas, algún cliente que se fue del barrio y prefiere hacer kilómetros para su cita capilar, y bastante moderno, que ha recuperado la barba y las formas de cuidarla, son los habitantes de este espacio.

   Desde hace 114 años, el arreglo de mentones y el afeitado a navaja de toda la vida son el mayor reclamo del Kinze, dos trabajos que, curiosamente, cuando más alta estima nos teníamos, dejaron de demandarse, pero que, ahora con la crisis, han vuelto a aparecer. Puede que, en asuntos de cabelleras, la cosa vaya al revés. Por algo Rafael repite sin cesar que su oficio es el mejor del mundo, porque le toma el pelo al cliente, le pagan y encima se van contentos.

PD (nº1) curiosa: Entre los clientes de don Rafael, se encuentra el escritor Arturo Pérez Reverte, al que le cuenta sin pudor que los libros le levantan dolor de cabeza y que prefiere arreglar testas ajenas, a lo que otro de sus asiduos, un afamado psiquiatra, siempre le responde que tiene suerte, porque ellos ni siquiera pueden arreglar las cabezas por dentro.

PD (nº2) famosa: A Rafael y a Alfonso no todas las cabezas les parecen iguales, pero lo que no les importa es si es famosa o no. Por sus manos, han pasado desde la modelo Martina Klein a los actores Javier Cámara, Fernando Tejero, Pepón Nieto o Luis Tosar, pasando por los humoristas Faemino y Cansado.

PD (nº3) anecdótica: En 1964, cuando entró Rafael en El Kinze , el afeitado costaba 8 pesetas, el afeitado con arreglo de bigote 10 pesetas, y el arreglo de barba 14 pesetas. Hoy en día, tener una barba impecable cuesta dinero y requiere un repaso semanal. Pero, si de lo que se trata es del estilo hipster, desarreglado, informal o como Rafael dice “los que se retocan la barba cuando ya se la pillan con la correa”, la cosa cambia…

PD (nº4) económica: ¡Barbudos!, si queréis arreglar vuestro aspecto, en El Kinze, por 11,50 euros perfilan, pero si solo es darle forma sin perfilar los bordes son 6 euros, y la barba hipster no lleva perfiles.

PD (nº5) estilosa: Corte de tijera, navaja o incluso al mechero. Estos peluqueros han llegado a usar el método de quemar el pelo que durante una época fue una auténtica revolución.

PD (nº6) comprometida: Desde hace 3 años, El Kince colabora con Movember (para lucha contra el cáncer de próstata) y, cada mes de noviembre, la barbería centenaria hace un descuento a la gente que viene de parte del movimiento bigotudo.

                            (De Lidia Martín, el 05 de septiembre de 2014)

Referencias útiles:
EL KiNZE DE CUCHiLLEROS
Calle de los Cuchilleros, 15
28005 Madrid
913 665 887
M Sol / Tirso de Molina

Horario:
- De Lunes a Viernes: de 9h a 20h.
- Los Sábados de: 9h a 14h.

También puedes seguir los pasos de EL KiNZE DE CUCHiLLEROS  en su web.

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