Me he colado dentro la última edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Muy dentro. Me he paseado por las tripas de la Feria de la Moda por antonomasia; y, como dijo Roy Batty , en “Blade Runner”, “he visto cosas que vosotros no creeríais. Naves de ataque en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la Puerta de Tannhäuser”. Bueno, en realidad, tal vez no fuera para tanto... pero, por si acaso y para que todos esos momentos no se pierdan en el tiempo como lágrimas en la lluvia, aquí va la Cibeles entre bastidores:  

- La moqueta, en esta edición, ha sido muy oscura, un tono muy sufrido porque se mancha mucho. Las señoras de la limpieza pasan el aspirador todos los días, según me contaron ellas mismas.

- Existe un lugar inenarrable llamado Bloggerspace, reservado a los bloggers que actualizan constantemente sus sites. Maite, una de las azafatas responsables, me cuenta que hay gente muy currante y muy maja, y me pone como ejemplo los chicos de Rowenta (una marca de planchas para el pelo que también tiene stand propio en la MBFWM). Y me dice también que hay mucha "don nadie", que se lo hace pasar mal. Le pido ejemplos y me cuenta el caso de una bloggera -obviamente no voy a dar el nombre- que armó un numerito muy desagradable cuando no dejaron pasar a sus amigos por no estar acreditados. La susodicha gritó a la dulce Maite "¡Tú no sabes con quién estás hablando!" . Quién dijo, dime de qué presumes y te diré de qué careces...

- Los baños de esta edición olían especialmente mal.

- El único lugar para comer allí es la cafetería del backstage, donde el menú cuesta 19 euros si es de 2 platos, y 13,90 si es solo 1. La calidad es bastante mala. Algunos modelos pedían el menú entero, pero solo comían una manzana. La botella de Solán de Cabras de 35 cl allí cuesta 2,20 euros.

- En la zona de venta al público de los nuevos diseñadores, a Xavi Reyes le tocó detrás de una maceta y muy pocos repararon en su presencia. Una pena.

- La hija de Rosa Tous estuvo presentando un teléfono inteligente y todo el mundo comentó lo cercana y maja que fue con todo el mundo.

- La media de edad de los asistentes rondaba los 25 años.

- La periodista Clara Courel está tan delgada que no luce los modelitos que lleva ¡Y eso que se cambia de ropa cada 20 minutos! (aunque nadie sabe por qué). Ella presenta reportajes que solo se emiten en el propio ifema (luego se cuelgan en la web de MBFWM, que nadie visita).

- El kissing room es la cafetería a la que solo se accede por invitación de los diseñadores. Es una zona muy oscura y tan impersonal como el resto del recinto. A pesar de haber Photocall y muchos fotógrafos allí dentro, los selfies han sido mucho más numerosos.

- Este año ha habido mucha "bolsera". Bolsera es aquella persona que va stand por stand preguntando "¿Regaláis bolsa?".

- Samsung tenía el stand más divertido. Un estilista oculto observaba los looks de quienes se subían a una tarima, y sometía a juicio la foto que la tecnología ofrecía en una instantánea a tiempo real. Tuve ocasión de conocer al estilista, y resultaron ser dos, con muy buen gusto, pero también cierta mala baba.

- Aletxu era el encargado de vídeo. Este equipo de realización de los desfiles, pese a ser muy profesionales desconocían del todo el mundo de la moda. Sin embargo, su desfile favorito fue el de Juan Duyos, todo un despliegue de arte y baile.

- A nivel técnico, lo más complicado de esta edición, ha sido el sistema de triple cascada de agua sobre la pasarela, de la diseñadora Pepa Salazar, merecido premio Samsung EGO Innovation Project.

- La persona que más lastimita daba por su atuendo, era un chico con camisa blanca, pantalón extra-ancho e incómodas sandalias de madera de traje típico japonés, con las que tenía que avanzar mediante pasos muy cortitos.

- Las zonas a las que no tiene acceso el público asistente están muy descuidadas, con cables a la vista e insalubridad por todas partes.

-La Fashion Week ha coincidido en Ifema con un Congreso internacional de Psiquiatría. La mezcla de gente en la entrada del recinto parecía un grupo de extras de una película de ciencia ficción.

- La llegada de Belén Esteban (que fue al desfile de David Delfín) se convirtió en el acontecimiento más trashy de esta edición.

- Yo daría un primer premio compartido al stand más raruno al de Kleenex y al de Los Sims (donde daban una diadema con un rombo verde con luz a cambio de un tweet).

- Las papeleras estaban llenas de diarios El Mundo y revistas Yo Dona, que regalaban a la entrada.

- La chavalería hacía colas interminables para hacerse una foto con un Photocall detrás y sentirse una celebrity durante tres segundos y medio.

- La ropa más bonita era la que colgaba en el stand de ebay de los "new talents".

- La revista Woman tuvo la genial idea de poner una palomitera en su stand y la gente salía oliendo a maíz sin darse cuenta.

- Dado el clima cambiante en estos días, se combinaban sandalias, botas camperas y zapatos tipo salón sin que nada diera el cante.

- En esta edición, ha habido más niños (sobre todo niñas) que nunca.

- Para algunas bloggeras, llegar en metro suponía un bochorno importante.

- El Grindr (app gay para ligar) explotó y se dice que en los baños del fondo "hay tema" (cruising).

- Se echó muchísimo de menos a la reportera y grafitera María Arcas, ella sí es magia del reporterismo. Tal vez estuvo pero nadie la vio.

- Al salir de allí a última hora hacia el metro, ya no quedaban periódicos en la recepción, sólo quedan un par de ejemplares de El Economista.

                                  (De Diana Aller, el 20 de septiembre de 2014)

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